Durante este fin de semana, los tradicionales carnavales caroyenses atrajeron a una verdadera multitud, en dos jornadas a pura fiesta.
La Municipalidad de Colonia Caroya emitió un informe en el que asegura que el impacto económico que tuvo la fiesta estaría rondando los 100 millones de pesos.
No sólo se contabilizó la venta de comidas y bebidas en los puestos callejeros, sino también el cobro de estacionamientos en las inmediaciones a la Plaza Nicolás Avellaneda, donde se montó el “corsódromo”, y las casi 5 mil espumas locas que se comercializaron.
En este último caso, la venta estuvo a cargo de la Comisión Nelly Hansen, que nuclea a todas las escuelas caroyenses que no forman parte del Festival Nacional de Doma y Folklore.
A través de esta vía, las instituciones obtienen fondos que utilizan para el mantenimiento de los edificios escolares.
La entrada fue libre y gratuita y durante las dos jornadas el público pudo disfrutar de espectáculos en vivo sobre el escenario, comparsas locales e invitadas, batucadas, carrozas y disfraces.
Al cierre de la edición y con casi 30 grados de temperatura, se realizó la quema del Rey Momo, coronando lo que fue el primer festejo carnavalero en la región.
En el actual contexto, donde los gastos públicos son muy cuestionados, medir el impacto económico que cada evento tiene es fundamental para demostrar que los beneficios se extienden mucho más allá de los límites de cada fiesta.