Las redes sociales se inundaron de mensajes de pesar en Alta Gracia. La ciudad del Tajamar se vio sacudida el martes por la muerte de Luis Antonio “Palito” Quinters, el reconocido dueño del tradicional bar “Palito”. “Era legendario”, lo calificaron medios locales.
Luis era propietario del mítico bar “Palito” que desde hace 32 años se encuentra en Alta Gracia en la esquina de bulevar Raúl Alfonsín esquina Ferrer Moratel, casi al frente del Club Deportivo Norte. Sus restos fueron velados en Casa de Sepelios Vissani.
Tenía 76 años y, según se supo, atravesaba complicaciones de salud desde hace un tiempo.
Bar Palito: el alma de Alta Gracia despide a su dueño
“Palito” Quintero era la esencia de un lugar que trascendió el tiempo, donde la la calidez de los amigos y las anécdotas forjaron noches de guitarreadas y de humor en la ciudad.
Nacido en el Valle Chico de Alta Gracia, Palito Quintero inició su camino laboral a temprana edad. Su juventud lo llevó a experiencias únicas, como trabajar durante seis meses en la construcción de El Chocón.
De regreso a Alta Gracia, y tras su “colimba”, incursionó en el reparto de vino y soda. Luego su espíritu emprendedor lo llevó a abrir su primer boliche en 1974, gracias a una indemnización doble que recibió tras ser despedido de una distribuidora, recuerda en una nota del sitio Cosas Nuestras de Alta Gracia.
Aquel lugar, cercano a la plaza de los Inmigrantes y con dos canchas de bochas, fue un éxito rotundo durante cuatro años, atrayendo a una clientela fiel que lo siguió a su actual bar. Tras el primer cierre, en la Dictadura, nace el Bar Palito, donde también incursionó en el grupo musical “Las Voces del Amanecer” junto a talentos locales.

Bar Palito se inspiraba en la personalidad de Quintero. Al entrar, se aprecian detalles como un póster sonriente de Diego Maradona, fotografías de amigos y músicos, una mesa de pool con el paño gastado por los años y, por supuesto, su compañera infaltable: la guitarra.
Estos últimos 32 años han sido testigos de incontables historias, “cosas lindas y de las otras”, y del desfile de personajes inolvidables.
Palito siempre destacaba que su bar era uno de los últimos boliches con un único dueño, siendo el más antiguo en funcionamiento en Alta Gracia. El bar también era famoso por sus empanadas, consideradas una verdadera “marca registrada”.

“Si tengo que elegir entre todas las cosas que he hecho en la vida, elijo esto. Acá me siento yo mismo, pleno. Es mi vida, ni a mi casa me voy al mediodía. Tuve oportunidad de trabajar en otras cosas y no quise. Esto es otra cosa, me gusta, lo disfruto”.
Bar Palito y Luis eran como un consultorio, un lugar donde los tipos simples, la gente de trabajo, encontraban una mesa donde charlar, un escape a sus problemas diarios.