El municipio de esta ciudad inauguró una imponente escultura en el ingreso de la ciudad sobre calle Ameghino y Ruta 9, obra del artista local César Rizzi, en una velada previa a la celebración por los 150 años de la ciudad que se cumplen este jueves 28 de septiembre.
Con la inauguración se bautizó también al espacio verde en el que está emplazada y que, a partir de ahora, llevará el nombre de Raíces en Evolución.
La presentación se dio dentro de un marco especial, a la luz de 150 velas, con la intervención artística de la bailarina Alejandra Vicari y su ballet, acompañados de un tenor y una soprano.
La obra de Rizzi interpretó el mandato de las autoridades locales que querían una estructura que simbolice el pasado, el presente y el futuro jesusmariense. Se trata de una obra con sentido ecológico también ya que utilizó materiales reciclados aportados por el municipio.
Lo mismo hizo el momento del Ballet de Alejandra Vicari, a través de la danza y la música, cuando recorrió la historia de la ciudad desde sus orígenes mixturando con expresiones futuristas.
Las raíces jesuitas, la inmigración, el río y el campo, el ferrocarril, las fábricas, el emprendedurismo y el crecimiento de la ciudad, fueron algunos de los conceptos que el arte representó en la previa de los 150 años de la ciudad.
El intendente Luis Picat se mostró emocionado por el momento y lo sintetizó en sencillas palabras: “Éste no es un acto formal, es disfrutarlo en comunidad. Siempre me inquietaba saber sobre nuestra identidad: una ciudad cosmopolita. Nuestros abuelos ya decidieron quedarse en Jesús María, quedarse es quererla y quererla es embellecerla”.
“Raíces en Evolución”, hito presente
La obra de César Rizzi simboliza la impronta de una ciudad que crece y avanza y que se considera a sí misma como la “puerta del norte cordobés”.
Está compuesta por dos elementos importantes que interactúan entres sí: uno de líneas simples, de lenguaje rústico, que simboliza el pasado, con hierros unidos aleatoriamente que emulan la trama de los muros jesuitas.
Y el otro, de mayor tamaño, que materializa el crecimiento y la evolución con líneas rectas y futuristas, teniendo adosado un volumen de chapa oxidada que hace referencia a los contrafuertes jesuitas.
En este trabajo, el artista ensambló materiales de distintos tamaños, unidas de tal manera que conforman un todo y representan lo que cada ciudadano aporta para la ciudad.
Un reflector interior emite un rayo de luz hacia arriba, simbolizando una Jesús María pujante.
La distancia entre los dos elementos es el presente: el lugar y el tiempo de hoy, donde las personas podrán circular, observar, proyectar y soñar. El entramado con chapas de colores está asociado a la actualidad.
La estructura en altura está acompañada de un gavión de piedra y acero con letras corpóreas que dan la bienvenida a Jesús María.
