En plena pandemia de Covid-19, con 19 años y sin tener ningún título profesional, Ignacio Martín actuó como médico para el Centro de Operaciones Emergencia de la Provincia de Córdoba (COE) durante más de cinco meses, fue designado al frente del Centro de Operaciones Tácticas (COT) de Río Cuarto, y hasta firmó aptos para el carné de conducir e hizo “guardias”, en un dispensario municipal.
Está detenido desde enero del 2021 y será juzgado a partir del 24 de julio en la Cámara del Crimen Número 1 de Río Cuarto, integrada por los jueces Natacha García, Daniel Vaudagna y Nicolás Rins. En el caso actuará la flamante fiscal María del Rosario Fernández López.
El juicio será sin jurados populares. Según recordó el titular de la oficina de jueces legos, Gonzalo Romero, la ley 9182 establece que sólo algunos delitos deben ser obligatoriamente juzgados con jurados populares, básicamente son los homicidios calificados o agravados y los delitos del fuero penal económico y anticorrupción, los relacionados con la función pública. En este caso, Martín nunca llegó a ser funcionario, aunque aspiraba a serlo con títulos falsos.
La imputación que le formuló el fiscal Pablo Jávega incluye los delitos de homicidio por dolo eventual, lesiones graves por dolo eventual, usurpación de título y ejercicio ilegal de la medicina, uso de documento privado falso, defraudación calificada reiterada, falsedad ideológica reiterada continuada y defraudación calificada en grado de tentativa. Todo en concurso real. En su momento, el fiscal Daniel Miralles descartó complicidades políticas, consideró que Martín “actuó solo, de manera planificada, aprovechándose de la situación generada por la emergencia sanitaria por Covid-19″, sin el respaldo de funcionarios municipales o provinciales.
¿Cómo lo descubrieron a Ignacio Martín?
Cuando aminoró el pico de casos de coronavirus en Río Cuarto, el 29 de noviembre del 2020 hubo elecciones municipales. Martín se quedó en la ciudad y comenzó a prestar servicios para el municipio. Hizo guardias en el Ente Descentralizado municipal (Edecom), donde supuestamente revisó a quienes tramitaban el carné de conducir (un centenar de licencias debieron después anularse) y en un dispensario (S24), tareas por las que llegó a cobrar.
Martín estaba inscripto en la AFIP como monotributista categoría B el 17 de diciembre de 2014. Ahora se sabe que entonces sólo tenía 13 años. Declaró como actividad: “Servicio Médico Integrado de consulta, diagnóstico y tratamiento (863300)”. El 12 de mayo del 2020 registró a su nombre “AtencionmedicaSRL.com.ar”, razón social con la que facturó las guardias a la Municipalidad de Río Cuarto. Su novia, con la que coincidió unos meses en la carrera de paramédico, declaró ignorar que él careciera de título médico.
Versiones dan cuenta de que profesionales del centro de Salud de Río Cuarto fueron los que lo descubrieron. Cuentan que siempre les surgían dudas cuando dialogaban con él sobre tratamientos y patologías, pero lo que más les llamó la atención fue un día que comentó sobre dónde habría realizado sus prácticas en Córdoba. Alguien chequeó su supuesta matrícula y se dio con la verdad: el número pertenecía a una mujer.
De manera anónima, integrantes del equipo de salud dieron detalles: “Nos llamó la atención cuando se murió una señora mayor y a él se le caían las lágrimas. Con otra enfermera comentábamos, qué raro que llore un médico”. “Comenzamos a sospechar porque hablábamos de operaciones y él no entendía nada”. “Dicen que en una receta puso dolor de piernas en lugar de flebitis”. “Viajaba a 160, pero la Caminera le perdonó la multa porque era del COE”.
El presidente del Consejo de Médicos de la Provincia, Andrés de León, confirmó a La Voz que el 21 de diciembre, la directora administrativa de la secretaría de Salud de Río Cuarto les comunicó formalmente que Ignacio Martín se presentó como médico con un número de DNI y de matrícula que no se corresponden con los registros oficiales.
De inmediato, el Consejo de Médicos puso en conocimiento del tema al ministerio de Salud de la Provincia y formuló la denuncia penal correspondiente por ejercicio ilegal de la medicina. Ese mismo día lo denunció la Provincia.
Recién en enero, el concejal opositor, Carlos Ordoñez, de Río Cuarto, dio la voz de alarma sobre el falso médico. Al trascender el caso, se ordenó su detención y se desató el escándalo.
En su momento, apenas llegó a Río Cuarto, en una entrevista con este diario, Martín aseguró que estaba recién matriculado y que, además, era técnico en emergencias médicas. “Todos vamos aprendiendo sobre la marcha sobre este virus. Creo que ningún médico se hubiera imaginado una pandemia así”, declaró sobre la pandemia, incluyéndose en el grupo de profesionales
Luego, cuando habló desde la cárcel, Martín aseguró que las autoridades lo pusieron en el lugar en el que estaba y que “sabían que no era médico”. Pero no hay funcionarios imputados por el caso y sólo él se sentará el 24 de julio en el banquillo de los acusados.
La acusación más grave contra el falso médico
Uno de los delitos más graves que se le imputan a Ignacio Martín es homicidio por dolo eventual. Es por la muerte de un paciente de 29 años, en su casa, luego de haber llamado al COE porque había pacientes aislados en el domicilio. Del COE enviaron al falso médico y, según refiere la madre del paciente, Martín pidió que un hermano del paciente le hiciera RCP y llamó al 107 de emergencias para pedir instrucciones y ayuda. El joven falleció.
El peritaje psiquiátrico determinó que el médico falso es imputable. Martín había ingresado como voluntario al equipo de los llamados “cazadores de virus” en Impira, Río Segundo. Decía tener 24 años y tenía 19. En tiempos en que los médicos utilizaban numerosos elementos de protección en el rostro, nadie reconoció sus facciones juveniles. Tras su imputación, trascendieron situaciones desopilantes que habría protagonizado. Un hombre dijo que le recetó fumar marihuana para el Covid y otras personas confiaron que el de Río Cuarto no fue su primer engaño. En Córdoba se habría hecho pasar por inspector municipal y hasta organizado a la gente en el ingreso de bailes de La Barra.
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