Después de décadas, en diciembre de 2022 cambió el sistema de transporte público en la ciudad de Río Cuarto. Las líneas dejaron de tener número y pasaron a tener letras. Hubo que concientizar a la población sobre los “nuevos cambios”, que presuponían una mejora en la prestación del servicio.
No obstante, a tres meses del anunciado debut del nuevo sistema, persisten los reclamos y las quejas de los usuarios. Estudiantes, docentes, no docentes y trabajadores ven resentidas sus rutinas cotidianas y aseguran que ahora “pierden más tiempo” para trasladarse de un lugar a otro de la ciudad.
En ese marco, en las últimas horas se llevó a cabo una reunión con distintos sectores para ajustar los desfasajes existentes. El encuentro tuvo lugar en la sala Pereira Pinto, del campus de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC).
Según se informó desde el área de prensa a La Voz, hubo coincidencia de todos los sectores involucrados –menos de la empresa SAT, que presta el servicio– en que la calidad del servicio “ha empeorado”.
Desde la Municipalidad de Río Cuarto, se afirmó que se exigirán modificaciones en los recorridos. Estudiantes expresaron la necesidad de que esto se ponga en práctica de forma urgente y señalaron que, si no hay mejoras, continuar hablando sobre el tema deja de tener sentido.
Docentes fustigaron a la firma por “invertir la carga de la prueba” y demandarles a los usuarios que fueran ellos quienes recabaran datos del mal funcionamiento que los prestadores deberían conocer.
En tanto, se solicitó una consulta popular vinculante a fin de que se sepa qué desea la ciudadanía, para que el resultado se ponga en práctica.
De la reunión participaron representantes universitarios, municipales y de la empresa.
Cómo era la prestación del servicio antes de la pandemia
Antes de la pandemia de Covid-19, Río Cuarto contaba con 18 líneas, algunas de ellas con un par de opciones (los viejos 1 y 8 rojo y verde, el 2 negro y el rojo) y hoy tiene cuatro líneas troncales (A, B, C y D) y 14 ramales, también letrados.
La modificación en el sistema conllevó el acortamiento de recorridos –un ejemplo es el D, otrora 2, cuya actual punta de línea sur es la plaza Roca– y la necesidad de hacer transbordos.
“A juzgar por la asistencia (había decenas de personas de pie en la sala), el servicio no mejoró como se esperaba”, dijoo el secretario general de la Universidad, Enrique Bérgamo.
Diego Moreno, subsecretario municipal responsable del asunto, expresó que “ya van dos órdenes” para mejorar el servicio que Julio Titarelli (presidente de la Sociedad Anónima Transporte Ciudad de Río Cuarto (SAT) no me responde, por eso ya interviene la parte legal”.
Al calificarlo, Moreno estimó que el sistema es “satisfactorio, no llega a bueno”. El descontento, aseguró, alcanza al intendente de Río Cuarto, Juan Manuel Llamosas.
Estudiantes verbalizaron datos surgidos de una muestra de 667 personas y lamentaron que se haya hecho “caso omiso a nuestros reclamos desde antes del cambio de sistema”.
Hicieron saber que “el 88% de los participantes dicen que tardan más ahora que antes para llegar al campus” y que “hacen transbordo el 57,4% de los estudiantes”.
En sintonía, la carta abierta que llevaron agrupaciones estudiantiles indicó que el sistema “sólo logró obstaculizar y entorpecer aún más el camino de cada ciudadano a sus tareas particulares”.
“El 80% de los trabajadores han dejado de hacer uso del servicio. Eso muestra la encuesta”, compartió con el auditorio el profesor Ernesto Cerdá. “Y tomar un remis, con nuestros salarios, es una locura”, dijo Florencia Granato, secretaria general de la Asociación Gremial Docente de la Universidad Nacional de Río Cuarto, quien abogó por “una consulta popular”. Cerdá añadió que “debe ser inminente y de resultado efectivo”.
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