Fiama Zanier es una costurera de 34 años que vive en la ciudad de Colonia Caroya. Su pareja es Jorge Quebedo. Se conocen desde hace 16 años, dado que además de ser vecinos, compartían en común un colegio primario.
La primera vez que intercambiaron miradas fue en un video en vivo, durante la conmemoración del Comando de la II División de “Ejército del Norte” del Ejército Argentino, ubicado en el Camino a La Calera.
Jorge comenzó a enviarle solicitudes de amistad mediante Instagram y Facebook, pero Fiama contó que no se las aceptaba. A los días se cruzaron en el barrio y Jorge le manifestó bromeando: “En las redes me cancelás la solicitud y en persona me saludás”.
Al tiempo, sus hijas y hermana le expresaron que parecía “un buen partido”. Luego de aceptarlo en las redes sociales, comenzaron a conocerse en persona, pero la pandemia se presentó entre ellos.
Jorge, por su trabajo de militar, tuvo que quedarse muchos meses en el Ejército de La Calera, mientras tanto, los enamorados mantenían una relación a distancia que los unió mucho más.
Cuando pasó muchos meses sin saber de él, Fiama recibió la peor noticia: Jorge se encontraba en un grave estado de salud, internado, “peleando entre la vida y la muerte”. Así fue como un suboficial le otorgó un permiso especial para visitarlo. Ese momento afianzó el vínculo, y diez días después, se oficializaron como novios.
Cómo fue el compromiso
Jorge, un 17 de julio le pide casamiento en un cumpleaños de un amigo. Entusiasmados fueron a la joyería Mateos para buscar alianzas. Ella, en secreto, reservó los anillos para retirarlos y darle una segunda sorpresa.
Cuando su novio se encontraba instalado en el Ejército, Fiama preparó los anillos para dirigirse ella misma hacia La Calera a proponerle matrimonio oficialmente. Junto a un remisero y su hija menor, viajaron para emprender la aventura.
Un suboficial se comunicó con uno de los secretarios del Ejército para traer a Jorge “engañando”, por una falsa urgencia familiar. Cuando llegó, se encontró con cientos de militares que se formaban en filas y su novia, con anillos en mano, lista para proponerle casamiento. Frente a más de cinco mil cabos, la mujer le contó que estaba embarazada.
Luego de tener algunos permisos para acompañar a su prometida, Jorge tomó la decisión de darse de baja del Ejército, para poder compartir más tiempo con su familia. Con bolso en mano y ropa de civil, se encontró frente a Fiama, con la noticia de la renuncia. “Renuncié por ustedes, quiero estar en el proceso del embarazo, no quiero que estés sola”, fueron sus palabras.
Luego del parto de su hija Yoselin, por cuestiones económicas fueron posponiendo la ansiada boda.
Actualmente, Jorge trabaja en una fábrica de alimentos balanceados para animales y como mecánico en carreras de karting. “A todas las parejas les digo que no aflojen, día a día hay que pelearla y realmente la persona indicada es la que se mantiene a tu lado y te apoya en todo”, reflexionó Fiama.