Una jueza de Río Negro admitió la incorporación de un segundo nombre en el documento de identidad de una joven debido al sufrimiento que pasó durante su infancia por los maltratos y burlas relacionados a su nombre original.
En el relato, la solicitante de 20 años explicó que su intención principal era “dejar atrás sus recuerdos negativos de la infancia”, algo que la magistrada de Viedma valoró como válido para avanzar con el trámite legal.
Según lo publicado por el blog Palabras del Derecho, el caso estuvo en manos de la Unidad Procesal N°7, ex juzgado familiar, a cargo de la magistrada María Laura Lumpe. Luego de hacer un recuento de las pruebas anexadas al expediente, llegó a la conclusión que de que existan “justos motivos” para acceder a la petición de la solicitante, conforme el artículo 69 del Código Civil y Comercial de la Nación.
La joven, estudiante de psicología, se había presentado a la justicia con la intención de agregar a su DNI el nombre de su abuela paterna, Emma, una mujer “fuerte en sus convicciones y cariñosa”. Según explicó, acompañó su crianza y forjó su personalidad a lo largo de los años.
Para sustentar su pedido, la joven estudiante argumentó que desde su niñez, alrededor de los 10 años, expresaba que quería llevar ese nombre, ya que también era el de su bisabuela paterna. A su vez, reiteró las dificultades por las que pasó durante su infancia, en su tránsito por la primaria, debido a “los malos tratos y burlas” por parte de sus compañeras.
Además, agregó que, en la actualidad, al encontrarse con las personas de la primaria que aún la llaman por su anterior nombre, siente que no representan quien es hoy en día. Y argumentó que cuando ingresó al secundario se encontró con personas “supieron quererla y valorarla nombrándola como Emma”.
La joven comentó que a pesar de que nadie desconoce su identidad formal, hoy por hoy todos respetan su deseo de llamarse Emma. Su principal motivación con este cambio legal era “dejar atrás sus recuerdos negativos de la infancia” vinculados con el nombre y una época que le provocó “heridas difíciles de olvidar”.
Según lo avalado por el artículo 69 del CCyCN, en cuanto a “justos motivos”, la norma incluye “el seudónimo, cuando hubiese adquirido notoriedad” y “la afectación de la personalidad interesada, cualquiera sea su causa, siempre que se encuentre acreditada”. La titular de la Unidad Procesal 7 de Viedma evaluó que la joven utilizaba el nombre de Emma como “identidad notoria” en sus redes sociales, así como en su campera de egresados en el secundario.
A su vez, se tuvo en cuenta el testimonio del padre quien se refirió al “daño” en la personalidad de su hija proveniente del “bullying sufrido en su infancia” y su deseo por portar el nombre de abuela. “Sus compañeras en la escuela primaria la hostigaban, y ese maltrato le provocó malestar psicológico…la lastimaron mucho”, agregó.
Tres compañeras de la carrera de psicología declararon que ella “se presenta ante los demás como Emma” y resaltaron que era evidente su deseo de que en la libreta universitaria y en las clases la llamen de ese modo.
Al final, la jueza expresó: “concluyo que existen elementos para poder encontrar como razonables los justos motivos invocados en la pretensión, fundados en el uso notorio del seudónimo -Emma-, la creencia pública de que la peticionante se llama -Victoria Emma- y el daño que le produjo el hostigamiento en la infancia por parte de sus pares en el ámbito escolar que la identifican sólo con su nombre -Victoria-, supuestos previstos en el art. 69 incisos a) y c) del CCyC”.
“De modo tal, que a los fines de que la joven pueda seguir construyendo su identidad y desenvolverse socialmente con los factores que individualizan su autonomía de la voluntad en condiciones de igualdad a los demás, para su mejor desarrollo como persona, sumado a que la adición pretendida no altera el orden y seguridad pública (por no encontrarse medidas cautelares registradas a su nombre y no existir oposición alguna de terceros a su pretensión), entiendo que lo mejor para su desarrollo como persona que prepara su camino en un futuro próximo de adultos, es reconocer su pretensión de adición del nombre -Emma- al actual que posee”, cerró la jueza.
Es así como dio lugar al pedido de la joven , dispuso la introducción del segundo nombre a su documento y libró un oficio al Registro Civil y Capacidad de las Personas para que rectifique su acta de nacimiento.
