La pobreza infantil en Argentina cayó del 67% al 52,7% entre el primer y segundo semestre de 2024, lo que representa una reducción histórica de 14 puntos porcentuales, según informó Unicef Argentina en su último estudio.
Esta mejora implicó que 1,7 millones de niñas y niños dejaron de estar por debajo de la línea de pobreza monetaria.
La cifra, basada en datos oficiales del Indec, también muestra una caída de 6 puntos respecto al mismo período de 2023, lo que equivale a 800.000 menores menos afectados.
Por qué bajó la pobreza infantil
Unicef atribuye la mejora a una recuperación de los ingresos reales en los hogares, así como a la implementación de transferencias monetarias y programas como la Asignación Universal por Hijo (AUH).
“Sin estas políticas, la tasa de indigencia infantil sería 10 puntos más alta”, afirmó Rafael Ramírez Mesec, representante del organismo en Argentina.
De hecho, los ingresos provenientes de programas sociales crecieron un 4% en 2024 y un 16% en lo que va de 2025, mientras que el presupuesto nacional ejecutado para la niñez aumentó un 15% en los primeros cinco meses del año.
Proyecciones 2025
Para el primer semestre de 2025, Unicef estima que la pobreza infantil se reducirá aún más, hasta el 47,8%, mientras que la pobreza extrema bajará al 9,3%. Sin embargo, el organismo advierte que la desigualdad sigue siendo profunda.
Por ejemplo:
- En hogares donde el jefe no completó la primaria, la pobreza infantil alcanza el 80,9%.
- En barrios populares, afecta al 72,3%.
- En hogares con trabajo informal, la tasa es del 68,4%.
- En familias monoparentales con jefatura femenina, el 60% de los niños es pobre.
Recortes en educación, salud y primera infancia
Aunque hubo mejoras en ingresos, Unicef advierte que otras áreas esenciales sufrieron recortes en 2025:
- Las becas escolares cayeron un 35%.
- El presupuesto en salud infantil bajó un 21%.
- El Plan Nacional de Primera Infancia se redujo un 50%.
Esto preocupa al organismo, que sostiene que las transferencias monetarias no alcanzan si no se fortalecen también salud, educación y cuidados en la primera infancia.
Pobreza no monetaria
El informe también analiza privaciones no monetarias, como la falta de acceso a educación, hábitat adecuado, vivienda y saneamiento. Estas carencias no dependen tanto del ciclo económico, sino de factores estructurales y políticas sostenidas en el tiempo.
Ramírez subrayó que para mejorar el bienestar infantil es necesario analizar la distribución y eficiencia del gasto público consolidado entre Nación y provincias, en el marco de un país con estructura federal.