Luciano Aranda tenía 14 años cuando fue a jugar a la pelota con sus amigos a una plaza de barrio Alto Alberdi, en la ciudad de Córdoba. Se apoyó en un poste de luz y murió electrocutado. Ocurrió en enero de 2022.
El caso conmovió al país y volvió a poner sobre la mesa un tema tan doloroso como recurrente: las fallas eléctricas en los espacios públicos.
Solamente en la provincia de Córdoba, la Morgue Judicial registró más de 130 muertes por electrocución en la última década. Algunas ocurrieron en hogares, pero otras, como la de Luciano, sucedieron en lugares donde nadie imagina peligro: una plaza, un parque, una vereda. Sitios donde los niños deberían jugar sin miedo.
Mientras los vecinos exigen respuestas y las familias reclaman justicia, dos jóvenes ingenieros formados en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) decidieron no quedarse solo con la indignación. Tomás Rodríguez y Agustín Roqué crearon un proyecto de tesis que podría transformar la seguridad eléctrica en los espacios públicos de la provincia.
La idea que nació en las aulas
Bajo la denominación “Sistema de Iluminación para Plazas en 24 Voltios de Corriente Alterna” (Sipla24), desarrollaron un proyecto final de carrera de Ingeniería Mecánica Electricista en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (FCEFyN).
Detrás de la sigla, hay una sola idea: bajar la tensión del alumbrado público a un nivel que no pueda matar.

“Si una persona toca una parte metálica o un cable dañado, la corriente no alcanza a generar daño físico. En otras palabras, es un sistema que directamente elimina el riesgo”, explicaron los autores a La Voz.
Asimismo, señalaron que actualmente las plazas funcionan con corriente de 220 voltios, una tensión peligrosa si hay fallas de aislación, humedad o vandalismo. Sipla24, en cambio, utilizaría solo 24 voltios, una cifra que se considera “segura para el cuerpo humano”, según la normativa argentina de higiene y seguridad.
Los lineamientos de la propuesta
El proyecto propone un sistema de alumbrado que se alimenta desde un transformador que reduce la tensión convencional de la red y distribuye la energía a muy baja tensión hasta las luminarias.
En lugar de columnas metálicas, propone el uso de postes de poliéster reforzado con fibra de vidrio, un material no conductor, liviano y resistente a la corrosión.
El resultado de esto sería un alumbrado totalmente aislado de cualquier posibilidad de descarga eléctrica, sin depender de protecciones diferenciales que muchas veces fallan por falta de mantenimiento.

Los cálculos del proyecto muestran que, incluso en el peor escenario posible, la corriente que podría atravesar a una persona no superaría los 24 miliamperes, un valor que no representa un riesgo vital.
“En Córdoba, ya sabemos lo que cuesta una falla eléctrica. Este sistema busca que no haya que lamentar otra muerte evitable”, sostuvieron Rodríguez y Roqué.
El trabajo de campo del proyecto
Para probar la factibilidad técnica y económica, los ingenieros eligieron como caso de estudio el Parque Pueblo La Toma, ubicado frente al cementerio San Jerónimo, en barrio Alto Alberdi.
Este espacio verde, inaugurado en 2023, reúne todas las características de un parque urbano moderno: juegos, postas gimnásticas, canchas y luminarias led. Allí realizaron mediciones de iluminación, simulaciones y cálculos eléctricos para comprobar si el sistema podía adaptarse tanto a instalaciones nuevas como a las ya existentes.

Como resultado, pudieron comprobar que Sipla24 funciona y, al mismo tiempo, garantiza los niveles de iluminación exigidos por la normativa vigente, con un costo apenas un 30% superior al de una instalación convencional en lo que respecta a la parte eléctrica.
La obra civil se mantendría prácticamente igual en costos, según especificaron. “Cuando comparás eso con el valor de una vida, el sobrecosto es insignificante”, reflexionaron.
El proyecto va más allá de una innovación ingenieril. Es una propuesta de política pública. “Sabemos que muchas tragedias ocurren por falta de mantenimiento, por conexiones precarias o por decisiones políticas que se postergan. Con este sistema, el riesgo desaparece. No hay tensión suficiente como para que la electricidad lastime”, insistieron.
“Prácticamente todo lo que proponemos se puede llevar adelante con materiales que se consiguen en Argentina y se adaptan al nivel de tensión”, añadieron.
El marco legal de Sipla24 en Córdoba
La iniciativa se enmarca en la Ley Provincial de Seguridad Eléctrica N° 10.281, sancionada en 2015 e impulsada por la ONG Relevando Peligros, fundada por Sandra Meyer, madre de Juan Aciar, el adolescente que murió electrocutado en 2009.
La ley establece un marco normativo para garantizar la seguridad de las instalaciones eléctricas, protegiendo a las personas, los bienes y el medioambiente.
En este aspecto, designa al Ente Regulador de los Servicios Públicos (Ersep) como autoridad de aplicación y exige que las instalaciones eléctricas, tanto públicas como privadas, sean verificadas y certificadas por electricistas habilitados. A pesar de tratarse de un gran avance para Córdoba, la ley entró en vigor en su totalidad en diciembre de 2021.
Según un relevamiento realizado por la Fundación, se produjeron 52 siniestros de origen eléctrico en lo que va de 2025 en Córdoba: 13 descargas eléctricas; ocho electrocuciones fatales; 29 incendios de origen eléctrico, y dos incendios de origen eléctrico con muerte.
“Antes de la ley, había un 4% de riesgo eléctrico en todo lo que es alumbrado público. Hoy, la situación de riesgo no desapareció, pero no llega al 1%. Lo que sí, son más de 130 las plazas que siguen apagadas porque representan algún peligro”, sostuvo Germán Vicentini, vicepresidente de Relevando Peligros.
“Se ven muchos avances, pero también falta mucho más. Falta el compromiso de algunas comunas, que todavía hacen oídos sordos a este reclamo, por ejemplo. Muchos municipios y comunas no tienen un compromiso con la seguridad eléctrica en la vía pública”, siguió.
En este sentido, y según los cálculos del proyecto de tesis, el sistema puede adaptarse fácilmente a distintas escalas: desde pequeñas plazas barriales hasta parques metropolitanos.
Además, puede aplicarse a carteles luminosos, semáforos y mobiliario urbano. En términos económicos, la inversión inicial se amortiza en pocos años gracias a la reducción del mantenimiento y a la larga vida útil de los artefactos led. Pero el beneficio principal no se mide en pesos: se mide en vidas.




















