Siete de cada diez mujeres se sienten insatisfechas con su imagen corporal, según un estudio realizado por el equipo de profesionales de Nutriendo Hábitos, institución cordobesa.
La nutricionista María Noel Argüello y la psicóloga Anabella Viola indagaron entre la comunidad de Instagram del instituto, que supera los 370 mil seguidores. De la encuesta participaron 1205 personas, de las cuales el 99.1% son mujeres de entre 15 y 50 años.
Uno de los resultados llamativos que se desprende de la investigación es que el 68.4% de los encuestados usa filtros al momento de editar sus fotos o videos, y el 40.2% utiliza los filtros de cambio de imagen, disponibles en las redes sociales.
En esa misma línea, el 71.4% se siente insatisfecho con su imagen corporal y el 43.8% siente que los filtros afectan la percepción que tienen de su cuerpo.
En comunicación con La Voz, las autoras explicaron: "Al preguntarle a los encuestados por qué creen que comenzaron a utilizarse los filtros, la mayoría asegura que es para sostener una imagen hegemónica del cuerpo perfecto sin marcas, cicatrices, celulitis, es decir, sin las supuestas imperfecciones".
Sobre los efectos negativos en la personalidad de los encuestados, continuaron: "Muchos manifiestan que debido a los filtros su inseguridad y autoestima con respecto a su cuerpo se ha visto afectada al punto de tomar decisiones de no subir una foto de su cuerpo real por miedo a la no aceptación del otro y al mismo tiempo de uno mismo".
Indagada sobre cuál es el impacto real de los filtros en la salud mental de las personas, la psicóloga Anabella Viola detalló a La Voz: "La utilización de los filtros crea una falsa imagen y expectativas que no se corresponden con la realidad. Muchas pacientes han llegado buscando acompañamiento psicológico ya que cuando no usan esos filtros no se ven como les gustaría, y al compararse con su imagen digital no se reconocen a ellas mismas".
“Todo esto impacta de manera directa en la salud mental de las personas ya que incide en la autoestima, el aumento de la inseguridad, la falta de confianza y frustración por no estar a la altura de sus expectativas. Es decir, hace que se sientan inadecuadas, incómodas en el mundo real y esto mismo puede desencadenar en trastornos de la imagen corporal, por ejemplo, un trastorno dismórfico”, continuó.
Sobre el tema, la nutricionista Noel Argüello reforzó: "Los filtros destinados a cambiar aspectos físicos crean una ilusión de belleza imposible de alcanzar en la vida real, crean expectativas de cómo deberías ser para encajar en ese ideal".
“Como consecuencia de todo esto, hemos observado una obsesión por encajar en los cánones de belleza digitales que se traslada al mundo real en forma de un trastorno obsesivo, donde hay mayor insatisfacción con el cuerpo. A través de esto, se pueden desarrollar trastornos alimentarios como anorexia, bulimia o trastornos por atracón”, explicó.
Las profesionales aseguraron que los grupos más afectados en el uso de filtros y la insatisfacción de la imagen corporal son mujeres de entre 20 y 35 años.
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