El juez de Familia Gabriel Tavip negó el pedido de un niño de doce años para solicitar por derecho propio autorización para irse a vivir a Brasil con su madre ya que un eventual litigio contra su progenitor “puede resultarle una sobre exigencia emocional” e involucrarlo en un conflicto adulto.
El niño había acudido a la Justicia junto con una abogada particular luego de obtener una respuesta negativa de su padre que vive con él en la ciudad de Córdoba.
De hecho, tanto el equipo interdisciplinario que intervino en el caso (psicólogo y trabajadora social) como el propio magistrado advirtieron que el niño “no se sentía cómodo en el tribunal”. Además, el niño manifestó expresamente que fue la abogada que representa a su madre quien lo instó a buscar un patrocinio letrado propio.

Tavip también puntualizó que la judicialización a la que fue expuesto este niño “deriva de la fuerte conflictiva planteada entre los adultos, quienes luego de su separación no han logrado actuar en relación a su hijo con la armonía y razonabilidad que se espera de aquellos que deben velar por el derecho de los niños, niñas y adolescentes”.
Por eso mismo el magistrado instó a los progenitores a “reflexionar sobre la importancia y los deberes derivados del ejercicio conjunto de la responsabilidad parental y sobre cuáles son las actitudes que se esperan en pos de salvaguardar el superior interés de su hijo”.
Finalmente, cuestionó que un profesional del derecho haya recomendado que el propio niño solicitara judicialmente autorización para radicarse fuera del país en lugar que el pedido sea hecho por su madre.
“Implica delegar en quien aún no tiene la madurez suficiente el inicio de una demanda que debería ser presentada por su progenitora, con quien eventualmente iría a vivir en el extranjero”, finalizó.