“Quiero llegar temprano con los eventos climatológicos. Quiero que la gente conozca cuáles son los riesgos. Hay que cambiar el paradigma”. La cita es de Rafael Di Marco, un cordobés oriundo de Jesús María, que desde 2019 presta servicios en el Observatorio Hidrometeorológico de la ciudad de Córdoba.
“Rafa”, como lo conocen sus amigos, siempre fue un aficionado en la materia, pero una tragedia familiar hizo que su vida diera un vuelco de 180 grados y se ponga a estudiar en la Universidad.
El fin de semana del 15 de febrero de 2015 su hija Mariana (22) se fue a acampar con un grupo de amigos a Ascochinga, una localidad ubicada en el departamento Colón.
Hasta el día de hoy, el hombre recuerda la pregunta que la chica le hizo el viernes 13 y el sábado 14: “Pa, cómo viene el tema climatológico”.
El pronóstico para aquellos días era normal. El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) sólo marcaba “posibles lloviznas”, pero no advertía otras contingencias. Sin embargo, algo falló y una voraz inundación se desató con furia la madrugada del domingo 15 de febrero y arrasó con todo a su paso.
Ríos y arroyos que hasta ese entonces habían sido apacibles sacaron a relucir toda su furia natural en las Sierras Chicas. Ocho personas perdieron la vida. Entre ellas estaba Mariana, la hija de “Rafa”. La joven cursaba segundo año de la carrera de Arquitectura, en la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).
“Como papá, el dolor lo tengo presente todos los días. Hoy lo tránsito de otra manera”, cuenta Rafael, en una entrevista con La Voz, desde el campus de Observatorio.
Y agrega: “Con la muerte de Mariana empecé a ver un montón de déficit de información. Todo falló. La tormenta se formó en la provincia de La Pampa, tuvo un desplazamiento de 12 horas hasta llegar a Córdoba y nadie detectó ni vio lo que tenía que ver”.
El cuerpo de Mariana fue hallado cinco días después por un bombero de Jesús María y un can. “A raíz de lo que nos pasó a nosotros como familia, o a mí como padre, no quiero que otras personas tengan que pasar por lo mismo”, describe.
Transformar el dolor en acción
Por más cruel que suene, Di Marco supo que tenía que hacer algo por la comunidad mientras buscaban los restos de su hija en el río. “Había muchos huecos vacíos en el engranaje. No había nadie que me diera la información que como padre solicitaba”, recuerda.
“En el parte meteorológico no hubo información. Tampoco avisos tempranos del SMN, como hay ahora. A ocho años de la tragedia, ahora el sistema está un poco más aceitado”, explica el meteorólogo. Y prosigue: “Hacer la prevención es clave. Ver el comportamiento de los ríos para poder avisar en tiempo y forma y las consecuencias que eso puede tener”.
Pronosticar: un trabajo riguroso los 365 días del año
Además de su trabajo en el Observatorio, Di Marco es consultor privado. Entiende que para hacer un trabajo riguroso y consciente en la materia hay que estar informado los 365 días del año. Asiduamente, se lo puede leer a través de su cuenta en Twitter @dimarcorafael compartiendo información de calidad.
Consultado sobre cómo estamos hoy en el tema, en relación con la tragedia de Sierras Chicas, explica que hay un avance pero todavía falta mucho.
“Como el papá de Mariana te digo que estamos empezando a hacer las cosas como corresponde”, dice. Y agrega: “Para que las cosas salgan bien la participación es fundamental. Yo quiero llegar temprano con los pronósticos. Quiero que las personas conozcan cuáles son los riesgos. Hay que cambiar ese paradigma”.
Además de los pronósticos, Di Marco recalca que hay que hacer las obras correspondientes para evitar catástrofes.
“Los argentinos somos excelentes para llegar tarde. Quiero que cada persona conozca los riesgos. Que alguien le anticipe las potenciales consecuencias. Mi hija no salía sin chequear y sin embargó todo falló”, concluye el meteorólogo.
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