Es inimaginable el dolor que pudo haber sentido Elías Bruno (5 años) momentos después de nacer. Era tan solo un bebé y llevaba sobre su espalda y un brazo quemaduras severas que hoy, a cinco años de lo ocurrido, nadie pudo explicar cómo surgieron. Sin embargo, la piel del niño sigue siendo testimonio de lo que padeció en sus primeras horas de vida, marcas que llevará por siempre.
Tampoco la Justicia avanzó, a pesar de que hay dos frentes abiertos: denuncias contra el sanatorio privado de San Francisco donde nació Elías y los médicos que lo atendieron, y también contra una empresa privada que realizó el traslado del niño hacia la ciudad de Córdoba, tras detectársele algunos problemas respiratorios. El otro es una denuncia de mala praxis que se encuentra en la fiscalía de Delitos Complejos, ya que la familia cree que las lesiones se produjeron en momentos previos al viaje.
Si bien hubo algún intento de acuerdo entre las partes, esto nunca prosperó. Por este motivo la causa sigue en pleno litigio y, todavía, en etapa de pruebas.
Se quemó y nadie se dio cuenta
Era un cálido enero de 2017. Elías llegaba al mundo en el Sanatorio San Justo de San Francisco. Su mamá cursaba la semana 37 de embarazo y fue sometida a una cesárea. Según el obstetra que atendió a la mujer, el bebé estaba en el umbral de la prematurez y el procedimiento resultó tal como estaba previsto.
El pediatra revisó al recién nacido y encontró un problema en sus pulmones por lo que determinó el traslado a la ciudad de Córdoba. Hasta ese momento, no se conocían las lesiones.
Luego de ser trasladado por una empresa privada, una vez ingresado al Sanatorio Allende su padre fue informado sobre el estado de su hijo, que presentaba el 17 por ciento de su cuerpo quemado. Fue allí que a la familia la invadieron las dudas. ¿Dónde se quemó? ¿En el sanatorio o en la ambulancia que lo trasladó? ¿Cómo fue? ¿Por qué? Preguntas que hoy no tienen, todavía, respuestas claras.
Inmediatamente la imagen de Elías de espalda, evidenciado sus quemaduras, se viralizó como reclamo de justicia.
“Lo primero que sintió mi hijo al nacer fue dolor, entonces ¿qué consuelo me queda? Aprendió a respirar y al mismo tiempo a sentir dolor”, resume Silvana Quinteros, la madre del niño.
Quinteros recuerda que ella se enteró de lo sucedido por Luis, su esposo, una vez en la Capital: “Nunca me di cuenta, me llamó mi marido por teléfono esa madrugada después de que las enfermeras se acercaron y le dijeron que vaya a ver cómo había llegado mi hijo. Fue un horror”.
Sin embargo, aunque hubo distintas hipótesis de cómo pudieron haber ocurrido las lesiones, para Quinteros a lo largo de este tiempo fue tomando forma una de ellas: “Elías tenía una pequeña insuficiencia respiratoria. Me causa intriga hoy saber si fue realmente derivado a Córdoba por eso u otra cosa”. Esa “otra cosa” eran las quemaduras.
Para la mamá, su hijo se pudo haber quemado estando en la incubadora donde estuvo aproximadamente entre una y dos horas luego de nacer. Piensan que había una falla en la máquina y según testigos –agrega– en ese momento se encendió una alarma ante el recalentamiento.
Días después de lo ocurrido en ese 2017, las autoridades del centro privado de salud donde nació el menor remarcaron que desde que llegó hasta que se fue del sanatorio “estuvo siempre bien” y aclararon que la incubadora “no levanta una temperatura superior a los 34 grados”, por lo que era imposible que el artefacto queme.
Esto a la familia, aún no la convence.
Que no se olvide
Pese a que pasaron cinco años y en la Justicia no hay novedades de la causa, la familia del niño reclama que no se olvide lo sucedido: “Estamos a la expectativa de saber lo que pasó con mi hijo, esperando una respuesta, un culpable, que no se olvide lo sucedido porque esto a nosotros nos dejó una marca”, reflexiona Silvana.
Sobre la investigación, explica que presentaron diversas pruebas que “desaparecen” y testimonios que “no son tenidos en cuenta”.
“La gente me dice ya está, ya pasó, pero no es así. Mi hijo tiene muchas complicaciones a la hora de estar en el sol. Son cosas que duelen. Es cierto que ahora está bien, con marcas estéticas, más que todo en tu brazo. Pero debe recibir cuidados con cremas y demás, de por vida ya que su piel es sensible y se irrita con facilidad”, cuenta la mujer.
Elías asiste al jardín escolar. Dice su mamá que es un niño “muy bueno y demasiado tranquilo”. Agrega que tienen temor de alguna secuela que pueda tener ya que de bebé sufrió un paro cardiorrespiratorio ante lo sucedido: “Tenemos miedo de que en algún futuro aparezca alguna complicación, ojalá que no. Si podemos decir que lo tenemos con nosotros y lo podemos disfrutar”, cierra Silvana.
