Hacerse un tatuaje no impide donar sangre, pero sí exige cumplir un período de espera para proteger al receptor. El motivo es el llamado periodo ventana, el tiempo en el que una posible infección aún no aparece en los análisis, aunque la persona la haya contraído.
El periodo ventana es el lapso entre la exposición a un riesgo, como un tatuaje o un piercing, y el resultado positivo de la prueba analítica.
Las enfermedades que se monitorean en estos casos son las que pueden transmitirse por transfusión: hepatitis B, hepatitis C, VIH y sífilis. Estas son las que se testean cuando una persona dona sangre.
Por qué la espera es de 12 meses
El tiempo mínimo para volver a donar sangre tras un tatuaje o piercing en Argentina es de un año, un criterio que se replica en la mayoría de las provincias. Sin embargo, cada institución tiene sus propios requisitos, en algunas, por caso, es necesario que hayan pasado mínimo seis meses.
En el caso de la colocación de aros en farmacias o en establecimientos regulados, el donante puede ser aceptado sin esperar ese plazo, dependiendo del protocolo sanitario del lugar.
Otros países aplican criterios distintos. La Cruz Roja estadounidense, por ejemplo, indica un período de tres meses, pero permite la donación inmediata si el tatuaje se hizo en un centro regulado por el Estado y con material descartable.
El criterio de cuatro meses aplica a procedimientos como microblading, acupuntura y tratamientos estéticos que involucren agujas.
Otras situaciones que pueden impedir donar sangre

Además de los tatuajes, existen otras causas de diferimiento temporal. Viajar a zonas con enfermedades endémicas es una de ellas.
Las vacunas también pueden generar restricciones. Las de tipo sintético, como la del neumococo, permiten donar sin espera, pero las vacunas con organismos atenuados, como la del dengue, requieren cuatro semanas de margen.
Los medicamentos constituyen otro factor. Tras una cirugía mayor, el período de espera recomendado es de cuatro meses.
Quiénes pueden ser donantes
Para donar sangre se deben cumplir requisitos básicos:
- Tener entre 18 y 65 años.
- Pesar más de 50 kilos.
- Gozar de buen estado de salud.
Uno de los mitos más frecuentes es que donar sangre “duele mucho”. En realidad no duele más que un pinchazo de un análisis convencional. Otro mito es que la donación provoca enfermedades infecciosas, algo descartado debido al uso de material estéril y de un solo uso.
Tampoco es cierto que donar sangre debilite al organismo. El cuerpo repone rápidamente el volumen extraído, y si se respetan las frecuencias permitidas no debería haber inconvenientes.





















