Brenda Agüero, la enfermera detenida desde agosto de 2022, fue encontrada culpable por mayoría por las cinco muertes y los otros ocho ataques a bebés en el hospital Materno Neonatal entre marzo y junio de 2022 y fue condenada a la única pena posible para este delito: prisión perpetua.
Brenda Agüero se convirtió, de este modo, en la primera asesina en serie condenada por la Justicia de Córdoba en su historia penal.

En una jornada marcada por la tensión y la emoción, Brenda Agüero fue condenada a prisión perpetua, un veredicto que selló su destino y provocó una cascada de reacciones en la sala judicial. Vestida con un suéter blanco, una remera celeste y un pantalón jean; podría aparentar una enfermera, Brenda ingresó a la con las piernas temblando y una respiración agitada.
Durante el anuncio del veredicto, Brenda se encontraba nerviosa. Se secaba las manos en el pantalón, miraba hacia abajo y al costado de la defensa. Su rostro, en momentos, decía todo: “no aguanta más”. Intentaba controlar sus emociones, pero su pierna derecha no paraba de temblar. Al momento de ser condenada, Brenda no pudo contenerse y empezó a llorar, aunque después intentó mantener la mirada hacia arriba.
A su lado, una agente de seguridad, su abogado Nievas quien miraba directamente. En varios momentos cruciales, Nievas la sostuvo, la abrazó y pareció explicarle algo al oído.
La relación entre ellos aparentaba ser palpable, siempre lo fue. Con Brenda incluso apoyándose en el escritorio y mirándose a sí misma en la televisión.
La secretaria anunció que Nievas recibiría su salario regulado en más de 12 millones, a su izquierda Agüero se agarraba la cabeza. Con un pañuelo entre las piernas, su respiración se normalizó.
La sala estaba llena, y la madre de la imputada, afectada por el anuncio. Con las manos rezando, llorando sillas atrás de ella, cerraba los ojos y respiraba profundamente.
En otros momentos, se balanceaba de adelante para atrás o se cruzaba de brazos. Con sus manos en la cabeza e inclinada hacia adelante, su madre intentaba verla con los ojos llorosos. Tenía un rosario en la mano y, al igual que su hija, se puso nerviosa cuando anunciaron el veredicto, pero luego pareció asumirlo.

La madre llegó a correr a uno de los camarógrafos para poder ver a su hija, y cada vez que mencionaban a Brenda, la madre suspiraba, pareciendo no aguantar las lágrimas y quebrandose en un llanto silencioso. Fuera de la sala, se escuchaba en un noticiero la condena de su hija.
Tras una hora de veredicto, Brenda dejó de temblar. Su cara, que antes reflejaba una lucha interna, no decía nada, una señal de una aparente resignación final. Los abogados de Brenda se dieron la mano con una de ellas tenía los ojos llorosos.
Finalmente, la Justicia habló. Después de 10 horas, se definió el futuro de Brenda Agüero. Escoltada por cuatro policías la imputada se despidió por última vez de aquella sala que le dio su condena, mientras las madres y los padres afectados salían por la otra puerta.
De la lectura de los fundamentos se podrá saber un dato que es clave para encarar una posible casación: cuántos votos decidieron su culpabilidad entre los 10 que votaron, los ocho jurados populares y los dos técnicos.