Comer frutas de estación tiene muchos beneficios para la salud, incluso para el medioambiente. En temporada suelen ser más frescas y sabrosas, ya que se recogen en su momento óptimo de madurez. Las mandarinas, las naranjas y los pomelos son los reyes del invierno. Pero hay otro cítrico, quizá un poco oculto, con extraordinarios beneficios y que merece participar del podio.
A simple vista, el quinoto puede pasar inadvertido. Pero es uno de los cítricos que, a pesar de su pequeño tamaño, promete ser una explosión de sabor. También se lo conoce como naranja china, kumquat o cuncua.
Es un árbol de la familia de las rutáceas y en Argentina es muy común verlo en los patios de las casas, incluso en macetas en balcones y terrazas. Para muchos, incluso, es un verdadero sabor de la infancia.
Se cree que su origen es China, país que a la fecha continúa siendo el mayor productor y exportador de la fruta. De ahí uno de sus nombres.
Temporada de quinotos: todos los secretos que esconde esta fruta y que deberías conocer
Pero detrás de el quinoto hay mucho más que un cítrico: a decir verdad es un auténtico tesoro nutritivo. Esta fruta contiene numerosos nutrientes de calidad para el organismo, como las vitaminas C y E, ambas de efecto antioxidante. También aporta calcio, magnesio y potasio, esenciales para el correcto funcionamiento de huesos, músculos y órganos en general.
Además es rica en flavonoides, a los que se atribuyen propiedades antiinflamatorias y antivirales. Posee una gran cantidad de fibra, que favorece el tránsito intestinal y reduce la velocidad de vaciamiento gástrico. Por lo tanto es muy útil en regímenes de adelgazamiento, ya que su consumo produce sensación de saciedad.
A diferencia de sus parientes, la mayoría de las propiedades del quinoto se concentran en su cáscara totalmente (casi obligatoria) comestible.
Un sabor particular, apto para todos los gustos
Algunas personas prefieren comer solamente su cáscara, anaranjada intensa y delgada. Otros, con un paladar más osado, miran con buenos ojos la pulpa, ácida y pulposa. Pero la realidad es que lo mejor es comerlo entero, porque contrarresta ambos sabores que se convierten en una verdadera explosión en boca.
Es el único cítrico que se come íntegro, de a bocados. Ayuda mucho su tamaño, de 2 o 3 cm de diámetro con una forma que varía de esférica a ovoide, según la variedad. Comerlo en ese estado es ideal porque tanto su piel como su pulpa tienen numerosos beneficios para la salud.
Recetas con quinotos
- Quinotos en almíbar
2 kg de quinotos
2 kg de azúcar
1/2 litro de agua
Una pizca de sal
Pinchar los quinotos con un tenedor (con puntas intercaladas) unas ocho o diez veces por todos los lados. Lavarlos bien.
Colocarlos en una olla. Cubrirlos de agua y colocarles una pizca de sal. Cuando rompe el hervor, con una espumadera pasarlos a otra olla con agua caliente. Una vez que rompe el hervor retirarlos nuevamente y repetir una vez más este proceso.
Tener preparado un almíbar espeso con dos kilos de azúcar y un litro de agua y, en el último de los hervores (con agua), retirar los quinotos con la espumadera y pasarlos al almíbar que debe estar hirviendo. Mezclar suavemente con la espumadera y, cuando rompan hervor, mantenerlos por tres minutos y luego apagar el fuego y tapar.
Dejar reposar en la misma olla unas 12 a 20 horas moviéndola para que cambien su ubicación de vez en cuando y se vayan impregnando en almíbar. Por último envasar en frascos esterilizados y pasteurizar (sumergidos en agua a temperatura ambiente y llevar a hervor) por 20 minutos para su conservación.
- Miel de quinoto
5 quinotos
30 ml de miel de palma
1 ramita de hierbabuena o menta, lavada
Hielo
Soda
En un vaso alto colocar los quinotos y la miel, machacar hasta que estén bien mezclados. Agregar la hierbabuena o menta, llenar con hielo, verter el agua con gas. Decorar con quinotos y hierbas.
- Torta invertida de quinotos
Caramelo líquido
1 taza de quinotos
Ralladura de 1 naranja
120 g de manteca a temperatura ambiente
150 g de azúcar
1 cdita. de esencia de vainilla
2 huevos grandes a temperatura ambiente
220 g de harina leudante
1/4 cdita. de sal
125 ml de leche a temperatura ambiente
Enmantecar un molde para torta de 22 cm de diámetro. Preparar el caramelo líquido y volcarlo sobre el molde para cubrir el fondo. Dejar entibiar.
Lavar los quinotos frescos, cortarlos transversalmente y quitarles las semillas. Cortar cada mitad en dos o tres rodajas, dependiendo del tamaño de cada quinoto. Colocar las rodajas de quinoto fresco sobre el caramelo del molde. Si sobran algunas rodajas, reservar.
Rallar la cáscara de la naranja. Tamizar la harina con el polvo para hornear y la sal. Precalentar el horno a temperatura media, 10 minutos antes de colocar la torta.
En un bol, batir la manteca y el azúcar con batidora eléctrica hasta que queden bien integradas. Añadir a la mezcla la esencia de vainilla y la ralladura de naranja. Incorporar los huevos, de a uno, batiendo luego de cada adición. Bajar a mínimo la velocidad de la batidora y agregar los secos tamizados, intercalando con la leche y batir hasta que quede una mezcla homogénea, no batir de más.
Cortar los quinotos restantes en trozos pequeños y agregar a la preparación, mezclando en forma pareja con espátula y movimientos envolventes. Verter la preparación sobre las rodajas de quinoto del molde. Si se utiliza un molde para torta desmontable, el caramelo podría escaparse del mismo; para evitar problemas apoyar el molde sobre una bandeja para horno.
Hornear a temperatura media durante 40 minutos o hasta que al insertar un palito o cuchillo, el mismo salga completamente seco. Desmoldar cuando la torta aún esté caliente.
