“Tengo un aprendizaje no logrado”. Se renovó para esta época del año la jerga del estudiante secundario cordobés que en cada uno de los contenidos priorizados en una evaluación no llega al 7.
Se unificó este año la exigencia mínima de puntaje, 7, pero no en general para toda la materia o una unidad, sino para cada uno de los contenidos prioritarios en cada núcleo curricular. Para los aprendizajes “pendientes”, el docente debe brindar una nueva oportunidad de “apropiación”. Hay dos chances por cada núcleo por evaluar.
Además, se eliminaron las reincorporaciones ilimitadas. Un estudiante que supera las 25 inasistencias pierde la condición de alumno regular. Esto, por ahora, sólo para el nivel secundario. La intención es avanzar en un régimen académico con límite de inasistencias en nivel inicial y en primario, pero es algo que todavía está en discusión y se va a avanzar el año que viene, cuando se llegue a un consenso si se copian las 25 faltas o se establecen otros parámetros.
Estos son los componentes de mayor exigencia en el secundario centrado en un tipo de alumno: el alumno regular, que es quien más se acerca a una trayectoria escolar parecida a la teórica en cuanto a los progresos y tiempos estándar de cursado.
Esto sucede al mismo tiempo que comienza una reforma educativa en todos los niveles, que en una primera etapa hace experiencia en 202 escuelas precursoras.
Esta mayor rigurosidad, expresada en el eslogan “en Córdoba los aprendizajes importan”, como lo plantea el ministro de Educación provincial, Horacio Ferreyra, se complementa con una mayor amplitud y variedad de recursos para sostener la permanencia en el sistema de los estudiantes.
Quienes superan las faltas siguen siendo alumnos, que pueden continuar sus estudios bajo la modalidad de trayectoria escolar asistida. Los recursos están puestos en la modalidad asistida, que prevé la recuperación de aprendizajes para volver al cursado normal en distintas instancias de acompañamiento que cada escuela tiene que plantear en modalidades que, en general, involucran refuerzos a contraturno y actividades especiales orientadas a estos alumnos, que han diseñado propuestas y cuentan con los recursos necesarios. Quien no asista a estos espacios tendrá que rendir, para volver al aula en forma normal, todos los espacios curriculares en un coloquio.
La trayectoria asistida impacta también como una posibilidad nueva para la promoción. Se mantiene el pase de año con dos materias pendientes, pero si hay tres, uno de estos “espacios curriculares” puede aprobarse con la realización de entre cuatro y seis trabajos integradores y la firma de un acta compromiso de alumnos, de familiares y de escuela. Con esto, se evitaría el coloquio y se bajaría el estrés de los exámenes de febrero, cuando se definen las repitencias.
“La repitencia en un estudiante será una decisión límite, que se tomará después de agotar todas las instancias”, plantea el régimen. Y, en los casos en los que finalmente opere, el sistema plantea para estos alumnos “instancias diferenciadas” en las que se haga eje en la profundización de saberes, e incluso que puedan actuar como “tutores” de sus pares, sin necesidad de que deban ser evaluados nuevamente en los núcleos de aprendizaje que sí aprobaron el año anterior.
Las faltas, luces de advertencia
Sobre las inasistencias, el régimen académico plantea un sistema de “alertas”. Si un estudiante tiene tres inasistencias injustificadas, el preceptor se tiene que comunicar con la familia. Si son cinco, tiene que citar a la familia a la escuela e informar a algún integrante del equipo de Fortalecimiento de Trayectorias Escolares.
Con 10 faltas, el equipo directivo tiene que convocar a la familia y al estudiante y llegar a un acta compromiso. Con 20 faltas se debe anoticiar a la familia de “la situación de riesgo en la que se encuentra el estudiante”, la dirección tiene que elaborar una serie de acciones pedagógicas y el caso pasa a ser prioritario para el equipo que sigue las trayectorias escolares.
Quien supere las 25 faltas pasa a ser un estudiante en trayectoria escolar asistida. En esta instancia, se aconseja tender puentes con las coordinaciones locales de educación y del equipo profesional de acompañamiento educativo (Epae).
“El gobernador Martín Llaryora nos ha dicho que no escatimemos recursos en esto, tenemos más de 300 escuelas que han presentado proyectos y ya cuentan con fortalecimiento escolar a contraturno y seguramente habrá muchas más”, detalló Ferreyra.
La retención del sistema mejoró, según los últimos indicadores difundidos por Educación. En general, es del 99,6% de la matrícula, pero es menor en el secundario. El abordaje en cada uno de estos casos de deserción es particular. Y, en esto, el rol de los gobiernos locales y de las comunidades es clave para Ferreyra. Por esto valora la participación de los intendentes y jefes comunales en el seguimiento de las trayectorias escolares en sus comunidades.
“Tenemos más de mil chicos de entre 14 y 17 años que se reinsertaron en el sistema educativo a través del Plan de Inclusión y Terminalidad. Es decir, no tuvimos que esperar que fueran mayores de 18 y fueran a un bachillerato para adultos para que retomasen su educación formal”, ejemplificó el ministro.
Reparar antes que castigar
Como la Justicia, que poco a poco va priorizando las soluciones restaurativas antes que las sanciones penales o las multas, la instrucción que tiene el régimen académico para los secundarios en materia de convivencia es apostar por “las acciones reparadoras que gestionan las situaciones conflictivas restaurando los vínculos entre las partes implicadas, promoviendo el diálogo, la escucha activa, el reconocimiento de las consecuencias de su accionar, la responsabilización y la generación de acuerdos”.
En una escuela pública provincial de la ciudad de Córdoba, se rompieron de manera intencional las instalaciones en el baño de varones de manera reiterada. Esto provocó, en algunas circunstancias, que se debieran suspender las clases. La escuela, en acuerdo con el centro de estudiantes, llegó a una solución de este problema no con la investigación y sanción de responsables, sino con el compromiso de las familias y de los alumnos varones de la institución en trabajar en los arreglos y en afrontar los costos.
Cuando hay situaciones que no pueden resolverse con una respuesta material por ser de violencia simbólica o maltrato, algunas instituciones plantean “buenas acciones” de compensación, a la vez de trabajar en las problemáticas en profundidad.
“Esto no quiere decir que las amonestaciones no existan más, ni los llamados de atención, pero tienen que ser la última instancia”, remarcó Ferreyra.
Certificados laborales y profesionales
A la par del cambio de régimen académico, está sucediendo una reforma educativa que para los secundarios orientados y técnicos plantea la realización de prácticas educativas y profesionalizantes en cuarto, quinto, sexto y séptimo años. En las escuelas técnicas, la búsqueda es trabajar con el sector productivo para mantener actualizado el plan de estudios.
Pero la mayor innovación es la progresiva implementación de cursos de capacitación laboral o profesional “certificables”, lo que permitirá a los estudiantes obtener el título de bachiller y una certificación profesional, por ejemplo, en programación web, en industrias de la alimentación y en panadería, entre otras.
“Estamos trabajando ya con 422 escuelas secundarias en formación profesional y en capacidades laborales”, remarcó, en este punto, Ferreyra.
Una reforma que busca escalar
Mientras hay una serie de acciones tomadas por el Ministerio de Educación provincial que alcanzan a todo el sistema, como “la intensificación de aprendizajes en Lengua y en Matemáticas, el refuerzo en Ciencias de la Computación, la contemplación de la dimensión socioafectiva y el desarrollo sostenible y el aludido ya cambio en el régimen académico en los secundarios, hay 202 escuelas precursoras que ya incursionan en una serie de innovaciones planteadas en el programa TransFormar@Cba, que propone una renovación didáctica y curricular en todos los niveles, que se tendría que completar en 2027 en los más de tres mil establecimientos que tiene la provincia.
El programa surgió de un proceso de consulta en el que participaron ciudadanos comunes y 4.700 instituciones. Y sigue construyéndose en la búsqueda de acuerdos sobre “una escuela posible”, como la define el ministro provincial.
“Son los faros del proceso de renovación que iluminan el camino que habrá de seguir el sistema educativo provincial”, dice Ferreyra sobre estas escuelas, que están haciendo una experiencia que desde el segundo semestre servirá para “contagiar” al resto de las escuelas.
El 30 de junio, se abren las inscripciones para los colegios que seguirán la innovación curricular en 2026. La aspiración de mínima de la Provincia es que sean 500; el sueño es que sean mil.
Estas son algunas de las acciones que ya están en marcha con el TransFormar@Cba:
- En el nivel inicial se comenzó a incluir “desafíos de aprendizaje” de Lengua y de Matemáticas. Incluso, algunas salas de 5 participarán de las Olimpíadas de Matemáticas, del Festival de la Palabra y de la Feria de Ciencias. También se incorporaron Educación Física y Artística.
- En primaria, ya se implementa la hora semanal de apoyos en los aprendizajes y se incluyen ciencias de la computación con un enfoque general en el mundo digital en el primer ciclo y en tecnologías digitales y computacionales más específicas en segundo y en tercer ciclos.
- En el secundario, las ciencias de la computación hacen énfasis en programación y robótica y se plantean prácticas profesionalizantes desde cuarto año y con mayor relevancia en los dos últimos años de cursado, y se impulsan los espacios de protagonismo estudiantil como la formación de clubes, de cooperativas o de emprendimientos asociativos.