Según los plazos que la misma administración de Daniel Passerini planteó, quedan nueve meses para que la ciudad de Córdoba tenga un nuevo sistema de transporte público. Transporte que, según se prometió, será de escala metropolitana. Imposible no trazar un paralelismo con la gestación de un niño, desde cualquier punto de vista con el que se aborde el proceso.
Lo que hay hasta el momento son los tiempos que se establecieron, algunas banderas rojas que aparecen en el proceso y muchísimas incertidumbres, que se deberán esclarecer con el pasar de los meses.
Sobre las fechas. Como se dice en la nota que acompaña a este análisis, antes de que termine este mes llegará al Concejo Deliberante el proyecto de ordenanza del marco regulatorio del nuevo sistema. Es la estructura legal sobre la que se deberá montar la licitación, que debería comenzar su camino en noviembre o diciembre.
De esa forma, se podría llegar al 1 de marzo de 2025 con el nuevo esquema desplegado en las calles.
Nueve meses para un parto.
Lo metropolitano. Acá el tema comienza a ponerse espinoso. Tal como se viene advirtiendo, no hay un trabajo conjunto entre las autoridades municipales y las provinciales para una implementación sin problemas de un sistema que tenga una mirada que exceda los límites cada vez más difusos de la ciudad de Córdoba. Y que elimine las situaciones absurdas que enfrentan los usuarios, como las de estar esperando un viaje en una arteria donde circulan ómnibus urbanos e interurbanos, y no poder tomar el que quieren, por más que el recorrido los lleve al destino que desean.
O tarifas que saltan al doble si se camina un par de cuadras para tomar un colectivo en Villa Allende o cruzando el límite imaginario que la separa de la Capital.
Ni hablar del medio de pago: Red Bus, TIN o Sube.
Y lo que puede ser un enorme conflicto en puerta que puede enfrentar a dos sindicatos como UTA y Aoita, por los choferes que cubran un recorrido que salga del ejido de la ciudad de Córdoba.
La Secretaría de Transporte provincial dispuso la conformación de una mesa técnica, en la que supuestamente se va a discutir el transporte interurbano y, sobre todo, el metropolitano. Pero en esa mesa, hasta ahora, no están sentadas las autoridades de la Municipalidad de Córdoba, que es la que va a licitar un sistema que será, insisten, metropolitano.
Si no fuera que se trata de una temática que afectará a más de 500 mil usuarios que a diario viajen en Córdoba y en el Gran Córdoba, sería una situación de enredos que roza lo cómico.
Da la sensación de que las administraciones de la Provincia y del municipio aún no dimensionan lo que deben resolver.
Tal vez el peronismo de Córdoba debería tomar nota de lo caro que costó el estrepitoso fracaso del sistema que se licitó en 2001, que quiso implementar Unión por Córdoba, con Germán Kammerath en la Intendencia y José Manuel de la Sota en la Gobernación.
Cinco elecciones pasaron para que los cordobeses le volvieran a dar la posibilidad de comandar la Capital a ese espacio político.
Y si el abordaje no es serio, si se siguen interponiendo miserias políticas, difícil será que el resultado de esta gestación de nueve meses sea positivo. Mal que les pese a los usuarios.
