El 25 de agosto del año pasado, Florencia Mansilla dijo “basta”. Con mucho coraje, decidió hacer público su caso y grabó un video que subió a su cuenta de Instagram. Debido a su discapacidad motriz, necesita una rampa para poder ingresar a estudiar en el profesorado de Ciencias Sagradas en el Instituto Católico Superior (Incasup), perteneciente al Arzobispado de Córdoba, ubicado sobre avenida Vélez Sársfield al 500 de la ciudad de Córdoba.
Durante un año pidió a las autoridades que se cumpla su derecho a la accesibilidad, pero no logró cambios. Y no fue hasta que se hizo público su reclamo que el instituto se percató de que no estaba cumpliendo con la Ley 24.314, con más de 30 años de vigencia en el país, y que establece que todos los edificios de uso público deben garantizar la accesibilidad a personas de movilidad reducida .
Finalmente, días atrás comenzaron las obras en un sector contiguo al ingreso sobre Vélez Sársfield para la instalación de una rampa móvil.
“Esto significa mucho, siento muchísima alegría. Por fuera es cemento y hierro, pero es mucho más que eso, incluso mucho más que una cuestión de accesibilidad: es una cuestión de dignidad”, expresó Florencia en diálogo con La Voz.
Y agregó: “Siento que cada reunión (donde la pasaba muy mal) y la exposición que tuvo el caso está valiendo un poco. Y creo que es importante entender que nunca es tarde para empezar a hacer las cosas bien”.
Una lucha en solitario
Desde su ingreso al Incasup, Florencia –quien actualmente cursa tercer año– luchó para poder tener una rampa de ingreso al establecimiento. Se reunió con profesores, con la directora de la carrera, con la representante legal, con arquitectos, abogados y hasta funcionarios. Pero nada cambiaba.
Hacer silencio, dilatar una respuesta, esperar un supuesto permiso por tratarse de un edificio histórico, fueron algunas de las prácticas que padeció la estudiante que lo único que pedía era poder tener un acceso para poder estudiar, al igual que todos sus compañeros.
Un día, la representante legal, Graciela Pesci Rivara, le dijo que no había dinero para la obra y la excusa de la inviabilidad económica cerró la discusión. Pero Florencia no bajó los brazos y tras agotar internamente todos los medios posibles, expuso públicamente su caso en búsqueda de una solución.
Conflicto
El reclamo de Florencia escaló en un conflicto puertas adentro de la Iglesia de Córdoba. Una alumna con discapacidad había necesitado acudir a los medios de comunicación para exponer la falta de una rampa en un instituto de enseñanza superior, cuya sede funciona en el Seminario Mayor y nadie contuvo esa demanda.
Semanas más tarde, Pesci Rivara dejó su cargo –después de 17 años al frente del instituto– y en octubre se hizo cargo Gabriela Peña, quién en la primera semana convocó a la alumna para conocer el caso en profundidad.
La nueva representante legal le prometió a Mansilla una solución para los primeros meses de este año. “Escuché a Florencia y lo que pide es lo correcto. No puedo hablar por lo que antecede a mi gestión, pero yo y mi equipo nos estamos ocupando de que la rampa esté terminada lo antes posible”, le dijo Peña a este diario.
La obra para construir la rampa demandaría unos $ 18 millones, de los cuales ya se tiene un porcentaje para el inicio de los trabajos.
Quizás en ánimo de compartir responsabilidades por la demora en darle una solución a la alumna, el costo de la obra será afrontado entre el Arzobispado de Córdoba, el Seminario Mayor, la Junta Arquidiocesana de Educación Católica (Jaec) –que aglutina a las instituciones católicas bajo la órbita de la diócesis de Córdoba– y el mismo Incasup.
La construcción de la rampa de acceso al instituto se realiza sobre un patio externo, sobre avenida Vélez Sársfield. Allí se allanó el terreno y se proyecta una pasarela en la que se instalará una rampa móvil de hierro de 12 metros de largo.
Luego deberá construirse una puerta que permita el ingreso al hall central sin utilizar las escaleras.
Docentes y alumnos coincidieron que en los últimos meses se pudo observar un cambio en la gestión de las autoridades del instituto. Incluso, según contaron, algunos de ellos se acercaron a Florencia y le pidieron disculpas por la demora en darle respuesta a su reclamo.