Después de largos días de tensión y polémica ante la remoción del histórico quebracho blanco que quedó en medio de la traza de ampliación de la avenida Padre Luchesse, en Villa Allende, finalmente el ejemplar se encuentra en su nuevo espacio, a unos 50 metros del anterior.
Durante el sábado, los trabajos realizados para sacarlo por una nueva grúa contratada por el municipio, se vieron interrumpidos por dificultades técnicas
En tanto, los defensores del árbol continuaban con el acampe para impedir su traslado por considerar que al trasplantarlo no tiene posibilidades de sobrevida. Incluso hubo momentos de tensión e incidentes donde intervino la Policía apostada en el lugar.
Ya durante el domingo las tareas de remoción continuaron y el árbol logró ser trasplantado a una nueva fosa, con una malla como cerramiento y cámaras para su protección.
Este lunes, la colectora sur de la Luchesse aún se mantiene cerrada, ya que se realizan los últimos trabajos para seguir la obra de ensanchamiento que lleva a cabo la empresa provincial Caminos de las Sierras, en la principal vía que une Villa Allende con la ciudad de Córdoba.
Mientras, los vecinos que protestan continúan con el acampe y en asamblea, para definir las acciones a tomar. También la Policía continúa este lunes apostada en el lugar con varios efectivos.
Aclaración sobre el trasplante
Tras la mudanza, continúa el trabajo sobre las raíces y follajes para intentar favorecer su enraizamiento y adaptación, lo que se prevé que –si llega a tener éxito– demandará un largo tiempo de cuidado.
El director de Ambiente municipal de Villa Allende, Santiago Carmona, ingeniero industrial especialista en Gestión Ambiental, planteó algunas precisiones técnicas ante los argumentos de la ingeniera agrónoma Ana Ruth Meehan, que en una nota en La Voz, afirmó que el árbol es “instransplantable” y calculó que su raíz alcanzaba unos 20 metros de profundidad.
Carmona sostuvo que esta última afirmación no se sostiene con la observación empírica directa realizada.
“Durante los trabajos de excavación controlada, se logró identificar y descubrir la raíz principal pivotante. Y se constató que a los tres metros de profundidad, la raíz tenía 12 centímetro de diámetro”, remarcó. Y que a los 3,5 metros descendía a 8 centímetros de diámetro, y a los 4 metros de profundidad se reducía a 5 centímetros de diámetro.

“Estos valores muestran que la raíz pivotante, lejos de continuar con un desarrollo profundo, pierde diámetro rápidamente y evidencia signos de atrofia por limitaciones edáficas (probablemente por un horizonte arcilloso denso o una capa compactada)”, indicó.
En consecuencia, no existía una raíz principal de 20 metros ni una estructura subterránea descomunal como la que se describía, aseguró.
Carmona también aclaró sobre el carácter “intrasplantable” de la especie. Y dijo: “Es incorrecto generalizar afirmando que el quebracho blanco no admite trasplante bajo ninguna condición. No existen estudios concluyentes ni publicaciones científicas que sostengan categóricamente eso”.
Lo que sí se sabe —advirtió— es que requiere cuidados y técnicas específicas debido a su lento crecimiento y a la relación particular entre raíz y copa.

De hecho, en este caso se tomaron medidas como la conformación de un cepellón de 3,20 metros de diámetro por 1,50 metros de profundidad, con una estructura metálica de soporte y un film protector.
Acerca de la viabilidad del trasplante
Sobre la afirmación de Meehan de “cero chances” de sobrevida del árbol, el funcionario municipal remarcó que es una conclusión excesiva y carente de respaldo técnico riguroso.
“Todo trasplante de un árbol adulto conlleva riesgos, eso es indiscutible, pero no se puede confundir riesgo con certeza de fracaso”, destacó.

Y manifestó que la viabilidad dependerá de múltiples factores: las condiciones del suelo, la técnica empleada, el seguimiento postrasplante, el manejo del estrés hídrico y el monitoreo posterior.
Además, agregó que el ejemplar no estaba en condiciones ideales previas al trasplante: sostuvo que venía mostrando signos de afectación estructural en el suelo y ramas secas por compactación de raíces. En ese contexto, dejarlo en su lugar no era garantía de conservación, sino de deterioro progresivo.
Sobre la supuesta ruptura del sistema radicular
Carmona también aclaró que no se arrancó ni se destruyó su estructura radicular. “Se trabajó durante meses para intervenir con precisión, protegiendo y conservando las raíces con el mayor cuidado posible, tal como se evidencia en los registros fotográficos y técnicos”, apuntó el ingeniero.
Sobre las declaraciones que afirman una “muerte asegurada”, afirmó que “no consideran las observaciones de campo ni los estudios técnicos realizados específicamente sobre este ejemplar. La ciencia y la técnica no se basan en juicios categóricos sin evidencia, sino en datos, observaciones y experiencia concreta”.
Y añadió: “El trasplante del quebracho blanco no es una improvisación ni un capricho. Es una acción compleja, decidida para darle una oportunidad de vida al árbol en lugar de condenarlo a la pérdida cierta por avance de obra. Se trata, justamente, de hacer todo lo posible por conservarlo, incluso en un contexto adverso”.