Antes de la rotura del caño cloacal en Villa Páez, hubo tres incidentes similares en otros puntos de la ciudad de Córdoba: en diciembre de 2020, fue un ducto en la calle Güemes, de barrio General Paz; la calle Sargento Cabral, que atraviesa San Vicente, en enero de este año; y ese mismo mes, un ómnibus de Ersa se hundió en calle Virgen de la Merced, en Villa Cabrera.
Todas esas roturas de redes cloacales fueron similares: eran caños de hormigón que colapsaron en su parte superior, mientras que la base estaba en buenas condiciones. Otra coincidencia: todos sucedieron en lugares con pendientes pronunciadas.
“La particularidad que tiene la cloaca es que la excreta humana, al producirse oxidación dentro del caño, libera gases sulfhídricos que atacan el hormigón en la parte superior del ducto”, explica el ingeniero civil Juan José Tuninetti, subsecretario de Infraestructura de la Municipalidad.
Al gas sulfhídrico se lo conoce, justamente, como “gas de alcantarilla”.
Tuninetti continúa: “Por eso, el caño en la parte de abajo se conserva, y en la parte de arriba y por dentro se va carcomiendo. Entonces, llega un punto en que apenas tiene un centímetro de espesor, pero además adquiere una contextura que pareciera apolillado, se rompe por nada”.
Cloacas turbulentas
Como se dijo antes, un elemento clave que detectaron en el municipio es el de las pendientes. “Cuando vos tenés una cañería que viene con una pendiente de 0,5 por ciento, está dentro de las características normales de la topografía. Pero donde hay un cambio brusco de pendiente, en ese tramo nosotros advertimos que se produce una turbulencia del flujo” explicó el subsecretario.
“Y cuando se genera esa turbulencia, se propicia la generación de una producción masiva del gas sulfhídrico”, remarcó, y añadió: “Entonces, si tenés una producción más alta que en otros tramos, te ataca mucho más”.
Para entender mejor la situación, se puede trazar un paralelismo con un río que en parte de su recorrido corre con aguas calmas, pero en determinado momento la topografía cambia, la velocidad del agua aumenta y se producen los rápidos.
Esa turbulencia afecta de manera importante la vida útil del caño: la misma cañería de esos cuatro sitios donde colapsó, 200 metros aguas arriba, está en distintas condiciones.
A la búsqueda de más cloacas
Desde la Municipalidad, se comenzaron a identificar los puntos de la ciudad donde se producen esos cambios bruscos de pendiente y que poseen cañerías cloacales de más de 400 milímetros de diámetro hechas de hormigón.
“Investigamos, estudiamos y entendimos lo que está pasando con la cañería. Estamos buscando todos los puntos en los que coinciden estas variables para incorporarlos en el de aliviadores”, subrayó Tuninetti.
La gestión de Martín Llaryora tiene prevista la ejecución de un centenar de aliviadores cloacales, de los cuales ya se terminaron 29 y se están ejecutando otros 12.
En la Dirección de Redes Sanitarias ya están trabajando en otros tamos con pendientes importantes: por ejemplo, en barrio Villa Revol Anexo, donde se instalan 1.008 metros lineales de cañerías de tres diámetros: 315, 400 y 500 milímetros en avenida Los Incas, Los Matacos, Madrid, Los Onas y La Coruña.
Qué está pasando en Villa Páez
En Villa Páez, se están instalando cañerías de 700 metros lineales y 700 milímetros de diámetro, desde Enfermera Clermont y pasaje San Pablo, pasando por Arturo Orgaz, 12 de Octubre, Costanera, hasta La Tablada.
Así las cosas, el tramo ubicado en la calle Igualdad (intervenido recientemente por el municipio) será exclusivo para la descarga de las conexiones domiciliarias de frentistas.
Desde la Municipalidad se indicó que los trabajos están dentro de la “fase de contingencia para mitigar la histórica problemática de ambos barrios que comprende, además de la nueva traza, la fijación definitiva de dos aliviadores construidos en el Puente del Trabajo y en la esquina de Castro Barros y José María Galán, los cuales permiten derivar los líquidos que arribaban al sector desde la zona norte hacia el Colector Cloacal Noroeste, ejecutado por el Gobierno provincial”.
Luego de esta etapa, se procederá a la tercera fase de “solución definitiva” con la construcción de otro aliviador aguas arriba que encausará los líquidos de la cuenca que tiene inicio en Valle Escondido, donde descargan más de 200 mil cordobeses, con destino al Colector Noroeste, aliviando la totalidad de la red cloacal de Villa Páez y de Alberdi.
Chancay, con tunelera
En barrio Quebrada de las Rosas se ejecuta un túnel de 200 metros lineales por donde se instalará un nuevo aliviador que buscará solucionar el desborde constante que se produce en Chancay y 9 de Julio, que termina contaminando el arroyo El Infiernillo.
Para ello, se trabaja con una tunelera que llegó desde la provincia de Buenos Aires, porque por su dimensión y diámetro no se consigue en Córdoba.
Luego de este tramo, las cañerías cruzarán el arroyo de El Infiernillo desde la calle Chancay, conectándose a la red cloacal en la intersección con José Ramón Figueroa, lo que totalizará 813 metros lineales de caños de 315 milímetros.
“La obra de aliviador cloacal tiene doble objetivo: eliminar los históricos desbordes de líquidos en la esquina de Chancay y 9 de Julio, y el retiro de una estación de bombeo que permitía el ascenso de líquidos a través de los desniveles del terreno, ya que con su concreción el caudal circulará por gravedad”, señalaron desde el municipio.
