Las mamparas o puertas de vidrio de la ducha, con el paso del tiempo y el uso, suelen perder su brillo y transparencia. La acumulación de cal, restos de jabón y otros minerales presentes en el agua son los principales responsables de ese aspecto opaco que va apareciendo en el cristal.
Afortunadamente existen trucos sencillos y rutinas de limpieza que puedan prevenir y revertir ese aspecto del cristal, ayudando a mantener las puertas de ducha como nuevas durante más tiempo. Pero, entre tantas soluciones caseras y productos comerciales, ¿cuáles son realmente eficaces?
En este sentido, los expertos en limpieza Ryan Knoll, fundador del servicio Tidy Casa, y Jeremy Sibley, presidente de Glass Doctor, recomiendan determinadas prácticas para hacerle frente a este problema doméstico, según recoge la web Southern Living.
La clave está en la prevención
El especialista Knoll sugiere limpiar con regularidad y evitar que la suciedad se asiente por largos periodos. Además, una de las fórmulas más efectivas proviene de la alacena: vinagre, detergente y bicarbonato, los mejores aliados.
La mezcla de vinagre blanco destilado y detergente, aplicada con una esponja no abrasiva, logra disolver los residuos fácilmente. Hay que dejar actuar esta solución entre 10 y 15 minutos antes de enjuagar y secar con un paño, a ser posible de microfibra. Tras este proceso, la claridad del vidrio será restaurada.
En el caso de tener manchas más difíciles, el bicarbonato de sodio mezclado con un poco de agua puede crear una pasta que se aplica con facilidad. Agregar un chorro de vinagre caliente potencia el efecto gracias a la efervescencia resultante, perfecta para limpiar sin dañar el vidrio.
Además, la presencia de minerales en el agua, especialmente calcio y magnesio, favorece las manchas difíciles. Un descalcificador instalado en la ducha puede reducir esta acumulación y simplificar la limpieza diaria.
La importancia de ser constante

Ambos especialistas coinciden en que lo más importante para mantener la mampara limpia y en buenas condiciones es la frecuencia de su limpieza.
Según Sibley, la rutina que se debe seguir es: diariamente, pasar una escobilla de goma tras cada ducha. A la vez, semanalmente, limpieza con vinagre o limpiavidrios, se recomienda también incluir una dosis de alcohol isopropílico al 10% para un mejor secado. Además, una limpieza profunda con vinagre y jabón o bicarbonato.
Y por último aplicar repelentes de agua o cera automotriz para evitar nuevas acumulaciones.
De todos modos, no todas las puertas de ducha son iguales ni del mismo material. Es aconsejable probar cualquier producto en una zona discreta antes de aplicarlo por completo.
Cómo prevenir malos olores y moho
El vinagre, además de limpiar, ayuda a eliminar algunas bacterias y neutralizar olores. Sin embargo, también es importante permitir que la humedad escape.
Mantener la puerta de la ducha abierta después de usarla favorece la ventilación y evita el aumento de moho.