Durante muchos años, se agregó “eclesiástica” a la caracterización de la dictadura que tomó el poder el 24 de marzo de 1976 y cometió crímenes de lesa humanidad, violaciones sistemáticas a los Derechos Humanos y una gran cantidad de otros delitos en el país. Las agrupaciones de derechos humanos anexaron, con los años, que esa dictadura militar fue también civil y eclesiástica.
Las asociaciones de Derechos Humanos llegaron incluso a hacer un parangón entre las figuras del represor Luciano Benjamín Menéndez, jefe del Tercer Cuerpo de Ejército, con quien fuera el arzobispo de Córdoba durante esos años, el cardenal Raúl Francisco Primatesta.
Aunque durante los años que siguieron se descomprimieron algunas tensiones, esta semana se produjo una reunión que es histórica en muchos sentidos y que podría considerarse un “legado” de la valorización del Papa Francisco –afectado por problemas de salud, que precipitaron algunos balances de su papado– en algunos espacios políticos y sociales populares argentinos.
La Mesa de Trabajo por los Derechos Humanos fue recibida por el arzobispo monseñor Ángel Sixto Rossi y el vicario de los Pobres padre Melchor Lopez, en una instancia previa a un nuevo aniversario del Golpe de Estado. “En un encuentro de diálogo y reflexión, abordamos la agenda de memoria, verdad y justicia como un pilar fundamental para fortalecer nuestra democracia. Reflexionamos sobre la necesidad de poner al ser humano en el centro, promoviendo la solidaridad y el cuidado del otro como valores esenciales. También abordamos los desafíos que enfrentamos ante la desigualdad y la injusticia, y la importancia de reafirmar los valores democráticos en tiempos donde deben ser defendidos con firmeza”, difundieron en sus redes sociales desde la Mesa.
“Generar espacios de diálogo nos hace bien, es lo que necesitamos los argentinos y lo que nos está costando”, valoró el padre Munir Bracco, de Pastoral Social Córdoba, quien no participó del encuentro.
Un excura muy crítico de la curia, José Nicolás Alessio, valoró el acercamiento. “Es un paso. Desde Primatesta hasta ahora la negación de los Derechos Humanos ha sido una constante. Nunca tuvieron en cuenta las actividades del 24 de marzo. Nunca se hicieron eco de los juicios en Córdoba por memoria histórica. Negaron sistemáticamente los crímenes de la dictadura. Incluso el asesinato de Angelelli hasta que Roma tomó el caso. Pero si abrieron una puerta, hay que avanzar, hasta que la cierren ellos, no nosotros”, escribió Alessio.
Además de los representantes eclesiásticos, participaron Lucia Figueroa Sánchez, Felipe Rojas y Leandro Vallejos por la Mesa de Trabajo por los Derechos Humanos de Córdoba; Adriana Ochoa y Gustavo Tissera, por Familiares de Detenidos y Desaparecidos por razones políticas de Córdoba; Belen Altamiranda Taranto y Patricia Chalup por Abuelas de Plaza de Mayo; Soledad García, Sara Waitman y Carlos Luján por la Asociación de Ex Presos Políticos por la Patria Grande.
Visibilización del 24 de marzo
La Mesa de Trabajo lanzó una campaña para visibilizar la efeméride del 24 de marzo, en un contexto de país muy diferente al de años anteriores. Se llama “Las paredes hablan” y busca intervenir artísticamente el espacio público con mensajes vinculados a la memoria, la democracia, los derechos humanos.
Se proponen, como consignas:
● Frente a la impunidad y la crueldad: La memoria nos une, por un país solidario
● La memoria nos une
● ¿Dónde están los bebés apropiados por la dictadura?
● ¿Dónde están los cuerpos de los desaparecidos?
● Aca la dictadura secuestró personas (señalizar los lugares donde vivieron personas detenidas o desaparecidas, de ser posible sumar una foto de esa persona o su historia de vida)
● La patria no se vende
● Donde hay memoria hay comunidad
● Unidad y memoria para que tengamos futuro
● Quitame la soberanía y me quedo sin nada
