Un equipo de científicos argentinos realizó un hallazgo clave que podría modificar el tratamiento de la displasia broncopulmonar, la enfermedad pulmonar crónica más frecuente en bebés prematuros.
La investigación, publicada en la revista científica The Lancet, demostró que esta patología no es una sola, sino al menos cuatro enfermedades distintas, con evoluciones y riesgos diferentes.
El trabajo fue desarrollado por investigadores del Centro Infant de Medicina Traslacional (Cimet), dependiente de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam), tras más de 10 años de investigación clínica y análisis de datos en recién nacidos prematuros extremos.
Una enfermedad frecuente y muchas veces mal diagnosticada
En Argentina, entre el 1,5% y el 2% de los bebés que nacen cada año son prematuros. De ellos, miles desarrollan enfermedad pulmonar asociada a la inmadurez de sus pulmones, una condición que puede provocar complicaciones graves y secuelas a largo plazo.
Hasta ahora, la displasia broncopulmonar se diagnosticaba de manera tardía y con criterios amplios. “El diagnóstico suele hacerse recién a las 36 semanas de edad gestacional, según si el bebé todavía necesita oxígeno. Eso llega tarde y no distingue bien trayectorias clínicas muy distintas”, explicó Mauricio Caballero, médico pediatra, investigador del Conicet y director del Cimet Unsam.
Cuatro trayectorias respiratorias diferentes
El estudio analizó datos de casi 400 bebés prematuros nacidos en Argentina entre 2013 y 2020, atendidos en cinco centros de alta complejidad neonatal de Buenos Aires. Esa información se comparó con una base de datos de más de 800 bebés prematuros extremos de Estados Unidos.
Mediante técnicas avanzadas de análisis estadístico y machine learning, los investigadores identificaron cuatro “trayectorias respiratorias” distintas durante los primeros 30 días de vida, basadas en la necesidad de oxígeno para mantener una adecuada saturación.
El primer grupo, el más numeroso, mostró requerimientos bajos y evolución favorable, sin muertes registradas. El segundo presentó una necesidad inicial alta de oxígeno, pero con mejora rápida. El tercero comenzó con síntomas leves, pero empeoró de forma tardía y registró la mayor mortalidad. El cuarto grupo mostró requerimientos elevados desde el nacimiento y una alta tasa de complicaciones graves.
Impacto clínico y cambio de paradigma
Según los autores, identificar estas trayectorias de manera temprana permitiría anticipar tratamientos, personalizar cuidados y prevenir complicaciones severas. “Con un diagnóstico precoz, el abordaje neonatal podría cambiar en todo el mundo”, sostuvo Caballero.
La displasia broncopulmonar afecta entre el 25% y el 40% de los bebés con menos de 1.500 gramos al nacer, y hasta el 50% de los que pesan menos de 1.000 gramos o nacen antes de las 28 semanas de gestación.
Investigación colaborativa y de largo plazo
El primer autor del estudio es Damián Álvarez Paggi, investigador del Conicet en la Unsam. También participó el pediatra e infectólogo Fernando Polack, fundador de la Fundación Infant, quien dirigió el proyecto durante varios años.
“El desafío fue analizar datos extremadamente complejos, para lo cual los métodos tradicionales no alcanzaban”, explicó Caballero. Por eso, el equipo colaboró con investigadores del Imperial College de Londres, especializados en este tipo de modelado aplicado a enfermedades respiratorias.
El hallazgo abre la puerta a una nueva forma de entender y tratar una de las principales causas de enfermedad y mortalidad en bebés prematuros.
