Incluso antes de la pandemia por coronavirus, consultar al “Doctor Google” se estaba convirtiendo en un preludio cada vez más habitual de la visita al médico de cabecera.
Durante el confinamiento, una encuesta británica sugirió que más del 60 por ciento de las personas introducían sus síntomas en el buscador antes o incluso en lugar de pedir la opinión de un profesional.
Según investigadores de la Universidad de California en San Diego, esta tendencia podría verse acelerada por el reciente auge de la llamada inteligencia artificial generativa, que podría llevar a que empresas al estilo de ChatGPT complementen o incluso sustituyan a Google.
Un estudio advierte el peligro de usar ChatGPT sin recurrir a un médico
“Muchas de las personas que decidan recurrir a asistentes de inteligencia artificial, como ChatGPT, lo harán porque no tienen a nadie más a quien recurrir”, afirma Mike Hogarth, médico y profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad de California, San Diego, quien, junto con otros colegas, puso a prueba al robot y lo encontró deficiente.
Aunque descubrieron que daba respuestas basadas en pruebas fehacientes al 91 por ciento de todas las preguntas, reflejando el apoyo que se espera de un experto, solo el 22 por ciento de las respuestas remitían a recursos específicos para ayudar al usuario, un componente clave para garantizar que aquellos que buscan información obtengan la ayuda necesaria.
Según el equipo de la UC San Diego, los chatbots deberían ofrecer al posible paciente la opción de ponerse en contacto con un humano.
El informe también sostiene que no está claro qué tan bien ChatGPT maneja las consultas generales de salud del público en general.
Asumir responsabilidades
“Los líderes de estas tecnologías emergentes tienen que asumir responsabilidad y garantizar que los usuarios tengan la posibilidad de comunicarse con un experto humano a través de una derivación adecuada”, añadió Hogarth.
El estudio de la UC San Diego fue publicado por la revista JAMA Open Network de la Asociación Médica Estadounidense el 7 de junio último, una semana después de que la Asociación Nacional de Trastornos Alimentarios de Estados Unidos desactivara su chatbot “Tessa” tras las denuncias de que había estado ofreciendo consejos perjudiciales.
