Los adolescentes que sucumben a la presión de sus compañeros y empiezan a fumar, probablemente lo hacen porque tienen menos materia gris en la parte del cerebro que influye en la toma de decisiones y el acatamiento de normas.
Peor aún, aquellos jóvenes que desarrollan el hábito de fumar tienden a haber experimentado al final de su adolescencia una reducción de la materia gris en la parte del cerebro que controla cómo se gestiona el placer.
Un estudio sugiere que fumar en la adolescencia afecta al cerebro
Así se desprende de un estudio sobre adolescentes y adultos jóvenes de Gran Bretaña, Francia, Alemania e Irlanda realizado por las universidades de Cambridge, Fudan y Warwick y cuyas conclusiones se publicaron en la revista Nature Communications.
Tras comparar los datos de las imágenes cerebrales de quienes habían fumado a los 14 años con los de quienes no lo habían hecho, y repetir la operación con los mismos participantes a los 19 y 23 años, descubrieron que, en promedio, los adolescentes que empezaron a fumar a los 14 años tenían notablemente menos materia gris en una sección del lóbulo frontal izquierdo, vinculada a la toma de decisiones y el incumplimiento de normas.
La materia gris, el tejido que procesa la información y contiene todas las neuronas del órgano, alcanza su máximo crecimiento antes de la adolescencia, aunque el desarrollo general del cerebro continúa en la edad adulta.
El equipo descubrió además que las personas que empezaron a fumar antes de los 14 años experimentaron una “pérdida de materia gris en el córtex prefrontal derecho, que es también la parte del cerebro vinculada al consumo excesivo de alcohol y marihuana.
Según Barbara Sahakian, del departamento de Psiquiatría de la Universidad de Cambridge, una menor cantidad de materia gris en esta región del cerebro puede limitar la función cognitiva, lo que conduce a un menor autocontrol y a una propensión a conductas de riesgo, como fumar.
