La idea de que vivimos en una simulación no es nueva. Sin embargo, el físico Melvin M. Vopson, de la Universidad de Portsmouth, acaba de presentar una variante que está generando debate: ¿y si la gravedad no existiera como fuerza real, sino como un efecto emergente de la necesidad del universo de almacenar la menor cantidad de información posible?
En su estudio, publicado en la revista científica AIP Advances, Vopson propone que todo en el cosmos obedece un principio de eficiencia informática. La materia, en vez de dispersarse, tiende a agruparse para ahorrar datos, tal como lo haría un software optimizado.
El universo como un gran disco duro
La base teórica de esta propuesta es la segunda ley de la infodinámica, un concepto derivado de la teoría de la información de Claude Shannon. Según esta ley, la entropía de la información (el desorden informativo) debe mantenerse constante o disminuir en un sistema cerrado.
Esto contrasta con la famosa segunda ley de la termodinámica, que afirma que el desorden físico (entropía) tiende a aumentar. Vopson cree que, en términos informáticos, el universo funciona más como un sistema que se autocorrige para optimizar su almacenamiento.
La consecuencia de este principio sería profunda: el espacio no sería continuo, sino una grilla de “píxeles” que guarda información como si fuese una gigantesca memoria digital.
La gravedad como estrategia de compresión informativa
Uno de los puntos más provocadores del trabajo es que la gravedad podría no ser una fuerza en sí, sino un comportamiento emergente. Cuando partículas se agrupan en un espacio simulado, el sistema requiere menos información para describirlas. En otras palabras: juntar materia ahorra datos.
Vopson desarrolló un modelo computacional en el que las partículas tienden a fusionarse para reducir la entropía de información, y esa “tendencia” se comporta igual que la gravedad en la ley de Newton. Así, lo que vemos como atracción gravitatoria sería solo un truco del sistema para funcionar con más eficiencia.
De una nube de polvo a un planeta: un ahorro de bytes cósmico
El modelo puede visualizarse en algo cotidiano para la astronomía: una nube de polvo cósmico. Al inicio, millones de partículas flotan desordenadas. Pero con el tiempo, y gracias a la gravedad, se agrupan hasta formar un planeta. El sistema pasa de requerir descripciones individuales a necesitar solo una: “un planeta”.
Esto no solo simplifica los datos, sino que también reduce la entropía informativa. Es decir, el universo se vuelve más “barato” de computar. Y si la física fundamental sigue este patrón, es razonable pensar que la gravedad sería una consecuencia de esa lógica de compresión.
¿Y si ya vivimos en una simulación?
La teoría de Vopson se suma a una línea de pensamiento que incluye a científicos como Erik Verlinde, quien en 2011 propuso que la gravedad surge de procesos informacionales. Sin embargo, la innovación de Vopson está en basarse en la infodinámica y en una equivalencia entre masa, energía e información.
Para él, no es necesario postular realidades holográficas ni universos paralelos: basta con aceptar que todo en el cosmos busca reducir su costo informativo. Desde esta perspectiva, vivir en una simulación no sería un experimento filosófico, sino una posibilidad física con fundamentos científicos.
¿Qué implicaciones tendría esta hipótesis?
Si el universo actúa como un sistema computacional, comprender cómo comprime información podría ayudar a resolver otros enigmas físicos: la materia oscura, la energía oscura o la termodinámica de los agujeros negros.
Aunque la teoría aún no puede comprobarse de forma empírica, abre una línea de investigación que conecta física cuántica, relatividad y ciencia de datos. En palabras del propio Vopson: “La atracción gravitacional podría ser simplemente una manifestación del deseo fundamental del universo de ahorrar información”.