Un funcionario policial que se desempeñaba en la ciudad de Córdoba, se convirtió en la segunda persona detenida en una causa judicial que investiga múltiples estafas perpetradas a partir de un encuentro a través de la aplicación de citas Tinder.
En este caso, al nuevo acusado se lo imputó como presunto partícipe necesario de los desfalcos.
El caso salió a la luz en febrero, cuando un hombre oriundo de Catamarca, de 34 años de edad, fue detenido sospechado de estafar en más de 50 millones de pesos a una mujer que reside en una ciudad del Valle de Calamuchita, en Córdoba, quien radicó la denuncia.
Según reveló la víctima en ese momento, había conocido al presunto estafador en una aplicación de citas, con quien había establecido una relación sexoafectiva.
La relación que comenzó en la virtualidad, terminó siendo un engaño: la manipuló para que tomara créditos por un alto monto, para un “negocio” que llevarían adelante.
Después de cuatro meses de la primera detención, se registró otra, días atrás, mientras la investigación avanza y no se descarta que pueda registrar nuevas derivaciones.
“En esa misma causa está imputada, en libertad, una mujer quien era pareja del imputado detenido y se ordenó la detención de otro hombre a quien se imputó ya de estafas reiteradas como partícipe necesario”, señaló la fiscal Paula Bruera, de los tribunales de Río Tercero, a cargo del caso.
Esa última detención, según confirmó la fiscal, se trata de un hombre de la ciudad de Córdoba que es funcionario policial. Por ahora, no precisó el rol que ocupa. mientras se avanza en la pesquisa.
La causa se investiga desde los tribunales de Río Tercero porque la denuncia que lo inició se radicó en su jurisdicción, en la zona de Calamuchita.
Pero no se descarta de estafas similares cometidas en otras regiones.

El “modus operandi”
El primer detenido está imputado por la supuesta comisión de estafas reiteradas y defraudación con el uso de tarjetas de créditos. Aunque era oriundo de Catamarca, el sospechoso poseía distintos domicilios en el país y tenía antecedentes por delitos similares.
Abusando de la confianza, el acusado le ofreció un “negocio” a la mujer, que había conocido por Tinder, que consistía en tomar créditos con entidades financieras para luego obtener ganancias de ese capital a través del intercambio de divisas.
Con ese argumento, logró que la víctima tomara diferentes créditos de entidades bancarias y billeteras virtuales, haciendo compra de electrodomésticos bajo la falsa promesa que mejorando su puntaje crediticio podría obtener más ganancias del negocio que le ofrecía.
La causa sigue avanzando con la detención reciente de un involucrado en el rol de partícipe necesario.