León, un niño de 8 años diagnosticado con diabetes, se encuentra atravesando una situación desesperante luego de perder su glucómetro y los sensores necesarios para su control durante un viaje desde Cruz del Eje a la ciudad de Córdoba.
Su madre, Brenda Salomone, se comunicó con El Doce para pedir ayuda en la recuperación del aparato y los sensores que le permiten al pequeño controlarse a diario.
El niño, que es insulinodependiente desde los 5 años, viajó este martes con su madre y su abuela a Córdoba capital para un control médico con su diabetóloga. Salieron de Cruz del Eje a las 3, y llegaron a la ciudad alrededor de las 7:30. En ese momento, Brenda intentó medir la glucosa de su hijo para que pudiera tomar su desayuno y aplicarse las dosis correspondientes de insulina. Sin embargo, se dio cuenta de que el glucómetro no estaba en el bolso.
“Mi mamá se fue a la terminal a ver si lo encontraba en el colectivo, pero ya no había nada”, relató Brenda, visiblemente angustiada. A esa altura, la situación se volvía aún más crítica, ya que León depende del glucómetro y los sensores para medir su glucosa, que son fundamentales para el control de su diabetes.
Un aparato esencial para su salud
La madre explicó que su hijo necesita medir su glucosa en diversas ocasiones durante el día: “Debe medirse a la mañana cuando se levanta, antes de comer, a la tarde, a la noche. Si se siente mal, también debe medirse para verificar su glucemia”. La falta del aparato supone un riesgo para su salud, ya que, sin la medición, la glucosa de León podría elevarse peligrosamente, lo que podría derivar en una cetoacidosis diabética, una condición grave que requiere atención inmediata.
El glucómetro y el sensor que le falta al niño son dispositivos costosos y especializados, que sólo funcionan con los parches colocados en su brazo. “Estamos a la deriva porque teníamos los dos aparatos en el bolso, su sensor que mide el de sangre y el sensor del bracito”, lamentó la madre.
A pesar de la preocupación, Brenda no pudo obtener una medición adecuada hasta las 10:30, cuando finalmente el diabetólogo pudo atender a León. “Fue hasta esa hora que lo pudimos medir. Ahí pudo tomar su desayuno”, explicó.
Un llamado urgente a la solidaridad
El niño y su madre deben regresar a Cruz del Eje en horas de la noche del martes, sin poder realizar un control adecuado de la glucosa durante el viaje de regreso. “No voy a poder estar viendo cuánto tiene mi hijo, se le puede subir 500, 600, 700″, expresó Brenda, quien se mostró angustiada por la falta de los dispositivos médicos necesarios para el cuidado de León.
Mientras tanto, para intentar controlar la situación, le dio unas fetas de jamón a su hijo para evitar que su glucemia suba demasiado, aunque reconoció que es “jugar contra el tiempo y su salud”.
Brenda hizo un último llamado a la solidaridad: “Si alguien levantó el bolso en el colectivo de la empresa Sarmiento, que viajaba de Cruz del Eje a Córdoba este martes a las 4 de la madrugada, necesito recuperarlo. Mi hijo necesita medirse y colocarse insulina de forma urgente. Además, a nadie le va a servir”, pidió con desesperación.
Este caso pone de manifiesto la importancia de los dispositivos médicos para el tratamiento de enfermedades crónicas como la diabetes, y la vulnerabilidad que sienten quienes dependen de ellos. La familia espera con ansias poder recuperar los elementos perdidos y garantizar la salud y bienestar del niño.