El contacto con la naturaleza no sólo mejora el estado de ánimo, también puede reducir el riesgo de hospitalización por trastornos mentales.
Así lo indica un análisis global liderado por la Universidad de Monash, Australia, publicado en la revista The BMJ, que revisó casi dos décadas de datos de siete países.
El estudio sugiere que cuanto mayor es la exposición a espacios verdes, menor es el riesgo de ingreso hospitalario por problemas de salud mental, sin que exista un umbral claro a partir del cual se pierdan los beneficios.
Un análisis de 11 millones de casos en siete países
La investigación reunió información sobre 11,4 millones de hospitalizaciones por trastornos mentales en 6.842 centros sanitarios de Australia, Brasil, Canadá, Chile, Nueva Zelanda, Corea del Sur y Tailandia entre 2000 y 2019.
Los científicos analizaron variables como densidad poblacional, contaminación del aire, nivel socioeconómico y condiciones climáticas, y midieron la vegetación mediante el Índice de Vegetación de Diferencia Normalizada (NDVI), una herramienta satelital que cuantifica la cantidad de verde en una zona.
Los resultados mostraron que vivir cerca de áreas verdes se asoció con una reducción promedio del 7% en los ingresos hospitalarios por trastornos mentales, con efectos más marcados en los trastornos por consumo de sustancias (9%), psicóticos (7%) y demencia (6%).
El efecto es mayor en zonas urbanas

Las asociaciones protectoras fueron más consistentes en países como Brasil, Chile y Tailandia, mientras que en Australia y Canadá se observaron variaciones menores. En las grandes ciudades, el impacto positivo fue más claro, Se estima que hasta 7.700 ingresos hospitalarios anuales podrían haberse evitado con una mayor exposición a la naturaleza.
El estudio también detectó patrones estacionales, lo que sugiere que el clima influye en cómo las personas usan y perciben los espacios verdes. Un incremento del 10% en la vegetación urbana se vinculó con una reducción significativa de hospitalizaciones, especialmente en países con densidad poblacional alta.
Implicancias para el diseño urbano
Aunque se trata de un estudio observacional y no permite establecer una relación causal directa, los autores afirman que sus resultados apoyan la necesidad de integrar más naturaleza en las ciudades como estrategia de salud pública.
“Una proporción considerable de ingresos hospitalarios podría reducirse mediante intervenciones de reforestación o la creación de parques urbanos”, señalaron los investigadores, que destacaron además los beneficios económicos y sociales de una mejor salud mental colectiva, menor gasto sanitario, más productividad y mayor bienestar comunitario.
Los expertos concluyen que la salud mental depende también del entorno. Promover espacios verdes accesibles y de calidad podría convertirse en una herramienta clave para prevenir enfermedades mentales graves y aliviar la presión sobre los sistemas de salud.




























