La plaza San Martín latió distinto esta mañana. Bajo un cielo despejado de Córdoba, con un sol que asomaba acompañado de una brisa de aire fresco, los primeros curiosos comenzaron a agruparse sin saber con precisión qué estaban por presenciar. Algunos llegaron atraídos por los rumores que circularon por redes sociales, otros simplemente se encontraron con la escena de forma fortuita. Pasadas las 11:30, por San Jerónimo y 27 de abril, irrumpió una silueta que parecía sacada de una película de ciencia ficción: el Cybertruck de Tesla.
Plateado, anguloso, imponente, el vehículo avanzó con suavidad sobre el empedrado cordobés. El asombro fue inmediato. Hubo celulares en alto, exclamaciones incrédulas. Frente a la Iglesia Catedral, a metros de la estatua ecuestre del Libertador, se detuvo la camioneta que solo se comercializa en Estados Unidos y México y que, hasta ese momento, parecía algo casi imposible de ver para un cordobés promedio.
Al lado, en el Cabildo, ya con las estructuras armadas, se desarrollaban los ensayos para el tradicional cambio de guardia que se lleva a cabo todos los 25 de mayo. La postal, sin dudas, era única: a un costado, los movimientos de soldados con uniformes de época y su banda sinfónica; al otro, una camioneta eléctrica del futuro que cautivó entre la multitud.
De su interior descendieron Alan y Lars, los protagonistas de esta odisea eléctrica. Uno chileno, el otro noruego, ambos con el entusiasmo intacto tras miles de kilómetros recorridos. “Hola Córdoba, somos los Cyberlocos”, saludaron con una mezcla de emoción y cercanía, antes de comenzar a relatar su travesía.
La plaza, ya colmada, escuchó atenta. Alan tomó la palabra primero, explicó que su viaje había comenzado en enero en Estados Unidos y que el objetivo era claro: recorrer 60 países en un año, atravesando todos los continentes con un vehículo 100% eléctrico. La meta era ambiciosa: batir el récord Guinness de mayor cantidad de países visitados en un auto de este tipo, que hasta ahora estaba en 28.
A su lado, Lars sonreía mientras señalaba al verdadero protagonista. “Este no es un auto, es un robot con ruedas”, dijo, despertando las risas entre los asistentes. Entonces, comenzaron las preguntas. ¿Cómo lo cargan? ¿Cuánto dura la batería? ¿Cómo hacen con las rutas sin cargadores Tesla? ¿Realmente se maneja solo? ¿Pueden hackearlo? ¿Los patrocina Elon?. Las respuestas fluyeron con naturalidad.
Explicaron que la carga podía realizarse en una toma doméstica —aunque con hasta unas 50 horas de espera— o en estaciones rápidas como las de YPF, que reducen el tiempo a 45 minutos aproximadamente. En condiciones óptimas, con un cargador Tesla, solo se necesitan hasta 25 minutos.
Contaron que el vehículo, con dos motores —uno delantero y otro trasero—, tracción total y dirección en las cuatro ruedas, los había llevado por la Carretera de la Muerte en Bolivia y por las dunas del desierto de Atacama, sin contratiempos y pretendes visitar todos los continentes y desafiar las rutas más exóticas y complicadas del mundo.
Y cuando terminaron de hablar, comenzó el espectáculo técnico. Frente a los ojos de los presentes, desplegaron las funcionalidades del Cybertruck: las cámaras que lo rodean, los baúles delantero y trasero, la computadora central con inteligencia artificial, y la posibilidad de llamarlo desde el celular si no recordaban dónde lo habían dejado. “Se estaciona solo, frena solo, dobla solo… nosotros solo vamos sentados conversando”, resumió Lars mientras abría el capó delantero. Pero destacaron que por américa latina, trajeron este vehículo manejando ellos ya que las legislaciones aun no permiten este tipo de manejos autónomos por parte de una maquina.
El sol del mediodía caía con fuerza sobre el acero inoxidable del vehículo, que reflejaba tanto el cielo cordobés como la fascinación de quienes lo rodeaban. Había adolescentes con gorras, señoras con bolsas del mercado, oficinistas de pausa larga, turistas, trabajadores, niños. Todos con la misma expresión: asombro y gracia del cordobés que cada tanto deslizaba algún chiste en medio de la sorpresiva imagen de un auto de $ 100.000 dólares frente a sus ojos.
Durante más de una hora, la plaza fue testigo de una escena poco habitual: una camioneta del futuro, estacionada en el corazón histórico de Córdoba, convertida en el centro de una historia que unía tecnología, aventura y una causa medioambiental. Porque, más allá del récord, los Cyberlocos también buscan demostrar que es posible recorrer el mundo sin emitir gases contaminantes.
Luego de responder la última pregunta, Alan y Lars agradecieron la recepción. Había aplausos, selfies, deseos de buen viaje. En pocos minutos, el Cybertruck retomó su marcha, para seguir recorriendo Córdoba y que miles de cordobeses puedan disfrutar de la viste de este Tesla.
La plaza volvió a su ritmo habitual. Pero por un rato, ahí, frente al cabildo, los preparativos patrios en marcha continuaban, pero Córdoba se sintió parte del futuro, por un rato.
Próximos destinos
Alan y Lars, continuaran su travesía por Rosario y luego la Ciudad de Buenos Aires, una vez visitados y recorridos estos lugares, embarcaran rumbo junto a su Cybertruck a España.
Ya en el viejo continente la idea, según cuentan los Cyberlocos, es visitar los cinco continentes y pasar por lugares icónicos como la Franja de Gaza, Irak, los desiertos de Australia y la historia de Europa.
El plan, viajar durante un año completo visitando países y recorrer así un total de 60 para batir con gran margen ese récord. “Faltan 55, pero todavía queda un año entero por recorrer. Vamos a cumplirlo”, confesó Lars.