Con las últimas flexibilizaciones decididas por el Gobierno nacional, las universidades nacionales parecen haberse convertido en el último reducto con restricciones para la actividad presencial.
Cada universidad es autónoma. Pero, en general, todas han sostenido hasta ahora su actividad educativa casi exclusivamente por vía virtual. En principio, la impresión dominante es que seguirá siendo así para lo que resta de este año, a excepción de algunas actividades prácticas que paulatinamente se van tornando presenciales y de los exámenes finales que podrían ofrecerse a los alumnos –aunque no está resuelto aún– con la opción virtual o presencial.
Las aulas aún vacías en las universidades generan algunas controversias, ante el avance hacia la presencialidad plena en todo el resto del sistema educativo, y ante la evidencia de que los alumnos, docentes y resto del personal estará ya con actividades personales o sociales sin restricciones en múltiples ámbitos, con la excepción del universitario. Habrá boliches, bailes y bares abiertos, pero aulas cerradas.
Del otro lado, el argumento para sostener sin mayores cambios el criterio actual parte de que la virtualidad ya se ha acomodado como modalidad, que las universidades son especialmente concentradoras de personas, y que tienen alumnos de variada procedencia que no pueden, de un día para el otro, mudarse para tener clases presenciales como en la prepandemia.
En la UNC
La Universidad Nacional de Córdoba (UNC) no se prepara para cambios inminentes. Con unos 120 mil alumnos, más bien imaginan un paulatino avance hacia la enseñanza mixta, entre lo virtual y lo presencial.
El rector Hugo Juri señaló que algunas actividades presenciales se sumaron este año, aunque acotadas. “No nos podemos comparar con otras actividades. Tenemos más de 30 mil estudiantes en otras provincias que, si vienen y la variante Delta explota, hay que decirles que regresen y en sus provincias después no los dejan entrar”, planteó a Radio Mitre.
Del interior cordobés hay más de 30 mil estudiantes también, que en su mayor parte regresaron a sus hogares y cursan de modo virtual.
Juri citó los casos de países que debieron hacer marcha atrás con flexibilizaciones. Y señaló que la UNC acaba de incorporar centros de testeos de coronavirus y realizado inversiones de adaptación en varias facultades. Citó, por caso, los cubículos para prácticas con pacientes en Odontología, con control sanitario.
También Juri argumentó que con la enseñanza a distancia la UNC ha retenido más estudiantes que otros años, y que esa modalidad se consolidará seguramente en el tiempo, combinada con la presencial.
Entre los cambios a corto plazo que se evalúan, el rector señaló que “la idea es tener los exámenes presenciales a fin de este año”, aunque lo condicionó a evaluar “cómo esté el virus en ese momento”.
En las facultades admiten que cambiar a modalidad presencial única a esta altura complicaría a más de la mitad de los estudiantes.
En ese marco, la Facultad de Ciencias Químicas ensaya desde esta semana un “formato híbrido” para algunas materias del ciclo superior, aunque aún no para clases sólo teóricas. Consiste en que los y las estudiantes que puedan asistir presencialmente, cumpliendo los aforos establecidos, compartan en simultáneo la clase con quienes cursan de forma remota, a través de la plataforma Meet. En la misma clase, pueden interactuar quienes están en el aula con los que aparecen en pantallas virtuales. Para dar ese paso, se incorporó equipamiento.
En la UNRC
En la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC), una comisión avanza en acuerdos para la vuelta a la presencialidad parcial en sus cinco facultades. Pero esa vuelta no incluirá para todo este año el dictado de clases teóricas. Hasta ahora casi no hay clases presenciales.
La comisión está integrada por los gremios docente y no docente, centros de estudiantes, Federación Universitaria, las cinco facultades y el Rectorado.
Enrique Bérgamo, secretario general de la UNRC, adelantó que se autorizarán de manera presencial las actividades prácticas y los exámenes parciales y finales. Pero no volverían a dictarse por el momento las clases teóricas. Las aulas más amplias se destinarán a prácticos y exámenes.
Además, se decidió que “se contemplarán las situaciones particulares de estudiantes para que la vuelta a la presencialidad no implique un perjuicio para quien no puede cumplirla”. Bérgamo puso como ejemplo el caso de los que dejaron de alquilar en la ciudad, tomaron un empleo, o tienen familiares a cargo, situaciones que le impiden asistir.
En la UNVM
En la Universidad Nacional de Villa María (UNVM) la presencialidad avanza gradualmente. Está un 100% recuperada en las áreas administrativas, con excepción del personal de riesgo sanitario.
Entre el alumnado, la presencialidad es creciente, con el mantenimiento de la modalidad virtual en algunos casos. Se imagina una normalización total a partir de febrero de 2022, según el rector Luis Negretti.
Las actividades prácticas ya se realizan totalmente presenciales, con la asistencia de estudiantes a clínicas, hospitales, espacios institucionales y sociales, según cada facultad.
En cuanto a la actividad teórica la presencialidad no es plena, pero sí mayor que en otras universidades cordobesas. Se da el caso de estudiantes de la región que decidieron no instalarse en Villa María este año por las restricciones al transporte y otras situaciones derivadas de la pandemia. Por eso, la bimodalidad en el dictado de clases se mantiene.
En San Francisco
En San Francisco, tanto la Facultad Regional de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) como el Centro Regional de Educación Superior (CRES), dependiente de la Universidad de Villa María, confirmaron que no volverán a la presencialidad plena en lo que resta de este año, sino que continuarán con el esquema de clases mixtas.
Alberto Toloza, decano de la UTN local, dijo que a diferencia del año pasado hay actualmente entre un 20 y 30% de presencialidad. Y justificó: “El calendario de clases termina el 20 de noviembre, no es mucho lo que resta”.
Germán Fassetta, coordinador del CRES, explicó que se sigue con el sistema mixto, aunque con “una fuerte vocación de ir a un escenario de mayor presencialidad, pero de una manera paulatina, coordinada y con todos los protocolos”. Aclaró que hoy tienen entre tres y cuatro actividades presenciales distribuidas con las carreras que se dictan.
En las privadas
Las tres principales universidades privadas de la ciudad de Córdoba ya dictan clases presenciales pero bajo la modalidad híbrida.
En la Universidad Católica de Córdoba (UCC) se acondicionaron varias aulas para facilitar el dictado presencial y virtual en forma simultánea.
“El porcentaje de alumnos que siguen a distancia lo hacen a través de aulas híbridas de manera sincrónica junto con los que van de forma presencial. Está estipulado que ese número vaya disminuyendo a medida que la que la situación sanitaria lo permita. En especial, se trata de estudiantes que estaban en otras provincias o fuera del país”, indicaron desde la institución.
Desde la UCC también plantearon que para asegurar el acceso igualitario, los exámenes parciales serán a través de entornos virtuales pero los finales de noviembre y diciembre serán presenciales.
Con burbujas
En la Universidad Blas Pascal (UBP) ya se dictan también clases de manera híbrida y con un sistema de burbujas para alternar el cursado a distancia y presencial cada 15 días. “Eso permite distribuirlos en grupos de hasta diez personas para evitar la concentración en las aulas y garantizar una menor exposición de los docentes”, indicó Eduardo Bavio, vicerrector de Asuntos Académicos.
Las personas con factores de riesgo y quienes viven lejos no están obligados a cursar presencialmente. La UBP cuenta con 35 aulas y ocho laboratorios de informática acondicionadas para dar clases híbridas.
Bavio recordó que buena parte de los estudiantes ya cursaban a distancia, una modalidad que ya tiene 20 años en la UBP. “Gracias a nuestra experiencia en educación online hemos podido dar una respuesta eficaz al contexto que se nos impuso”, aseguró.
“Ninguna institución educativa estaba preparada para lo que vino y todas se adaptaron dentro de sus posibilidades”, aseguró Bavio.
Por su parte, desde inicios de 2021, la Universidad Siglo 21 tiene aprobados los protocolos para la presencialidad. “Volvimos con todas las medidas de prevención como disminuir el aforo en las aulas, respetar la distancia, el uso del barbijo y capacitación a los alumnos y cuerpo académico”, aseguró Laura Rosso, secretaria Académica y de Desarrollo.
La Siglo 21 también aplicó un sistema de burbujas: una semana concurre un grupo presencial a clases mientras que el otro está en trabajo virtual y luego se invierten.
“Ha sido una muy buena experiencia porque alumnos y docentes quieren volver”, indicó Rosso. “El encuentro y la interacción presencial con otros es esencial a las personas” opinó.
Imaginando que la virtualidad llegó para quedarse en este ámbito, las universidades nacionales también imaginan ahora, hacia adelante, avanzar en sistemas híbridos (o bimodales).
* Con aportes de Lucas Viano y de las corresponsalías en Río Cuarto, Villa María y San Francisco