La comunicación y los contenidos generados ayer sobre el positivo de Covid-19 de Alberto Fernández resultaron, en muchos casos, en la renovación de una serie de prejuicios y ambigüedades relacionadas con las vacunas, su confiabilidad y sus alcances.
No importan tanto los motivos por los cuales se producen esas desviaciones del discurso científico para adentrarse en las fronteras de lo “pseudo” todo (pseudociencia, pseudoprevención, pseudoseriedad), sino lo que eso provoca en la opinión pública, después de tantos meses de machacar sobre lo mismo.
Todo esto debatimos en la Redacción de La Voz para valorar no sólo la cobertura de esta edición, sino la de LaVoz.com.ar durante toda la jornada de ayer.
¿Qué decir y cómo decirlo? Pero, fundamentalmente, qué no decir, para no alimentar confusiones. Empezando por la normalidad de que alguien se contagie aun vacunado, ya que está claro –desde el inicio de las inmunizaciones– que ninguna vacuna garantiza una protección del 100% en ese aspecto.
Por eso recalcamos –de nuevo, una vez más– que sí evita cuadros graves e internaciones con respirador, lo que significa además una gran ayuda para el sistema sanitario, al preservar camas críticas.
Las vacunas están fuera de toda discusión. En todo caso, que el episodio presidencial sirva para reflexionar acerca de cuán conscientes somos de las medidas de prevención que tomamos en la vida cotidiana: desde el ciudadano que compra en un comercio, pasando por quien lo atiende, hasta un primer mandatario.
El Primer plano de esta edición busca interpretar los escenarios que se abren ante la llegada de la segunda ola, que vendrá con todo el furor de las nuevas variantes del virus.
¿Cómo la afrontarán los sistemas sanitarios, educativos, económicos, políticos? ¿Aprenderemos algo, o repetiremos cada prejuicio colectivo?
