El sitio de viajes de La Voz, Voy de Viaje, consultó con la médica pediatra Valentina Recabarren Forestello (MP 40652) para conocer más detalles sobre las precauciones por considerar cuando viajamos con niños.
Cuando comenzamos a planificar un viaje, lo primero suele ser la elección del destino, y en ese punto hay que tener en cuenta que la edad de los pequeños puede condicionar parte de nuestra elección.
“Tenemos que tener en cuenta, por ejemplo, que los menores de 1 año no deben tener una exposición directa al sol, entonces tenemos que tratar de evitar los destinos de playa donde hay mayor riesgo de quemaduras”, indica la especialista.
“Lo segundo es tener en cuenta el tema del vehículo, en el caso de que vayamos en avión, porque a pesar de que las cabinas sean presurizadas, pude darse una hipoxemia transitoria, por lo que no se recomienda viajar con recién nacidos. En cuanto a viajes en auto, por ejemplo, los niños deben viajar en el asiento trasero en un sistema de retención infantil (las famosas sillitas), colocadas hasta los 2 años de edad mirando hacia atrás”.
Otra cosa para tener en cuenta es la prevención de accidentes, que si bien son similares a las que uno toma cuando está en su casa y en la vida cotidiana, se suman el cambio de rutina y los lugares nuevos.
“Es importante conocer en el destino los lugares como ríos o lagos por riesgo de ahogo. En montaña, es importante conocer el camino, entre otras cuestiones relacionadas con la protección corporal y los alimentos”.
Cuidados especiales para el sol
En las regiones próximas al Ecuador, el riesgo de quemaduras por el sol es mayor, por lo que la doctora sugiere para este tipo de destinos: “Entre las 10 de la mañana y las 16 o 17, hay que tratar de evitar la exposición solar directa. Además, es importante saber que en menores de 6 meses no se puede usar protector solar o por lo menos tratar de evitar su uso. Muchas veces, no tenemos en cuenta que en los días nublados o cuando uno se pone bajo una sombrilla, no hay que subestimar el sol, por lo que en mayores de 6 meses siempre con protector, ropa adecuada o con filtro UV, gorros. Y en niños más grandes, lentes de sol. Y siempre mucha agua, ya que los niños se deshidratan muy rápido”.
Al momento de elegir el protector solar, la especialista recomienda factor 50 o más, y que proteja contra rayos UVA y UVB.
Repelentes para mosquitos
Las picaduras de mosquito suelen ser un problema, sobre todo en verano, por lo que no puede faltar entre los elementos que llevamos en la valija un repelente.
¿Qué tenemos que tener en cuenta cuando se trata de niños? La pediatra remarca: “Lo primero por considerar es que los repelentes se aplican en las zonas expuestas del cuerpo. Hay diferentes sistemas de aplicación como lociones, cremas vaporizadas, toallas impregnadas, etcétera, que generalmente aseguran protección entre cuatro y ocho horas, dependiendo del producto”.
A la hora de elegir el producto: “No se recomienda ningún repelente que supere la concentración de 30% en los niños. En menores de 2 años, se recomiendan siempre productos en crema, mientras que a medida que subimos la edad se puede emplear aerosol, siempre colocándolo en nuestras manos y después en la piel del niño. Esto es para evitar la aerosolización del producto; por eso, para que no lo inhalen, lo colocamos lejos del niño”.
Más allá de estos detalles, la pediatra recomienda siempre hacer una consulta previa para elegir el producto, ya que la edad y las características de la piel de cada uno pueden influir en cómo tratar la prevención y las picaduras, lo mismo respecto al uso de antialérgicos.
Consulta pediátrica previaje
La consulta pediátrica previaje puede ser útil para descartar alguna patología antes de viajar; y en ese mismo momento, se puede aprovechar para solicitar, en caso de necesitar, recetas de medicamentos específicos.
“Si son niños menores de 2 años, en mi opinión está bueno realizar un control previo al viaje para que los papás también se vayan tranquilos de que no hay ninguna patología al momento de abordar el viaje. En el caso de los niños mayores de 2 años, si son niños sanos y tienen su control anual (recordemos que, a partir de los 3 años, ya con un control al año es suficiente), no haría falta hacer un control previo salvo que tengamos que tratar algún tema en particular, por ejemplo, el niño que sufre de alguna patología determinada o en algún caso en que se tenga alguna duda específica, como chequear el carné de vacunas y si se precisa algún refuerzo específico, como la vacuna para la fiebre amarilla que se solicita en algunos destinos, tal el caso de algunas zonas de Brasil”.
Alimentación e hidratación
El agua es vehículo de muchos virus y bacterias, por lo que es primordial cuidar a grandes y a chicos. “Es importante que el agua sea potable, evitar tomar agua de la canilla, o bien purificarla con dos gotas de lavandina por litro de agua”.
Las precauciones con respecto al agua no sólo aplican para la de consumo, sino que hay que tratar de evitar las aguas estancadas y en mal estado en ríos, ya que pueden transmitir diferentes infecciones. Lo mismo aplica para las piletas, prestar atención al mantenimiento y la cloración, ya que pueden proliferar diferentes microorganismos.
Con respecto a las comidas, la recomendación es buscar lugares donde uno compra comida confiable, que se mantenga la cadena de frío y una correcta manipulación de alimentos.
“La gastroenteritis es una de las patologías más comunes que pueden afectar a los viajeros en los distintos destinos. Para minimizar los riesgos, ciertos puntos para tener en cuenta: si consumimos lácteos, que sean pasteurizados; tanto carnes como verduras que no sean crudas; cuidar la cadena de frío sobre todo en las viandas que llevamos a la playa; seguir en lo posible una alimentación saludable para evitar posibles infecciones”, agrega la especialista.
Botiquín de viaje
Si hay algo que no nos puede faltar en la valija es un botiquín preparado para cualquier eventualidad que pueda surgir, sobre todo con los más pequeños.
“Lo primero para tener en cuenta, si vamos a una zona donde vamos a tener mucha exposición al sol, es el protector o gel solar, y muy importante el tema del repelente”, destaca Valentina.
“Otra cosa son analgésicos antipiréticos y antiinflamatorios, como ibuprofeno, paracetamol o dipirona. Cualquiera de esos tres que tengamos en casa o que hayamos usado alguna vez, y que sepamos que a nuestro niño no les da alergia”.
No puede faltar tampoco en el botiquín un antialérgico: “La difenhidramina, el famoso y popular Benadryl, es el que generalmente está en casa, pero tenemos que tener en cuenta dos cosas: que en menores de 2 años está contraindicado (salvo indicación expresa del pediatra); y, segundo, que es una medicación que da mucho sueño, entonces yo trato de evitarla. Otros antialérgicos, por ejemplo, la cetirizina, están indicados en niños pequeños, los podemos usar sin ningún problema y no corremos riesgo de que el niño tenga tanto sueño”.
Respeto de antieméticos (medicación para los vómitos), la doctora indica que con el Reliverán hay que buscar el que es específico para niños y no es aconsejable en menores de 2 años: “Lo mejor en ese caso sería consultar con un pediatra de la zona si un niño menor de 2 años presenta vómitos”.
Otra cuestión obvia que no debemos olvidar en el botiquín es la medicación de base en caso de niños que tienen antecedentes de enfermedades pulmonares, como asma (medicación de rescate como Salbutamol) o alguna patología neurológica.
Por último: el termómetro, gasas, vendas de algodón, solución fisiológica, aspirador nasal.
Obviamente que es primordial en toda la planificación de viaje contratar un seguro de viajero, sobre todo cuando vamos con niños para tener una seguridad al momento de estar en destino.