Tras la suspensión del lunes, la Nasa volverá a intentar este sábado el lanzamiento de la misión Artemisa 1. El objetivo de la misión es validar la tecnología con la que quiere regresar a la Luna, tras las misiones Apolo.
Para esta nueva aventura, la agencia espacial estadounidense tiene como socios a sus pares de Europa, Japón y Canadá. La fecha prevista para un alunizaje tripulado es 2025 y ya está confirmado que será una astronauta mujer.
Pero todo esto puede suceder si SpaceX demuestra que su nave Starship es fiable. El cohete SLS permitirá que los astronautas salgan de la Tierra y lleguen hasta la órbita lunar. Orion será la nave en la que vivirán durante este viaje.
Pero girando alrededor de la Luna, los estará esperando Starship para el descenso al satélite.
Starship, un ascensor hacia la Luna
En las misiones Apolo, el vehículo de descenso (llamado Eagle en Apolo 11) iba acoplado a la nave. Pero Starship es muy diferente en este y otros sentidos, aunque en los papeles puede revolucionar la exploración espacial. A tal punto que ella sola podría salir de la Tierra y llegar a la Luna. No necesitaría del cohete SLS ni de la nave Orion.
La primera ventaja de Starship es que se trata de una nave-cohete reutilizable. Cada lanzamiento del SLS cuesta 2.000 millones de dólares. Starship va y vuelve a la Tierra por mucho menos dinero. Incluso el lanzador con el que despega desde la Tierra, llamado Super Heavy, también sería reciclable.
El menor costo y la reusabilidad permitirían lanzar varios Starship por año. Nasa sólo puede lanzar un SLS. Por todo esto, paradójicamente es probable que Starship sea la nave-cohete que jubile a SLS-Orion más temprano que tarde.
Starship, sin éxito garantizado
Con el Falcon 9, SpaceX ha probado que sabe hacer cohetes. Sin embargo, hasta ahora Starship viajó sólo hasta 10 kilómetros de altura, siempre dentro de la atmósfera terrestre. Y varios prototipos tuvieron fallas y explotaron. El primer vuelo orbital de Starship está previsto para fines de este año.
La nave mide 50 metros de alto, mientras que el Eagle del Apolo apenas tenía siete metros. Es enorme porque el vehículo de SpaceX fue originalmente diseñado para llevar a decenas de personas a Marte, el mayor sueño de Elon Musk, su dueño.
Es por eso que la versión lunar tiene varios desafíos técnicos. El primero es que una vez fuera de la Tierra, Starship deberá recargar combustible en órbita, una tarea nunca antes realizada en la historia de la exploración espacial.
A su vez, la nave debe completar unas adaptaciones para poder usarse y posarse en la Luna. No es lo mismo un aterrizaje que un alunizaje.
Relaciones carnales
Pero así como la Nasa necesita a SpaceX, la empresa de Musk necesita de la agencia estatal. Lanzar cohetes baratos es apenas el primer paso para colocar humanos en el espacio, en la Luna y en Marte.
Por ejemplo, hay tecnologías de sostenimiento vital que la nave debe tener, rubro en el que SpaceX no tiene experiencia. Nasa cuenta con años de estudios gracias a la Estación Espacial Internacional.Además, hay aspectos de política internacional para los que SpaceX no tiene potestad. Se espera que la colonización de la Luna y Marte no sean como el Lejano Oeste. Rusia, China, India, Europa y otros países tienen intereses en estos cuerpos celestes, y tendrán mucho que decir y protestar si se le da vía libre a Musk.
SpaceX necesita el apoyo de Nasa y el peso político de Estados Unidos para poder competir en esta nueva carrera espacial. En cualquier caso, los años por venir serán muy interesantes no sólo por la tecnología inspiradora que veremos, sino también por las disputas políticas que generará el espacio.
