Un empresario argentino se postuló para adquirir el águila nazi del buque Graf Spee, que fue recuperada del océano en 2006 en las costas de Uruguay, después de que se hundiera hace 67 años.
Se trata de Daniel Sielecky, de 64 años y radicado en Punta del Este, quien aseguró que, después de comprar el símbolo nazi piensa “hacerlo volar en mil pedazos”.
“Una vez que la tenga en mi poder, de inmediato, la haré volar en mil pedazos (...). Cada trozo que resulte de la explosión será pulverizado. No quedará nada”, afirmó en declaraciones a Correo de Punta del Este, ciudad donde se radicó durante la pandemia.
A finales de diciembre del 2021, la Justicia uruguaya ordenó al Estado que ponga en venta el águila para pagarles a los hermanos Etchegaray, quienes la recuperaron del mar. Durante años, los exploradores litigaron para que el estado uruguayo cumpla con el contrato de búsqueda de una pieza histórica.
La pieza en cuestión es una águila de bronce con la esvástica nazi, que se lució en la proa del buque Graf Spee. Mide dos metros de alto por 2,8 de ancho y pesa unos 300 kilos.
Los Etchegaray también reflotaron en su momento un telémetro, un equipo utilizado para medir distancias en el mar de 27 toneladas.
Ambos objetos históricos estuvieron en el fondo del mar desde diciembre de 1939, cuando el buque de guerra Graf Spee fue hundido por su propia tripulación, después de la Batalla del Río de la Plata, según el sitio Montevideo Portal.
“Este incidente tiene relevancia histórica por ser la primera batalla de mar en la segunda guerra mundial, ser la última donde participaron los acorazados, y además el único conflicto bélico que hubo en esta parte del mundo durante esa guerra”, dijo Alfredo Etchegaray.
Un remate polémico
Todas las piezas serían rematadas en las próximas semanas, aunque la subasta generó debate por cuál sería su destino final.
El gobierno alemán manifestó en su momento interés por hacerse con la pieza para exhibirla en un museo; y también le fue ofrecida al museo del holocausto Yad Vashem.
El Centro Simon Wiesenthal publicó un comunicado advirtiendo “a los potenciales compradores que de no darse a los objetos el destino (pedagógico) de advertencia, la subasta deberá considerarse nula”.
Desde la visión de Sielecky, el empresario no quiere que el águila se convierta en una pieza de culto para simpatizantes del nazismo y aseguró que la destruirá de manera definitiva.
