El silencio y el miedo dominaron hasta el lunes a los vecinos del barrio Granja de Funes. Al fondo de este caserío de la zona noroeste de la ciudad, casi cayéndose hacia el Canal Maestro Norte, se encuentra emplazado el Ipem 18 Federico Aníbal Cumar. El pasado viernes, un grupo de jóvenes entró a la escuela sin permiso y azotó la normalidad escolar.
Según contaron madres y padres de esta comunidad educativa, la falta de presencia policial atenta contra “el normal funcionamiento del dictado de clases”. Cuando los “guachines del barrio” -tal como llaman a los adolescentes y los jóvenes de la zona- detectan que la Policía no está, ingresan al colegio y comienzan los problemas en el Ipem, tal como ocurrió el viernes.
“Estamos cansados. En agosto nos quitaron la posta policial. Entonces el viernes unos ‘guachines’ entraron por la tapia, pasaron por el patio y se escondieron en el baño a consumir drogas”, dijo una madre sin esconder su preocupación.
La directora del establecimiento, Graciela Enriquez, pudo confirmar que efectivamente un grupo de jóvenes ingresó sin autorización a la escuela. “Suele pasar cuando no ven la presencia policial. Allí amenazaron a un profesor de educación física que estaba dando sus clases”, detalló.
Violada la intimidad, los estudiantes tomaron la escuela el pasado lunes. Pero en la tarde de ayer las autoridades escolares firmaron un acta acuerdo con la intermediación del Ministerio de Educación.
“Hubo una reunión del ministerio de Seguridad para reforzar corredores seguros y la presencia de adicionales de Policía. Mañana (por hoy) habrá actividad normal”, confirmó una alta fuente ministerial.
Un viernes tenebroso
Una docente de la escuela, que pidió reserva de su identidad, amplió la descripción de los hechos acaecidos el viernes, que hizo la dirección de la escuela.
“Primero entraron al baño y les pedimos que se vayan. Un preceptor logró convencerlos, pero se quedaron en el patio. Allí le dijeron al profesor en cuestión que lo iban a quemar”, contó la profesora.
Los estudiantes atemorizados reaccionaron de manera pacífica. Pero una de las alumnas fue objeto de una agresión física. “Le tiraron con una naranja y le rompieron los anteojos”, dijo una madre consultada por este medio.
Luego de esto, los chicos del Ipem decidieron tomar las instalaciones.
A pesar de que el miedo había sido el denominador común hasta el episodio del viernes, quinto año pensó que si no se hacía algo iban a padecer una consecuencia aún más grave.
Así, rompieron el miedo y se atrincheraron en la escuela hasta este lunes, cuando por fin llegó la solución, tras la medida de protesta.
