Otra mamá reconoció a la enfermera Brenda Agüero como la última persona que tomó contacto con su bebé, G., antes de entrar en una súbita descompensación el 1° de mayo de 2022 en el hospital Materno Neonatal.
Se trata de Yasmín Barrionuevo, mamá de un varoncito que hoy tiene dos años, pero que debió estar internado nueve días en terapia intensiva, luego de nacer en buen estado.
Yasmín dijo que si bien una ecografía detectó una doble vuelta de cordón unos días antes del parto, el nacimiento fue normal.
En la sala de recuperación recibió a su bebé de manos de quien identificó en la sala como Brenda Agüero, por sus “tres lunares” en el rostro. “Yo la reconozco después de que fui a declarar y pasaron imágenes de ella en la televisión y desperté a mi marido y le dije que ella fue quien me había llevado a G. en sala de posparto”, relató.
La explicación que le dieron en ese momento fue que “lo había picado un bicho”, pero que no le dijeron cuál y que lo estaban tratando con antibióticos. En la historia clínica se anotó que tenía una lesión en la piel. “Una médica nos dijo que no estaban seguros qué bicho le picó”, contó.
Un momento relevante de su relato se dio cuando contó que apenas se descompuso y retiraron a su bebé, entraron a la sala varios médicos y enfermeros, que decían: “No puede ser que pase otra vez con un bebé”. A esa altura de la saga que se investiga ya se habían producido dos muertes de recién nacidos, sin explicaciones claras desde lo médico.
En terapia intensiva, detectaron junto a su marido que en el muslo derecho de G. dos lesiones, compatibles con pinchazos, en la parte delantera y posterior. Había una mancha de sangre en la ranita de G., a la altura del muslo derecho. El informe técnico confirmó que había señales de pinchazos en la ropita del bebé y rastros de sangre, a pesar de que sin saber lo que estaba ocurriendo, la mamá de Yasmín lavó el body y la ranita.
Recién después de varios días en terapia intensiva le aplicaron la vitamina K. Las lesiones no se podrían explicar por ese motivo.
Durante un mes estuvo “durito”, con comportamientos extraños, pero hoy está en buen estado. “Nos fuimos de ahí con la culpa de que lo haya picado un bicho, que decían que había entrado con nuestra ropa. Era un bebé muy deseado, cómo vamos a querer hacerle daño. No fue un bicho, a mi hijo me lo quisieron matar. Dos pinchazos”, dijo al final de su testimonio, antes de quebrarse en llanto.