“Alexander es como esa lucecita que vino a encendernos. Él nos ha traído felicidad por un lado, pero no porque nació mi bebé vamos a dejar de recordar a mi bebita”. Habla Yoselín Rojas, esta mamá del corazón partido que evoca a Angeline, su beba que nació y murió el 6 de junio de 2022 en el hospital Neonatal de la ciudad de Córdoba. Su beba, de 3,6 kilos, fue la número cuatro de los cinco que murieron a manos, presuntamente, de una enfermera que adrede les inyectó potasio a 13 bebés entre marzo y junio de ese año. Ocho sobrevivieron.
Hoy Alexander tiene nueve meses: nació el 25 de marzo del 24. Pero Yoselín no fue a atenderse al Neonatal. “Estuve siempre con miedo, quedé marcada”, dice. Le cuesta encontrar las palabras y dar inicio a su testimonio. Pero una vez que decide abrir su corazón, el planteo es desgarrador: “El peor miedo que sentí en mi vida fue cuando me dieron la noticia de que mi beba había entrado en paro y había pocas posibilidades de sobrevivir. Ahora ese miedo desapareció, pero hay mucho dolor. Yo trato de enfocarme en otras cosas para no pensar en ese momento, trato de recordarla cuando la vi nacer, cuando le escuché su primer llanto y la tuve en brazos”, recuerda. No le pudieron sacar ni una foto.
Yoselín es una de las mamás que rehuyeron de la terapia. Dice que le preguntaban sobre lo que pasó y ella no quería hablar: “Me pedían hablar del tema y yo no quería revivir ese momento tan duro. Preferí enfocarme en mi trabajo y en mi hija más que en mi dolor. Estos dos años y medio fueron muy duros”, asegura.
Cuando nació Alexander se tomó una pausa en el trabajo como servicio doméstico y se abocó a la familia. “Lo buscamos”, dice ella. “Y este hijo es como nuestro sostén, estuvimos quebrados hasta ahora”, agrega.
A Jaime, que trabaja en la construcción, se le hizo duro. “Pero gracias a Dios he tenido trabajo”, reconoce. La hermanita, que ya tiene 11, está fascinada con Alexander y porque acaba de pasar a sexto grado.
Ambos saben que ahora con el juicio tienen todavía un largo camino por recorrer.
–¿Creés que encontrarán paz?
–Sí, siempre dije que nadie nos va a devolver a nuestra hija, las cosas ya están hechas. Nada va a cambiar en este mundo y hay personas responsables que fueron partícipes y no hicieron nada para parar esto, pero voy a encontrar un poco de paz y tranquilidad. Poco a poco voy a ir sanando.
La pareja quiere saber qué pasó con Angeline. Su beba fue la primera sobre la que se hizo una autopsia judicial. La causa de la muerte fue “colapso posneonatal debido a hiperpotasemia”. Se le detectó una lesión punzante en cara anterior de muslo derecho, mientras que la administración de la vitamina K tenía huella en el muslo izquierdo.
Jaime la identificó a Brenda: fue la enfermera que le pidió a la beba cuando él la tenía en brazos en la sala de recuperación, luego del parto. Brenda, que debía atender a las mamás y no intervenir con los bebés, arguyó que le tenía que hacer un control. Se la llevó y regresó a los minutos sin explicaciones; se la da a Yoselín para que la amamante. Después la vuelve a tomar y sale corriendo, pidiendo auxilio.
Yoselín respira profundo. Cree profundamente en Dios. Y también en la Justicia. “Yo no pienso que fue solamente ella, porque cuando pedimos que nos dieran el nombre de la enfermera que se la llevó, no me lo quisieron dar y sabían que había otros bebés fallecidos”, dice. Después lo supieron, con las noticias. Alexander la reclama y por un instante, al menos, le ahuyenta la tristeza.
