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Ciudadanos / Hospital Neonatal

Yoselín Rojas: No le saqué ni una foto a nuestra beba y se murió

La beba de Yoselín se descompensó a los 50 minutos de vida. Es la primera criatura con autopsia judicial, que indicó que el colapso se produjo por exceso de potasio.

Yoselín Rojas: No le saqué ni una foto a nuestra beba y se murió
Yoselín Rojas, mamá de uno de los bebés que murieron en el Neonatal.

“Nosotros no tenemos ni una foto de nuestra beba. En ese momento, estaba tan dormidita que no la quisimos molestar y entonces no le saqué. Y después se murió”. La que habla es Yoselín Rojas, mamá de Angeline, la víctima número cuatro del Neonatal, el caso 10 de este horror que se inició el 18 de marzo en la maternidad pública más relevante de la provincia de Córdoba.

Yoselín llegó al Neo en la mañana del lunes 6 de abril, con un embarazo de 38 semanas. Es de origen peruano, tiene una nena que va a tercer grado. Ella se dedica al servicio doméstico; y Jaime, su pareja, es albañil. Se enteraron de que iban a ser papás en octubre del 2021 y empezó a atenderse en el Benito Soria, la dirección de especialidades médicas en la zona oeste del municipio de Córdoba.

En noviembre, con 11 semanas, pagó una ecografía particular en Conci Carpinella. Luego se hizo dos más; todo normal.

A la semana 37, la derivaron al Neonatal, que es donde nacería su beba. Al mediodía del domingo 5 de junio, empezó con dolores en la espalda y en el bajo vientre. Las contracciones se fueron acelerando, hasta que en la madrugada del lunes 6 fueron en taxi hasta el hospital. En la guardia le dijeron que tenía cinco de dilatación. Le pidieron a Jaime el bolso de la bebé y Yoselín le dio la muda que había elegido para que estrenara en su primer día de vida: chaqueta blanca con rosa, capucha rosa y con un chanchito en la parte del corazón; pantalón, medias y gorro blanco, más una frazada rosa y blanco con dibujos rosados.

Pasó sola a la sala de preparto, recuerda que había otras mujeres en la misma habitación, pero que ella no habló con ninguna porque estaba con mucho dolor. “Me ponían gotas para dilatar, pero me decían que no me podían dar nada para el dolor”, relata.

Yoselín Rojas, con el afiche blanco en la mano, en una de las marchas por las muertes en el Hospital (Facundo Luque / La Voz)
Yoselín Rojas, con el afiche blanco en la mano, en una de las marchas por las muertes en el Hospital (Facundo Luque / La Voz)

A las 10 la subieron a una silla de ruedas y la llevaron a la sala de parto. No puede dar el nombre de ninguno de quienes la atendieron: nadie se presentó, nadie tenía identificación en su ambo. Sí puede describir a todos por sus rasgos físicos.

Dejaron pasar a Jaime. En esa sala estuvo 20 minutos: todo fue normal y rápido. A las 10.44, nació Angeline, con un excelente estado de salud: 3,600 kilos. Ni bien le cortaron el cordón, la beba lloró. No se la apoyaron en el pecho y no habrá día en la vida que Yoselín no lamente ese minuto piel a piel que no tuvo con su hija.

La llevaron a higienizar, a pesar, a medir. Todo este procedimiento se hizo en la misma sala de parto, en un rincón específico para esto. Se la entregaron a Jaime, ya cambiadita. “Se la veía bien, le brillaban los ojitos y ya no lloraba”, dice ella.

Pasaron los tres a la sala de recuperación. “Yo llevaba a mi bebita alzada, estaba bien”, dice Jaime. En un momento, una enfermera de pelo largo, colita arriba –Brenda Agüero, según la reconocieron después por los medios–, le pidió a Jaime la beba. Alegaba que tenía algo que cambiarle, dijeron ellos.

No vieron bien qué hizo con la beba, pero se la dio enseguida a Yoselín para que tomara la teta. Succionó, pero se la volvieron a sacar y se la dieron a Jaime. “Me cambia el pañal que tenía y yo me di cuenta de que nos miraba medio raro, no sé si con lástima o cómo, pero me acuerdo de que me pareció raro”, dice ella.

De repente, a eso de las 11.30 y sin decirles nada, la enfermera Agüero se llevó a la beba. Escuchó que alguien gritaba en el pasillo: “¿De quién es esta bebé?”. Y otra voz responde: “¡De Rojas!”

A un año de la muerte de bebés del Neonatal, Yoselin estuvo junto a las otras madres con el fiscal Raúl Garzón. (Pedro Castillo / La Voz)
A un año de la muerte de bebés del Neonatal, Yoselin estuvo junto a las otras madres con el fiscal Raúl Garzón. (Pedro Castillo / La Voz)

Enseguida volvió Agüero: afirman que no les dijo nada de la beba ni de adónde la había llevado. Se puso a acomodar una bandeja que estaba en la habitación. “Se daba vuelta para mirarme o me miraba de reojo, me parecía raro”, dice Yoselín.

A las 11.20, una neonatóloga vino a la habitación: les dijo que la beba estaba grave, que había sufrido un paro cardiorrespiratorio, que tenía su corazón a 30, que no respondía y que estaban haciendo todo para salvarla.

Jaime fue a ver a la bebé, a ella la llevaron a la habitación 117. Sola. Cuando volvió su esposo, le contó que la había visto, que estaba en incubadora, que la vio por el vidrio, que se le movía la pancita. Como a las 3 o las 4 de la tarde –no recuerda bien–, la misma médica que antes les había avisado de la descompensación les dijo que podían ir a verla a terapia. Se perdieron en los pasillos y cuando llegaron, los hicieron esperar una hora. No la volvieron a ver con vida.

Angeline sufrió bradicardia extrema, cianosis, hipotonía, apnea e hiperpotasemia. Falleció a las 16.30. Jaime vio que en la pantalla, donde antes decía 30, ahora había solamente dos rayitas. “Nos dimos cuenta de que su pancita ya no se movía”, cuenta ella. Una enfermera la empezó a desconectar y le dijo a ella que la alzara, que no pasaba nada. “Pero nadie, ninguna persona en ese momento, nos explicó la situación”, enfatiza.

Yoselín la levantó. Se dio cuenta de que su beba no tenía vida desde hacía un rato. Estaba morada. Estuvieron con ella como una hora; los dejaron solos. Cuando volvió la enfermera, Yoselín le imploró que no la desconectara. “Ya falleció su bebé”, le devolvió ella.

La autopsia médico legal detectó una lesión punzante en cara anterior de muslo derecho, mientras que la administración de la vitamina K tenía huella en el muslo izquierdo. La causa de la muerte fue “colapso posneonatal debido a hiperpotasemia”.

Yoselín y Jaime volvieron a la habitación 117 más solos que nunca. Llegaron Zara y Janet, dos hermanas de Yoselín. Sara, combativa, empezó a reclamar explicaciones. Incluso pidió hablar con la enfermera que se había llevado a la beba, pero le dijeron que su turno ya había terminado. “Sé que hay profesionales muy buenos y, como extranjera, puedo decir que el sistema de salud que hay en este país es algo que nosotros no tenemos, pero por el hecho de ser gratis no significa que sea de una forma tan poco humana. Pienso que el hecho de ser pobres no significa que seamos maltratados y rehenes del sistema”, declaró en la fiscalía Zarita Rojas, hermana de Yoselín.

Una enfermera les dijo a los padres que el caso era extraño y que debía hacerse un proceso legal, si ellos querían. Ellos respondieron que no. Pero luego vino a visitarla una amiga, Tania, y les recomendó que avanzaran con la autopsia, así que le comunicaron a la enfermera que habían cambiado de opinión.

Ergo, esa denuncia que hacen las dos médicas que caminan dos cuadras hasta la Unidad Judicial no obedecía a una decisión individual de investigar en serio la cadena de irregularidades que se sucedían desde hace cuatro meses en el Neonatal. O coincidió, quizá. Pero en este caso los papás pidieron una autopsia. Lo que sí no ocurrió es que alguien los desalentara a pedir la autopsia, como había pasado con el bebé Guardia, muerte ocurrida apenas dos semanas antes.

En la morgue judicial le devolvieron toda la ropita de Angeline. En la frazada, había una mancha de sangre grande: no preguntaron a qué se debía, nadie les explicó. Las demás prendas no tenían manchas. Lavó todo. Sin foto, esa ropita es el único recuerdo con el que se quedó de su hija.

Cronología de los casos

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Aca encontrarás los casos en orden cronológico. Año 2022.

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