Kia se suma a la tendencia de ofrecer sedanes con soluciones estéticas y funcionales diferentes. En este caso, lo más particular que tiene el K3 sedán sucede en el sector trasero, que se caracteriza por su remate en descenso tipo Fastback.

También se pueden ver en los laterales rasgos que no son tan típicos de los sedanes familiares, como los pasa ruedas negros y el mayor despeje del piso (175 mm), algo que es más típico de los SUVS (utilitarios deportivos) que los sedanes, sin dejar de mencionar sus neumáticos de 17”. El baúl es sin dudas uno de sus pilares, con una capacidad de 544 litros. En el caso del Hatch, el baúl es de 390 litros.

Más SUV que hatchback
Cuesta diferenciarlo al K3 hatchback o Cross de su variante sedán, si se los mira de frente. Sin embargo, se aprecia que adopta otra personalidad desde el parante B para atrás, donde además de no disponer del tercer cuerpo, cuenta con muchas soluciones propias de los SUVs; de allí que Kia utilice el apelativo Cross.
Mejor que la media
El K3 se caracteriza por la buena calidad de sus materiales y texturas. Uno de los diferenciales de la versión GT-Line es el volante forrado en cuero con levas de cambio detrás. También se diferencia por las butacas de cuero ecológico, mientras que en la entrada de gama son de tela. El K3 abandona los instrumentales a aguja y adopta una gran pantalla integrada con la central multimedia.

Motor sin turbo
La mecánica, en todas las versiones, es la misma: un naftero 1.6 con cuatro cilindros de 121 CV y un torque de 151 Nm que al igual que el Hyundai HB20, uno de sus rivales directos, no está alimentado por turbo. Está combinado con una caja automática con seis velocidades.
Precio: desde U$S 25.000 hasta U$S 28.500.
Te puede interesar
Prueba de manejo. Nuevo Honda Civic e-HEV: el sedán híbrido que sorprende en ruta