En un escenario global marcado por la preocupación y la incertidumbre financiera que generaron los sucesivos anuncios de subas de aranceles impuestos por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, el mercado inmobiliario argentino procura encontrar señales que permitan una toma de decisiones bien orientada.
Frente a un mundo marcado por la incertidumbre económica, la desaceleración en mercados desarrollados y tensiones económicas crecientes, el sector inmobiliario regional (incluyendo en esa definición tanto a Argentina como a Uruguay) siguen representando oportunidades estratégicas de inversión.
A pesar de un escenario global desafiante, ambos países presentan fundamentos que los convierten en una alternativa atractiva, sólida y rentable para invertir en ladrillos, lo que se mantiene como una opción interesante más allá de los cimbronazos internacionales.
En el caso argentino, si bien la tendencia actual viene atravesada por cambios económicos muy importantes que repercuten en los mercados, en la medida en que el crecimiento económico se consolide a nivel país podría aumentar la demanda de propiedades residenciales, comerciales y con fines turísticos.
En ese sentido, el retorno paulatino del crédito bancario es un atributo que Luis Signoris, gerente general de CGF (Compañía Gerenciadora Fiduciaria) afirmó que puede marcar una diferencia en el escenario actual del mercado de real estate argentino: “Estamos convencidos de que habrá mayor financiamiento por parte de los bancos para la compra de propiedades y esto es muy positivo para el mercado inmobiliario, dado que estas entidades deberán desafiarse entre sí para ofrecer nuevos y más competitivos productos lo que generará mejores condiciones para los inversores”’
Asimismo, en relación a los precios de la construcción y la proyección de recuperación en los próximos meses, la tendencia es que los compradores miran el mercado e invierten en donde observan que los costos se incrementan, pagan por anticipado y toman ganancias. Así, por ejemplo, hoy en día pagar un departamento de pozo “cash” permite obtener un descuento importante en varias plazas inmobiliarias claves del país.
Así, tanto Argentina como Uruguay (con sus matices) se posicionan como una respuesta concreta a la incertidumbre global y ofrecen alternativas viables tanto para el inversor institucional como para quienes buscan resguardar y hacer crecer sus ahorros. La inversión en real estate sigue siendo una forma segura de proteger el capital a nivel regional, en especial en momentos de economías con volatilidad.

El contexto nacional
En ese marco la estabilidad política, leyes seguras y economías estables resultan fundamentales para atraer a un inversor extranjero. Aunque el discurso del actual Gobierno nacional hace un culto de la previsibilidad, cuando se observan algunas señales contradictorias a nivel macroeconómico y en términos de la actividad aparecen razones para la cautela.
Por un lado, la reconfiguración del mercado, la desaceleración de la inflación y las expectativas de estabilidad cambiaria (ambas, no exentas de vaivenes) tienden a generar un entorno con oportunidades pero también con riesgos que podrían verse amplificados por la incertidumbre internacional si no se evalúa el contexto de forma integral. El crédito, relegado durante años en la Argentina, está viviendo un auge. En pocos meses, el volumen de préstamos pasó de representar un 4,4% del Producto Interno Bruto (PIB) a alcanzar el 7,5%, según el Informe Monetario Mensual de febrero (último disponible), elaborado por el Banco Central de la República Argentina (BCRA).
Esto se traduce en créditos más grandes, plazos más extensos y una apertura hacia financiamiento que abarca desde consumo hasta proyectos personales y productivos.
A su vez, se prevé un crecimiento del PIB cercano al 5% este año, según el Banco Mundial y, si la desocupación continúa su tendencia a la baja (pasó del 7,7% en el primer trimestre de 2024 al 6,4% en el cuarto trimestre de 2024, de acuerdo al Indec), lo que podría dar mayor seguridad a consumidores y empresas para asumir compromisos financieros de mayor plazo.
Si bien las proyecciones son alentadoras la actual volatilidad en los mercados globales exige una lectura prudente de estas expectativas.

Una de cal, una de arena
Créditos prendarios a 5 años, hipotecarios reactivados y líneas productivas con tasas competitivas reflejan una nueva visión de los bancos: existe voluntad de apostar al largo plazo. Esto es algo inédito en un país acostumbrado a operar en lapsos muy cortos, y plantea un desafío cultural. El cambio de mentalidad (tanto en las entidades como en los consumidores) dependerá en buena parte de que se sostenga la estabilidad de las condiciones macroeconómicas.
Contra la necesidad de certezas y de un marco estable, en las últimas semanas aparecieron algunas señales contradictorias.
Por un lado, los datos del Índice Construya mostraron un crecimiento mensual e interanual en el sector de la construcción, que arrastraba importantes caídas. Según ese indicador, la evolución de los volúmenes vendidos de insumos al sector privado por parte de las empresas líderes del rubro registró en abril pasado una suba del 10,44% respecto de marzo en términos desestacionalizados.
Con ese resultado se acumulan 3 meses consecutivos de recuperación en la actividad comercial vinculada a la construcción, un sector que había arrancado el año con caídas pronunciadas. Sin embargo, las empresas del rubro, cada vez más complicada, no perciben lo mismo. Entre las empresas que integran ese índice y que representan una amplia gama de productos esenciales para la obra privada (desde ladrillos cerámicos y cemento portland hasta grifería, pisos, pinturas impermeabilizantes, carpintería de aluminio, calderas y sistemas de calefacción, figuran Acerbrag, Peisa, ParexKlaukol, Cambre, y entre otras, Ferrum.
Rodolfo Viegener, dueño de la fábrica de griferías Ferrum (del Grupo FV) afirmó recientemente que su empresa se encuentra en una situación complicada en sus plantas de producción, y reveló que si bien están “esperando que la cosa resucite un poco”, atraviesan “una recesión muy grande”.
Vale recordar que durante mayo de 2024 (hace justo un año) la firma ya había suspendido a 800 operarios de la planta de Pilar (provincia de Buenos Aires) donde trabajan un total de 1.400 personas y se fabrican 3.500 artículos.
Cabe recordar que la construcción tuvo una caída del 27,4% durante 2024, por lo que empresas como FV se ven afectadas directamente por su vinculación con las viviendas, obras públicas y privadas.

El factor importaciones
Rodolfo Viegener, dueño de la fábrica de griferías Ferrum, cuestionó la importación de productos desde China.
“El importado empezó a impactar a partir del año 2000 en adelante. El producto chino es barato, quizás cuesta la mitad. Pero el costo de instalación es más caro que el producto en sí. El producto chino no tiene durabilidad ni garantía”, dijo el empresario.
De todos modos, apuntó que le parece lógico que los usuarios se vuelquen por los productos importados frente a su bajo costo y admitió que tienen complicaciones con productos muy competitivos, porque no dan los costos para bajar los precios en referencia del mercado internacional. Aun así, su firma cuenta con capacidad de competir en la calidad, por lo que hoy están enfocados en la producción de productos de alta gama.