El cierre de 2024 no sólo marcó un cambio de ciclo en el calendario de Uruguay y Argentina, sino también expectativas recreadas a partir del nuevo gobierno que se viene en el vecino país y que resulta una plaza testigo en materia inmobiliaria para la región en general y para los consumidores e inversores argentinos en particular.
La expectativa respecto a la temporada de verano 2025 es buena, en especial en las zonas balnearias que son atractivas para los argentinos, como Maldonado (Punta del Este) o las distintas alternativas de Rocha, ya que hay una paridad de precios entre Argentina y Uruguay. Así, después de muchos años, ese país volvería a ser una opción para los argentinos e incluso con opciones más convenientes respecto a otros destinos turísticos, como Brasil, por ejemplo. Punta del Este es tradicionalmente un lugar balneario y de “segunda casa”; la inversión se basa en la conservación del patrimonio y en la posibilidad de utilizar esas viviendas, principalmente durante la temporada de verano. Es decir que, al mismo tiempo que se van de vacaciones, los argentinos refugian sus ahorros en ese país y en un lugar con atractivo para veranear y con políticas económicas tradicionalmente estables y seguras, como las uruguayas.
“Si bien en Montevideo no existía esa lógica, la tendencia fue cambiando con el correr de los años y hoy esa ciudad ofrece una alternativa equivalente a una rentabilidad en dólares y con el beneficio de hacerlo a través de una propiedad. Esta opción permite resguardar capital, con la ventaja de utilizar el inmueble tanto para uso personal como para obtener una rentabilidad a través de alquileres mensuales y en moneda extranjera”, agregó Kopel.
En cuanto a los cambios de política económica que Argentina lleva adelante desde 2024 y su impacto en el mercado inmobiliario de Uruguay, la Ley de Blanqueo puede tener consecuencias interesantes en términos de inversión. “Por otra parte, está el repunte de la economía y la expectativa de los argentinos que tengan ahorros guardados, que hasta ahora no los hayan querido volcar al mercado dado que estaban esperando a ver qué pasaba, y que ante el escenario actual se animen a hacerlo.
“Ojalá que en Argentina también repunte la economía y que derrame un poco en Uruguay. Somos optimistas de que los argentinos se vuelquen al mercado uruguayo, especialmente en proyectos con alquileres que les permitan percibir una renta anual y no sólo como una forma de refugios de capital o alquileres temporales, como ocurre en Punta del Este”, evaluó el directivo.
Matices y convergencias
Según el directivo, la demanda en 2024 fue igual o incluso algo superior a la de 2023. El proceso de refugio de valor de los habitantes de los países vecinos se mantuvo prácticamente estable y además repuntó la inversión de los extranjeros, con un perfil de personas que eligen retirarse o cambiar su estilo de vida (muchas de ellas junto a sus familias) para estar más conectados con la naturaleza, la playa todo el año y a otro ritmo, pero con las ventajas de hacerlo en una ciudad en desarrollo y expansión.
Respecto a cómo impactarán los cambios que están ocurriendo en las políticas económicas de Argentina en el mercado inmobiliario de Uruguay, la expectativas es que tengan un efecto positivo en la medida en que puedan potenciar puntualmente las inversiones en inmuebles y en la industria turística, disfrutando de todo lo que ofrece la península durante la temporada de verano y cada vez más durante todo el año.
“El perfil del comprador es un 50% inversor y el otro 50% se compone de personas que se están mudando de diferentes ciudades de Uruguay y países limítrofes buscando un estilo de vida más agradable, seguro y cerca de los servicios. Si bien Punta del Este suele ser una opción muy buscada por los argentinos para vacaciones, pos pandemia muchas personas eligieron la ciudad balnearia para instalarse y vivir, mientras que otros aún apuestan a las inversiones por su aumento en la rentabilidad. Hasta principios de 2024 era entre el 4% y 4,5% de renta anual, en 2024 se incrementó entre el 5% y 5,5% debido a la mayor presión de demanda de viviendas de familias que vienen buscando mayor calidad de vida”, explicó el referente.
A eso se adiciona la renta inmobiliaria, que es la valoración que van a tener los inmuebles por su calidad, ubicación y comodidad, que se calcula será entre un 2% y 2,5% adicional anual, lo que da como resultado que el porcentaje de rentabilidad anual pueda rondar el 8% en 2025.
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