Los cafés suelen llegar acompañados de historias y anécdotas. Y si el café lo prepara Elan Aparicio, barista de Aste Café, esa historia te transporta a ciudades, paisajes y situaciones que a muchos no les alcanzaría una vida entera para experimentar o recorrer.
Él es un trotamundos: hoy por gusto, pero inicialmente impulsado por la situación política, económica y social que atraviesa Venezuela, país que lo vio nacer.
“Llegar a Argentina fue una odisea. Comencé por Colombia en 2017, inexperto en el mundo, sin saber qué me esperaba, y luego pasé por Ecuador y Perú. En ese momento no sabía cómo era la vida afuera. Me choqué de frente contra otras culturas, con la xenofobia. Todo se me puso cuesta arriba para conseguir trabajo, pese a tener talento, mucha hambre y ganas de trabajar. Se me hizo muy complicado. Pero algo me decía que tenía que aguantar y que Argentina era la meta, que ahí iba a poder crecer”, recuerda en diálogo con La Voz.
“Cuando llegué, literalmente al cuarto día de estar en Buenos Aires, se me abrieron todas las puertas de todos los negocios, que estaban como locos porque llevara mi arte a sus cafeterías”, apunta y se emociona al poder decir que su instinto estaba en lo cierto, y que el país de la celeste y blanca le brindó ese abrazo emocional que necesitaba para despegar y comenzar a escribir una nueva historia, una con un desarrollo más feliz que el que había tenido hasta ese momento.
Elan tiene actualmente más de 33 mil seguidores (solo en Instagram) y, aunque desde hace muchos años es un barista reconocido en el rubro, tuvo que, dicho en argentino, “picar piedra” hasta lograr este reconocimiento.
“Pasé por la explotación laboral”, reconoce, y continúa: “Pero esos años en los que tuve que hacer un millón de cosas me dieron una velocidad diferente, y eso me ayudó mucho cuando llegué a Argentina. Me ayudó a ingresar a buenos negocios, a crecer y a posicionarme rápidamente”.
Un artista en constante evolución
“Toda la vida he sido artista. La primera vez que me dieron la oportunidad de plasmar mi arte en el café fue en Venezuela, y lo fui perfeccionando mientras iba entrando a todas las cafeterías en las que trabajé”, reconoce.
Quizás por sentirse a gusto, por estar contenido o por algo que no puede identificar, Elan cuenta que cuando llegó a Argentina toda la creatividad que habitaba en él se unió y empezó a “sacar los diseños más locos”. Comenzó a hacer dibujos en 3D con la espuma del café, retratos, y su creatividad fue escalando hasta que una invitación lo llevó a viajar nuevamente.
“Me llamaron de Arabia Saudita”, relata. “Todo lo que yo imaginaba de una cafetería lo tenía. Cuando llegué, como tributo a mi arte y a mi trabajo, me hicieron un mural con una fotografía mía con tres brazos, un dibujo hermosísimo. Era la cafetería de mis sueños. Estuve un año trabajando allá y regresé porque quería abrir mi propio emprendimiento, el cual lancé con mi hermano en 2021. Y actualmente sigue funcionando”, apunta.
–¿Y cómo llegaste a Córdoba?
–Por el trabajo que vengo haciendo, conocí a muchas personas que están en Los Pumas. Muchos de ellos me seguían y conocían el arte que venía haciendo. Un día me escriben Santi y Juanchi (Santiago Carreras y Juan Cruz Mallía, cordobeses que juegan en Los Pumas) y me dicen: “Mirá, tenemos este proyecto lindísimo, tenemos todas las ganas de crecer como proyecto y necesitamos reunir a un buen equipo, a los mejores, como si fuese un equipo de rugby”. Cuando me contaron la idea y cómo aspiraban a crecer, me interesó un montón y dije que sí, sin pensarlo. ¡Y aquí estoy! Ya hace casi dos meses que estoy en Córdoba y la estoy pasando fabuloso. Córdoba es hermosísima.
–¿Qué esperabas de Córdoba y con qué te encontraste? ¿Se cumplieron tus expectativas?
–Si bien todo es parte de Argentina, siempre me decían que había mucha diferencia entre Buenos Aires y Córdoba. Y sí, la hay. En Córdoba tienen un ritmo distinto, pero también tienen todo lo que necesitas. Hay muchas cosas diversas, hermosas, y no tienen nada que envidiarle a la capital. Siento que me estoy adaptando a la cultura, que me encanta y que es totalmente distinta. Son más “familieros”, más queribles. Está siendo una experiencia lindísima. Estoy muy chocho y contento de haber tomado la decisión de venir para acá.
–Y en materia de café, ¿qué público es más conocedor o exigente?
–En Córdoba la cultura del café está muy avanzada. Incluso más que en Buenos Aires. Por ejemplo, la mayoría de las cafeterías en Córdoba tienen dos tolvas, dos molinos. Y la mayoría de los clientes, y esa es la diferencia que veo respecto de Buenos Aires, llegan al local y te preguntan: “¿Qué café tenés en tolva?“. Esas preguntas no te las hacen en Buenos Aires. Y eso habla mucho de la cultura cafetera del lugar y de cuán avanzada está la ciudad en materia de cafeterías.
Lejos quedó la angustia de 2017, cuando decidió abandonar su país y descubrió que la realidad que lo esperaba afuera no era mejor que la que dejaba. Pero hoy, a menos de 10 años de aquella decisión bisagra, Elan tiene su propia cafetería en Buenos Aires, es el barista estrella de Aste Café y proyecta seguir girando por el mundo con futuras franquicias de este bar.
Hoy, Elan infla el pecho y asegura que disfruta de su trabajo y de su presente. Los rostros iluminados y la sorpresa de sus clientes cuando ven su arte plasmado en una taza de café justifican cada paso dado. “Hace poco vinieron los abuelos de Juanchi al local. Dos personas que prácticamente lo han visto todo, que han vivido de todo. Y verles la cara de sorpresa cuando les hice un osito en 3D en el café... para mí lo fue todo. Sacarle una sonrisa y sorprender a alguien a esa edad es lo más reconfortante. Realmente me satisface ver ese tipo de momentos. Es lo que más me gusta”.
Para ir
Aste Café se encuentra en Ituzaingó 904, Nueva Córdoba.