Dicen que la duración promedio de un emprendimiento gastronómico es de dos años, con lo cual, si hay uno que llega a 60 de servicio, quiere decir que está más que testeado y aprobado por la comunidad a la cual pertenece.
Ese sería el caso de El Ruedo, un emblemático establecimiento de la peatonal cordobesa. Ya de regreso en la ciudad, luego de la gira estival serrana, encontramos reparo en este emblemático espacio que mira desde atrás a la Catedral.
Frente a la Plaza del Fundador, la vida desde aquí tiene otro ritmo, una cadencia musical y poética en donde la melodía va a cuenta del sonido de la vajilla que entra y sale de la cocina, y la armonía fluye de los mozos, que hablan con la gente y anotan los pedidos en la mente.
Mística
El sonido de un bar céntrico es único, realmente. Es como si el fantasma del poeta Daniel Salzano estuviera presente en cada mesa y la inspiración fluyera porque sí. Esta mística marida perfecto con el color granate de las mesas y las camisas blancas, impolutas, de los mozos.

Hay mucha gente hoy, pero el pedido sale muy rápido. De entrada pedimos Matambre arrollado con ensalada rusa ($ 11.900) y llega una porción generosa, con la carne tierna, el relleno estable y sabroso, con una ensaladilla rusa clásica bien humedecida.
Proteína y vegetales bailan su danza suave en la boca, sabores clásicos que les gustan a todos: papa, arvejas, zanahoria, texturas y recuerdos que se encuentran y confluyen en un momento exquisito, lleno de mayonesa.
Emociones
Después fuimos por la Milanesa a la Napolitana ($ 16 mil) con papas fritas ($ 5.400). Y al igual que en la experiencia anterior, aquí la nostalgia juega un papel crucial, porque es el mismo sabor que nos acompañó desde nuestras primeras salidas de la infancia.

Y si varias décadas después, ese sabor sigue generando estímulos positivos, quiere decir que la receta a lo largo de los años estuvo bien, que siempre fue, es y será un buen plan una milanesa a la napolitana (siempre y cuando las texturas y sabores sean nítidos, frescos y generosos).
La salsa de tomates sin dudas nos recuerda a los mejores momentos de nuestras vidas. Eso tienen los clásicos, vienen con un bagaje emocional bajo el brazo del que es difícil escapar.
La carta
La carta invita a volver a probar de todo: sándwiches, pizzas, pastas, ensaladas, tablas y cazuelas pequeñas para que cada uno arme la picada como le guste, con jamón, queso, aceitunas, albóndigas, salchichas, lengua a la vinagreta y mil opciones más.
Baño y postre
El baño tiene sus años también, pero estaría todo en orden si el secador de manos anduviera mejor. Secarse las manos apropiadamente es parte de una buena experiencia, y en los bares ilustres sobre todo, porque esperamos aún más de ellos.

Ahora sí, en la mesa nos espera un tótem: Flan con crema y dulce de leche ($ 4.500), con esa textura carnosa de los clásicos, aireada y acaramelada, que se funde con la crema y el dulce de leche por la temperatura en boca, una tríada difícil de igual por los pasteleros del mundo entero.
El Ruedo es un señor Resto Bar tradicional, con precios acomodados y sabores para todos, a cualquier hora del día.
El Ruedo
Calificación: muy bueno
Obispo Trejo 84, Centro.
Teléfono (0351) 422-0347
Abierto todos los días de 07 a 02.
Efectivo y tarjetas.