Nada mejor que describir la historia actual del merlot como una historia de película. Porque puede parecer insólito, pero es cierto: el destino infausto del merlot en el siglo 21 se debe a una película. Es relativamente incomprobable si es sólo por esta película, pero todo indica que sí. La película en cuestión se llamó Entre copas (Sideways), del director Alexander Payne, basada en un libro de Rex Pickett y estrenada en 2004. Una película de bajo presupuesto, sin demasiadas pretensiones, con actores de calibre pero no demasiado conocidos que sigue las incertidumbres y las desdichas de personajes cuarentones que, como una forma de escapar de la crisis de la edad, viajan por los viñedos de California y encuentran en el vino una excusa para recapitular la vida.
Entre copas recibió cinco nominaciones al Oscar y lo ganó al mejor guion adaptado, convirtiéndose en una película de culto. Y como consecuencia, desató una ola de viajeros a las bodegas de California, un desenfreno por Napa Valley y un aumento del consumo de vino que dejó eufórica a una industria que hasta ese momento no practicaba demasiado los atractivos de visitar bodegas, gozar en los restaurantes y atraer a un público ansioso por subirse a la moda burguesa del vino.
Hasta acá todo glorioso para el mundo del vino, pero hubo una víctima inesperada e injusta.
Es que en un momento de la película, Alex, el personaje interpretado por Paul Giamatti, exclama al entrar a un restaurante: “Si alguien pide merlot, me levanto y me voy. ¡No voy a tomar ningún merlot de mierda!”.
Una frase que queda flotando durante toda la película, porque además Alex expresa su pasión por el pinot noir como cepa superior. Los norteamericanos, tan sensibles a las modas, se lanzaron en busca del pinot noir y obviaron tanto al merlot que cayó su consumo de manera brutal, obligando a los bodegueros norteamericanos a retirar el merlot de las góndolas. Ya nadie quería merlot, y en lugares tan lejanos como Argentina esta cepa tan tradicional también sufrió las consecuencias.
20 años después del Oscar, entrevistado por la revista especializada Wine Spectator, el director explica que la frase era un chiste, que ama el merlot y que todo lo que ocurrió fue un malentendido.
“No podría haber imaginado de ninguna manera el impacto que esta película tuvo en la industria del vino”, dice Payne, quien aún hoy sigue recibiendo botellas de regalo de pinot noir de las bodegas, pero él prefiere festejar con merlot.
Lo cierto es que, con o sin la influencia de Entre copas, el merlot salió del espacio de prestigio que tenía y los comerciales de las bodegas suplican que no se elabore merlot porque es difícil de vender. Pero los enólogos aman el merlot.
Esta paradoja se explica porque esta cepa francesa es la base de algunos de los más prestigiosos vinos del mundo, como el Petrus, y además porque en Argentina se da de una manera excepcional.
No hay enólogo que no ame el merlot y que de una u otra forma no tenga en su bodega algún tonel con merlot para consumo personal o para blendear en alguna edición especial, como cuenta Germán Páez, enólogo de Alfa Crux.
El merlot en Argentina
Otra paradoja: aun cuando la superficie plantada con merlot disminuyó a casi la mitad, en Argentina se hacen cada vez mejores merlot. Y esto es porque hay zonas extraordinarias para esta cepa como el Valle de Uco y la Patagonia, que se ha presentado como una zona excepcional para esta cepa, ya sea en el Alto Valle o en la Comarca Andina.
¿Qué ofrece el merlot como para volver a tenerlo en cuenta? El merlot es un vino muy elegante, con buena fruta roja como mora y frambuesa, y una aromática en la que pueden destacarse la mermelada y las hojas de tomate.
Además, tiene intensidad frutal, suavidad y persistencia, todo lo necesario para volver a poner al merlot en su correcto lugar, porque, volviendo a esta historia de película, en la novela en la que se basa Entre copas, Alex en realidad ama el merlot, pero le hace recordar a su exesposa, algo que en la película no se dice y de ahí el malentendido. Algo que está en nuestras manos subsanar.
Te recomendamos algunos de los ricos merlot que se elaboran en Argentina.
- 1. Weinert merlot 2020 Mendoza

Hablar de merlot en Argentina es hablar de Bernardo Weinert, el brasileño fundador de esta bodega hacia los años ’70, gran amante del merlot y que quiso llevar a esta cepa a un estado que empardara las cosas con los vinos franceses.
Este fue el primer merlot argentino vinificado de manera moderna por el ya mítico enólogo Raúl de la Mota que dejó un legado que la bodega sigue manteniendo. Iduna, la hija de don Bernardo a cargo hoy de la bodega, sostiene que el merlot de Weinert no puede faltar entre los grandes vinos argentinos, por historia y por su presente.
Es una bandera de esta bodega que propone una larga estancia en sus enormes toneles de roble buscando elegancia y sutilezas indescriptiblemente delicadas y deliciosas. Un merlot voluptuoso, casi exacerbado de rico, que surca con distinción el paladar.
- 2. Hermandad Falasco Wines 2023 Mendoza

“Es como la estrella que nos faltaba, una cepa que cierra un poco el círculo de nuestras líneas de calidad e ilumina el camino de nuestra búsqueda por las cepas emblemáticas de Argentina”, dice Franco Falasco al presentar esta nueva joya de la línea en la que se unen los hermanos de esta tradicional familia de bodegueros.
Un merlot impactante, con un toque exótico, vehemente y picante, con presencia de hierbas y una jugosidad placentera. Se destaca por una línea de acidez y taninos finos y secos.
Con uvas del Valle de Uco, de viñedos de La Consulta y Los Árboles, es un lanzamiento que apuesta por recuperar el merlot entre las cepas prestigiosas enfocando la frescura de Valle de Uco.
- 3. Albaflor merlot 2023 Mendoza

Un merlot que es una elección adecuada para acercarse a esta cepa buscando tipicidad y buena relación precio calidad. Con viñedos en Vista Flores con uvas de dos fincas distintas, Dionisos y Última Tierra, Ricardo Núñez y su hermana Julieta llevan los vinos de Albaflor a un nivel superlativo de expresión del terroir con un enfoque francés muy preciso.
Este merlot tiene una elegancia epicúrea, con una aromática compleja y personalidad firme. Ricardo señala que la estructura de suelo de estas fincas es distinta a la media de Valle de Uco, porque son suelos muy pobres que obligan a que las raíces tengan que explorar las profundidades buscando nutrientes, y esto hace que las uvas sean más estructuradas y de pieles más gruesas.
“Después de mucha investigación pudimos lograr un equilibrio entre el manejo de finca y la bodega con vinos más redondos. La magia de estas uvas únicas es abrazada por la ayuda de la barrica, que armoniza la estructura”. Un merlot muy logrado.
- 4. Pacto merlot 2022 Mendoza

Un vino que conmueve por varias razones. Rodolfo Dhuin se crió en las entrañas de la bodega Weinert como enólogo y en su proyecto personal no podía faltar un merlot. Con un enfoque diferente pero marcando las típicas notas del merlot, se presenta oscuramente sensual, con una cierta vehemencia que gratifica y aromas sugestivos.
Un auténtico vino de autor con uvas de viñedos centenarios de Vistalba, el trabajo de Rodolfo refleja una búsqueda de autenticidad a través de un cuidado artesanal y enfocado en la pureza del cepaje.
Cálido y aromático, afrutado sin exceso, gran merlot que permite acompañar gastronómicamente grandes platos y se recomienda para pastas.
- 5. Giménez Riili Hermanos merlot 2024 Mendoza

La cuarta generación de la familia Giménez Riili hizo pie en Chacayes y fueron de los que impulsaron el extraordinario proyecto The Vines. Con esa impronta, en 2011 empezaron a elaborar sus propios vinos en la bodega que construyeron vecina a The Vines, impulsando además el enoturismo en esta zona pujante con características muy particulares.
Con el foco en la diferenciación aprovechando las particularidades del terroir, elaboran en cantidades concisas vinos que reflejan la zona. Todas las líneas de la bodega están vinculadas a la familia, recordando los orígenes humildes del abuelo, las cosechas familiares, la vida de sacrificio. La línea Hermanos presenta los varietales clásicos, elaborados en inoxidable y concreto, con barricas de tercer y cuarto uso, técnica que apunta a mostrar en su crudeza el varietal.
Federico Giménez Riili dice que el merlot es muy importante para la bodega, y aunque es difícil venderlo lo elaboran para mantener la esencia. Frutas negras, algo de pimiento, largo en boca, es una buena opción para un merlot fresco.
- 6. Oriundo Bodega Ayestarán Allard merlot 2020 Chubut

Viñedos plantados por Bernardo Weinert en la década de 1990 en el faldeo del Cerro Currumahuida, en El Hoyo, Chubut. Darío González Maldonado es el enólogo que lo acompañó desde el principio de esta aventura y ahora, en esos viñedos adquiridos por la familia Ayestarán, apuestan por continuar con el merlot.
“En Chubut se plantó en su mayoría merlot, que en esa época no se destacaba pero don Bernardo decía que esta zona era excepcional. Y terminó siendo uno de los productos notorios, y es el que más me gusta hacer porque te hace pensar en la evolución en la copa, en la barrica, y es fantástico lo que se logra. Podés estar media hora con el merlot en la copa y sentir cómo va mutando y se va transformando”, dice Darío.
Un merlot de personalidad, firme y aromático. Una compañía perfecta para platos con cordero.
- 7. Noble Reserva Bodega San Javier Traslasierra 2022 Córdoba

El merlot demuestra que es bien maleable y versátil en este rico merlot de Traslasierra, que Nicolás Jascalevich hace en San Javier, el pintoresco pueblo al borde del Cerro Champaquí.
Sutil y levemente astringente, tiene una casi indescifrable sutileza, como a hierbas raras en su aromática que probablemente sea por influencia de los montes de Traslasierra que rodean los viñedos.
Bien frutado y fluído, un paso por madera lo deja elegante y directo, es una sólida muestra de lo que se puede hacer con cepajes diferentes en una zona que está creciendo en calidad. Para muchos, este merlot es de los vinos más destacados de Traslasierra y un infaltable a la hora de probar algo auténtico.
- 8. Familia Schroeder merlot 2017 Neuquén

La Patagonia está mostrando un crecimiento sostenido en vinos de calidad y el merlot es uno de los grandes protagonistas de esta situación. Familia Schroeder fue de las pioneras en identificarse con vinos de calidad a gran escala en la zona de San Patricio del Chañar, potenciando al Alto Valle del Río Negro como una zona especial para vinos diferentes.
Y hoy basta probar vinos de la Patagonia para encontrar inmediatamente cierta particularidad caracterizada por la fluidez y la frescura que los hace diferentes. Con este merlot que pasa 18 meses en barricas nuevas de roble francés, el enólogo Leo Pupatto apostó por otorgarle elegancia y una posibilidad de una larga guarda al mejor estilo francés.
Decantar antes de tomar porque es una bomba de aromas y sabores que necesitan despertarse.

























