Mezcla de poesía y ciencia, el champán es la quintaesencia del festejo. Y a fin de año es cuando se activan las ansiedades por beber este elixir que es sinónimo de fiesta, de esperanza, de felicidad.
Brindar es un símbolo y en una botella de espumoso se resume todo lo bueno que pasó y la expectativa por lo que se viene. Son esas las cuestiones por las que hay que tener siempre una o varias botellas de champán a disposición para que nunca falte el sonido del corcho y las copas burbujeantes chocando entre sí en señal de buenos deseos.
En un año con muchas novedades en vinos, las bodegas argentinas siguen apostando a la calidad de los espumosos, sumando estilos que marquen diferencia. A los clásicos se han sumado nuevas etiquetas que representan la exploración de nuevas zonas, o de cepas que aporten distinción y elegancia.
La técnica para hacer espumosos es ardua y difícil, desde el viñedo hasta la botella, requiere mucha precisión y sabiduría para sortear los desafíos que presenta su elaboración. Por eso la ciencia del espumoso está llena de pequeños detalles que sumados dan resultados muy refinados.
No hay que ser un experto para saber apreciar un buen espumoso, pero siempre hay que elegir en función de los gustos, porque en el mundo de los espumosos los hay dulces, bien secos, rosados intensos, ámbar brillante, delicados, efervescentes, siempre con las burbujas como estrellas que cosquillean en la boca.
La variedad que ofrece el mercado nacional es bastante amplia y permite inclinarse por botellas que representen el gusto, la ocasión o la comida con que se acompaña. También son una opción siempre adecuada para regalar o para tener durante el verano para acompañar cualquier ocasión.
Una pequeña recomendación de espumosos nacionales que recorren distintas geografías y estilos brindando cada uno algo diferente.
1-Pascual Toso Alta Brut Rosé Mendoza
La primera bodega en presentar un espumoso de método champenoise en la Argentina fue Pascual Toso allá por la década de 1940. Antigua bodega de Mendoza, nuevos aires asoman desde hace un tiempo con los nuevos propietarios que diversificaron la oferta de vinos y volvieron a apostar por los espumosos de calidad, que además representan una historia importante para la bodega y la familia Llorente. El brut rosé tiene la particularidad de que tiene un 20 % de malbec, que le da un tono rosado pálido, asalmonado y más estructura en boca. Elaborado con método tradicional botella por botella, tiene dejos a pan tostado por las levaduras y es intenso con un final amplio. Elegancia y distinción en uno de los varios espumosos de esta bodega.
2-Cruzat cuvée nature
La bodega Cruzat sólo se dedica a elaborar espumosos con método tradicional, botella por botella, con un nivel de especialización refinadísimo y con mucha variedad para probar. Trabajan tanto con uvas de Luján de Cuyo como del Valle de Uco y con diferentes procesos que forman un portfolio muy amplio para elegir, desde espumoso de naranjo hasta un refinadísimo Millésime. Lorena Mullet es la enóloga encargada de toda la parafernalia creativa de Cruzat y resalta siempre la maleabilidad del espumoso: se pueden hacer muchas cosas muy distintas (hacen hasta un espumoso de malbec) y también el hecho de que va bien con cualquier momento la vida: se puede tomar solo o con comidas variadas, desde mollejas a la parrilla hasta sushi, todo va bien con espumoso. El Cuveée Nature con uvas del Valle de Uco rescata la frescura de esta zona con sus tonos cítricos y tropicales.
3-H. Schroeder extra brut Patagonia
Método charmat para este espumoso de la Patagonia. San Patricio del Chañar en Neuquén se ha posicionado como una de las zonas más interesantes en la elaboración de vinos y también de espumosos como este de Familia Schroeder que es un homenaje a Herman Heinz Teodoro Schroeder, el fundador de la bodega. Este extra brut tiene pinot noir y chardonnay por partes iguales y destaca por la aromática y un color dorado con destellos plata. Fresco y con acidez bien equilibrada, con una textura rica y compleja, es un buen exponente de lo que está ofreciendo la Patagonia.
4-Zaha Calcaire Bodega Mil Suelos
La exploración de las zonas frías, que producen vinos más ácidos, han aportado una estructura bien interesante de vinos base para hacer espumosos chispeantes y nerviosos, exaltando registros diferentes de sabor. En este caso tiene 70 % de pinot noir y el resto de chardonnay con uvas de Pareditas, una zona extrema del Valle de Uco, de suelo pedregoso con mucha presencia de caliza. Con método champenoise pasa 12 meses sobre las lías y durante el degüelle se rellena con el mismo espumoso para preservar las características del terroir. Impecablemente logrado el equilibrio salino de la base con las burbujas nerviosas que dejan una intensa sensación de frescura. Alejandro “Colo” Sejanovich y Jeff Mausbach, los socios de este emprendimiento que creció explorando diferentes zonas y viñedos con historia, basan su perfil en esa búsqueda de suelos que marquen un carácter distintivo a cada uno de sus vinos.
5-Sineres Espumante de Sierras, Córdoba
Las condiciones climáticas de las sierras de Córdoba están dando lugar a notables vinos blancos, y eso impulsó a la pareja de Agustín Sommavilla y Andrea Fissore a meterse en una aventura que tenía todos los tonos de estar a contramano de la lógica: en pleno Villa General Belgrano, ciudad cervecera, en una zona poco explorada para plantar vides y sin tener experiencia concreta en el mundo de los espumosos, aprendieron, se apasionaron, invirtieron y sacaron unas épicas primeras botellas en un pequeño galpón acondicionado en el que desde la abuelita hasta los sobrinos ayudaban. Ahora convirtieron ese galpón en una moderna bodega que se puede visitar para aprender cómo se elabora, y Tim Atkin señaló a Sineres chardonnay como el espumoso revelación de Argentina en 2023. Un premio para una historia que dice muchas cosas sobre Calamuchita y su potencial en la elaboración de vinos. Y también mucho sobre esta pareja que de la nada se convirtió en referencia de los vinos de Córdoba con sus ricos espumosos.
6-Chandon Délice rosé
El clásico de los espumosos argentinos es Chandon, una bodega que tiene una larga y emotiva historia en la elaboración exclusiva de espumosos en Argentina. El Chandon Rosé fue elegido como el mejor espumoso argentino del 2025 en una importante competencia mundial de vinos espumosos en Londres, posicionándose como un referente del gusto. Ser un clásico no significa quedarse estable, y así el año pasado presentaron un producto disruptivo como el Délice rosé que tiene una base de espumoso con una maceración con hierbas y especias que lo convierten en ideal para experimentar con coctelería o disfrutar sólo al atardecer. Ana Paula Bartolucci es la joven enóloga, la primera mujer “chef de cave” de la larga historia de Chandon, y recomienda Délice como un juego en el que se agrega hielo y después se permite ampliar la paleta gustativa con lo que más guste: hierbas, cítricos, frutas. Fresco y exótico, para la entrada está perfecto y se puede seguir hasta el brindis final.
