En la escena final de la película Batman, El caballero de la noche asciende, Alfred, el mayordomo de Bruce Wayne, se sienta en una plaza de Florencia y pide un Fernet Branca. Para conmoción de los tradicionalistas argentinos, el fernet le es servido en una delicada copita puro, negro y esbelto. ¿Fernet Branca puro? ¿Y el hielo y la Coca?
Pareciera que se sabe todo sobre el fernet, tan intensamente amado y adorado. Pero al fernet nunca se lo termina de conocer del todo. Hay una fuerza inspiradora y agraciada que lo hace un fenómeno que ni la sociología del consumo más refinada puede llegar a explicarlo completamente. El fernet pareciera renacer constantemente y destacarse con novedades, aun cuando la característica principal es que no cambia desde hace 180 años.
Las prácticas pueden ser más fuertes que las tradiciones originales, y los modos de adoptar una costumbre en el comer o en el beber se instalan con mayor intensidad que el origen mismo del producto.
La historia de Fernet Branca: de remedio a trago
Fernet Branca nació como un remedio, algo muy común hacia finales del siglo XIX. Fue presentado como digestivo y hasta mediados del siglo 20 las publicidades aún lo mostraban como una poderosa medicina capaz de curar varios contratiempos del cuerpo.
Los inmigrantes italianos que llegaron a la Argentina venían con el fernet bajo el brazo, infaltable y necesario para después de comer, a veces agregándolo al café, también tomándolo con hielo o con un chorrito de soda. La versatilidad del fernet es uno de sus atributos, aun cuando el público dicte cátedra sobre maneras de prepararlo.
¿En qué se sustenta el éxito perdurable del fernet en Argentina? Parece una pregunta sencilla, pero a la hora de responder resuenan varias cosas.
Carolina del Hoyo es gerente de marketing regional y explica varios aspectos singulares de esta bebida. Por un lado, se trata de una preparación con una receta secreta que solo tres personas en el mundo la conocen.
Nació en 1845, en Milán, y desde siempre se trató de la misma receta. Parece increíble, pero es una característica del Fernet Branca, que también es de las pocas bebidas en el mundo que aún está en manos de la misma familia.
“La tradición familiar es una de las razones fuertes de la permanencia”, dice Carolina. “Otra de las razones es que los componentes provienen de cuatro continentes: es como envasar al mundo en una misma receta”, agrega. Hongos, maderas, flores, hierbas medicinales: todo el mundo botánico está encerrado en esta bebida que produce una serie de sensaciones con sus aromas, sus sabores, su espuma.
–En mundo tan cambiante y ávido de innovaciones, ¿cómo es que Fernet Branca permanece inalterable?
–Es una empresa con dueño, familiar, con la quinta generación a cargo que preserva tradiciones y no quiere corromper el mundo del consumo masivo. La compañía y la marca principal llevan el nombre de la familia, mantener ciertas cosas es muy importante. Y esa es una de las grandes razones del éxito, en un mundo en el que todo cambia, que la rentabilidad exige cambios, pero esta compañía mantuvo su receta inalterable desde el día uno, desde hace casi 180 años. Y eso es lo que la hace tan mágica.
–¿Qué componentes tiene la fórmula secreta?
–Solo hay dos plantas de elaboración. Una en Italia y la otra en Argentina. La fórmula es la misma, solo cambia el agua. La fórmula es secreta, sabemos el 70% de la receta, conocemos los componentes, pero no proporciones ni tiempos para cumplir la mística. Solo la saben tres personas en el mundo, dos en Italia y una en Argentina. Claro que hay cosas que se pueden contar, y el consumidor merece saber porque realmente son muy únicas. Fernet Branca es natural, los ingredientes que tenemos son realmente de los cuatro continentes, son cosechados artesanalmente, no lleva ningún extracto ni ninguna esencia, llegan vírgenes. Ninguna bebida hace esto, de que llegan las raíces y se maceran en la misma planta de elaboración.
–Por los sabores que se perciben, son ingredientes raros y extraños…
–Es una receta supercompleja hecha por un boticario y nace con propiedades medicinales, digestivas y de bienestar en general. Tiene azafrán de España; mirra de Somalía; regaliz, hongo agárico, ruibarbo, aloe vera, hongos, cortezas, provenientes de cuatro continentes. Por ejemplo, el hongo agárico viene de Siberia, crece en un árbol y lo cosechan los sherpas. Argentina también aporta su ingrediente con la manzanilla, que está cultivada en campos propios.
–¿Esa riqueza de ingredientes sugiere la lealtad a la marca?
–Es como que la gente no quiere que cambie. Es un fenómeno extraño en la cultura de hoy. Hay una pregnancia y una fidelidad poco comunes. Nos dimos cuenta de que la empresa es tan tradicional que los aspectos referidos a la innovación pasan por el lado de otras bebidas. Todas las marcas cambian, pero Branca no. Uno quiere cambiar muchas cosas, pero las milanesas de la abuela o las flores de mamá uno no las quiere cambiar. Las cosas que no cambian cuando todo cambia, lo que te da cierta seguridad, cierta paz interior, que llegás a tu casa y sabés que van a estar ahí, tienen un valor muy importante. En una industria en la que te ponen algo nuevo todo el tiempo, y después la gente no saber en qué se convirtió lo que comía o tomaba. Es una cosa de ser contracultural y mantenerte fiel. Y cuando todo cambia, Branca se mantiene ahí, con su misma etiqueta, con su misma voz que te dice “único”. Lo que no cambia cuando todo cambia.
–¿Por qué a los argentinos les gusta tanto con cola y no puro, como se toma en Italia?
–No tenemos acostumbrados el paladar a eso. Por un lado, el argentino tiene un paladar bastante más dulce que el europeo. Si bien nos gusta el mate amargo, acá se toma todo con mucho más azúcar; por otro lado, si bien puede que el Branca se presente puro, la ocasión del amigo es la tendencia hacia lo burbujeante, de ser más tomable, de tomar más cantidad. Si se tomara puro, nunca sería el mismo volumen. El Fernet con Coca es la ocasión más cervecera, más chispeante, del asado, del boliche, de sacarse la sed, de compartir con otros. Hay un hábito de la digestión que acá ya no está. Por eso se impone con Coca porque hay más ocasiones de salir de fiesta, de juntarse con amigos. Además, es muy versátil. Si bien el más popular es con Coca, se puede tomar como la gente lo quiera. Como la receta es inalterable, apostamos por la innovación en tomarlo de otra manera, tomarlo con otras combinaciones, por ejemplo, con tónica queda perfecto; y en la alta coctelería tenemos el Branca Smash, que se hace con jugo de ananá, limón y menta, y el Hanky Panky, una receta histórica de 1900 que lleva gin y Carpano Rosso.
–¿Se sintieron amenazados por la explosión de nuevas bebidas en el mercado, como el gin o la cerveza artesanal?
–En realidad, venimos creciendo fuerte sin parar, y eso nos llevó a tratar de entender qué fenómenos estaban impulsando el crecimiento. Entonces vimos claramente que Branca está montado de manera natural en tendencias mundiales, como el plant based (productos a base de plantas), la tendencia de botánicos, lo artesanal. Branca naturalmente surfea esas tendencias sin necesidad de que cambie nada: es una bebida con ingredientes naturales cosechados manualmente, estamos hechos de botánicos, mantenemos el proceso original con las mismas cubas de roble. Todas las virtudes que muestran las otras bebidas Fernet Branca las tiene naturalmente y desde hace ya casi 180 años.
