Maldito Tano, el nuevo restaurante de Carlos Paz, empezó a promocionarse en redes como el lugar del chef que le cocinó a Maradona en Nápoles. Por más que no haya pruebas, visitar un espacio de cocina napolitana nunca está de más en la agenda. Es algo que genera expectativa.
Está alejado del Centro, camino a Playas de Oro. Es un barrio tranquilo y silencioso. Al ingresar, percibimos un ambiente pintoresco, tipo taberna, donde las referencias principales son el horno, objetos antiguos, banderas, cuadros y las fotos del santo de remera celeste.
Vamos al patio. Hay cena show. Teclado y voz, canciones italianas, la cantante pasea por las mesas y le guiña el ojo al chef de la casa, cuya figura es omnipresente y advierta que “yo soy así, al que le gusta se queda y al que no, se puede ir”.

Ensalada de mar
Estamos bajo una pérgola con una media sombra azul y blanca. Al final del jardín se ven plantas (ojalá sea una huerta) y una pileta. Llegamos tarde luego del teatro, y nos advierten las pastas ya no están disponibles.
No hay problema, siempre se puede volver. De entrada, ordenamos entonces un Aperol Spritz ($ 8 mil), y se acompaña con diversas brusquetas, gentilezas de la casa.
Luego empezamos por una Ensalada de mar ($34.500). El precio no se condice con la calidad del aceite de oliva empleado, pero es generosa en su presentación. Rinde para picotear entre dos personas.
Se sirve junto a un gran caracol, que es la referencia principal del plato, y un colchón de verdes. Langostinos, calamares, vieiras, almejas, pimientos asados, papas hervidas, limón, perejil, una combinación fresca que podría ganar elegancia con otro aceite.
Habría que hacer mención a los comentarios (y señas), totalmente fuera de lugar, de parte del propietario a las mujeres de la mesa, sobre el carácter afrodisíaco de los mariscos. Pero lo vamos a dejar para otra oportunidad, que seguramente será… nunca jamás.

Pizza
El horno napoletano en la entrada, decorado con el stencil de Diego, y una barra al lado, es como el sueño del pibe. Ver como se amasa y se cocina uno de los patrimonios inmateriales de la humanidad, y después comerlo ahí mismo, no sería algo de todos los días.
Lástima que, en la práctica, las condiciones de manipulación de los alimentos no sean las mejores, y tampoco la conversación con la figura central de la cocina, el chef propietario, que incluye menosprecio a diversas razas y comunidades.

En cuanto a la Pizza Margarita que ordenamos ($ 14 mil), no es flexible con pintitas del calor, sino más bien rígida y algo tostada. Son cuatro porciones y no sentimos algún gesto diferencial en materia organoléptica que la acerque a la distinción de la Unesco.
Baño y postre
Vamos al baño de la casa y está completo y equipado. Habría que corregir el timing de la luz, que se prende automáticamente, pero se apaga muy rápido.
Volvemos y está sobre la barra nuestro postre, que es elaborado por la señora de la casa (muy gentil y correcta, al igual que su hijo, durante todo el servicio).

Se trata de un Cannoli de pistacho ($14 mil), crocante y cremoso, decorado con dos cerezas en conserva y salsa de chocolate. La relación entre calidad y precio dependerá de cada uno.
El pistacho le da el toque final al sabor. Todo se sirve en una colorida vajilla que tiene mucho que ver con la personalidad del lugar, bien colorido, aunque para algunos los gestos del interlocutor principal sean más que oscuros y de mal gusto.
Maldito Tano
Calificación: regular
Las Vervenas 134, Villa Carlos Paz.
Teléfono (03541) 155-16069.
Abierto de jueves a domingo por la noche.
Cubierto $3 mil.