Antes que nada es un libro sobre la muerte. Pero Antes que nada es un libro sobre la vida. Tan entrelazadas están ambas realidades que Antes que nada es, ante todo, una deslumbrante unidad narrativa que transmite cada sensación del ciclo biológico. Y de qué ciclo.
Martín Caparrós no sólo lo hizo de nuevo, sino que lo hace con la lucidez narrativa a la que acostumbra, pero de una manera renovada, acaso más plena, más descarnada, cruda.
Antes que nada es nada menos que su historia –¿una autobiografía?– que él intenta reflejar a su estilo, con una particularidad inquietante: contar una vida que poco a poco se apaga.
Radicado definitivamente en Madrid, el autor ya expuso, a través de un texto excepcional en El País, su vida cotidiana con ELA (esclerosis lateral amiotrófica, una enfermedad degenerativa que provoca la pérdida del control muscular).
Pero en Antes que nada se explaya sobre eso con abrumadora naturalidad, intercala capítulos sobre ese padecimiento entre aquellos en los que narra desde su infancia hasta su exilio, su militancia, sus amores, sus primeros pasos en el periodismo, cómo se hizo escritor, su infancia y su relación con sus padres o las anécdotas de su juventud.
Hay pasajes que sorprenden, por el contenido y por la forma. Como el mismo autor aclara, cada una de esas historias son, al fin y al cabo, distintas vidas de distintos Caparrós, contadas por alguien que ya no es ese que narra.
Sus viajes merecen párrafo aparte: gran parte de su historia está compuesta de idas y vueltas, de huidas y de retornos. “El tiempo de un viaje está tanto más lleno (...) Viajar es una máquina de producir momentos, de producir recuerdos y que por ese vicio de no dejar que la vida se pase sin nada que anotar intenté viajar lo más posible”, escribe.
En este sentido, el mundo es la escenografía del libro. Y, a la vez, la historia del mundo en las últimas décadas. Imposible retener la cantidad de lugares por los que transcurre cada anécdota, cada tiempo construido en un espacio determinado.
Y así como su vida va de un lugar a otro, hilvanando la historia personal, de manera análoga el escritor parece haber afinado con precisión quirúrgica la utilización de cada palabra, el enlace entre cada una, el ritmo y la cadencia que llevan a leer el libro con el vértigo de la primera bajada de una montaña rusa.
Lejos de quedarse en las descripciones, Caparrós deconstruye cada suceso en sus múltiples significados, en las reflexiones que le despertaron, en lo mucho que le enseñaron y en lo poco que a veces aprendemos de eso, como si nos resistiéramos a absorber esa sabiduría de otra forma que no sea en cuentagotas y, casi siempre, tarde.
Por supuesto, él lo explica mucho mejor.
¿Este libro es un legado? ¿SU legado? Él lo explica, casi al final:
Me pregunto si ahora debería hacer un balance:
Los balances son mitos
que alguien construye
para creer que ha sido siempre
uno.

Ficha técnica
Antes que nada. Martín Caparrós. 2024, Random House (664 páginas).